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Javier Rodríguez fue condenado, pero puede recuperar la libertad

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Javier Rodríguez fue condenado, pero puede recuperar la libertad
Con los ojos vidriosos por las lágrimas, Javier Rodríguez se abrazó muy efusivamente con sus dos defensores

Lo declararon autor responsable de “homicidio calificado por el vínculo, con exceso en la legítima defensa”, y le impusieron una pena de tres años de prisión. Como se trata de un convicto primario, mañana o el viernes obtendría la “condicional”

Con los ojos vidriosos por las lágrimas, Javier Rodríguez se abrazó muy efusivamente con sus dos defensores
Con los ojos vidriosos por las lágrimas, Javier Rodríguez se abrazó muy efusivamente con sus dos defensores

Javier Gonzalo Rodríguez (34) quedó a un paso de recuperar la libertad luego de pasar casi un año y nueve meses entre rejas por haber dado muerte a su padre, el 26 de diciembre de 2014, en la localidad de James Craik.

A media tarde de ayer, en un veredicto al que se arribó por mayoría de votos, jueces y jurados populares consideraron que Rodríguez se había excedido al defenderse cuando fue atacado por René Oscar Rodríguez (54), quien portaba una escopeta, por lo que el tribunal terminó imponiéndole una pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo.

En efecto, el craikense fue declarado autor responsable de “homicidio calificado por el vínculo, con exceso en la legítima defensa”, un delito que es reprimido con prisión de seis meses a cinco años, a tenor de lo establecido por los artículos 35 y 84 del Código Penal de la Nación.

La madre de Rodríguez, junto a familiares y amigos, siguieron con tensa expectativa la audiencia definitoria
La madre de Rodríguez, junto a familiares y amigos, siguieron con tensa expectativa la audiencia definitoria

Por la mañana y una hora después del mediodía, se receptó un último testimonio y luego formularon sus alegatos el fiscal Francisco Márquez y los abogados defensores Florencia Analía Vottero y Juan Antonio Rusconi.

Luego, como paso previo a las deliberaciones, la camarista Silvia Saslavsky de Camandone (presidenta del tribunal) le concedió a Rodríguez la “última palabra” y en la ocasión el homicida señaló: “Estoy dolido. Yo no lo quise hacer… Me quise defender, me tenía que defender. Quiero pedir perdón por lo que pasó”. Y con la voz entrecortada por el llanto, concluyó: “Era mi papá y lo quería”.

Exactamente a las 13, la jueza Saslavsky dio por cerrado el debate, hizo desalojar la sala y, junto a sus pares Félix Martínez y Edith Lezama de Pereyra; el secretario Guillermo Picco y todos los jurados populares, comenzaron las deliberaciones en la misma sala de audiencias ubicada en el quinto piso de Tribunales.

El secretario Guillermo Picco fue el encargado de leer la parte resolutiva de la sentencia
El secretario Guillermo Picco fue el encargado de leer la parte resolutiva de la sentencia

El debate demandó cuatro horas y exactamente a las 17.05 se conoció el veredicto.

El fallo, leído por el secretario, fue seguido con inusitada expectativa y tensión por los familiares y amigos de Rodríguez, que ocuparon casi todos los asientos del recinto.

Entre sollozos, algunas de las mujeres que aguardaban la decisión de la Justicia recién comprendieron que Javier no iba a pasar el resto de su vida en la cárcel cuando el abogado Rusconi golpeó sus palmas (en un solitario aplauso) en señal de satisfacción por el resultado del veredicto.

Florencia Vottero se arrimó a su defendido y, hablándole al oído, le explicó qué significaba que lo hubieran condenado a tres años de prisión por un “exceso en la legítima defensa”: nada menos que una inminente libertad.

De izquierda a derecha, los jueces Edith Lezama de Pereyra, Silvia Saslavsky de Camandone y Félix Martínez
De izquierda a derecha, los jueces Edith Lezama de Pereyra, Silvia Saslavsky de Camandone y Félix Martínez

Recién entonces, el hombre que mató a su padre a golpes, utilizando para ello la misma escopeta con la que la víctima lo había amenazado de muerte, comprendió que era el final de un largo y devastador proceso judicial.

No hubo incidentes ni gritos ni exclamaciones. En medio de un respetuoso silencio, la madre, los hermanos y otros allegados a Rodríguez se abrazaron en la sala y luego en el pasillo del quinto piso.

Apenas terminó el juicio, el homicida fue nuevamente esposado por el personal del Servicio Penitenciario que lo custodiaba y lo retiró del recinto para llevarlo de nuevo a la cárcel, donde pasará las próximas 24 ó 48 horas y luego quedará en “libertad condicional”.

Frente a uno de los ascensores, EL DIARIO le preguntó a Rodríguez que sentía en esos momentos: “No voy a hablar”, alcanzó a balbucear, y sólo respondió que estaba “muy contento y muy conforme” cuando se lo interrogó sobre la labor de sus abogados defensores.

 

El debut de la joven abogada Florencia Vottaro fue promisorio. Al final dijo estar “muy feliz”
El debut de la joven abogada Florencia Vottaro fue promisorio. Al final dijo estar “muy feliz”

“Estoy muy feliz”

Distinta actitud adoptó la novel abogada Florencia Vottero: “Se hizo justicia. Estoy muy feliz porque era lo que correspondía”. Con los ojos llenos de lágrimas confesó que se sentía “muy emocionada porque este fallo es justo”.

Florencia tiene 26 años y hace menos de uno que ejerce la profesión. Más aún, este juicio marcó su debut absoluto en el fuero Penal y el de ayer fue su primer alegato. Nada menos.

En tanto, su colega y socio en la labor defensiva, Juan Rusconi, admitió sentir “una gran satisfacción” por el resultado del juicio y adelantó que “mañana mismo (por hoy) voy a estar pidiendo la libertad”.

 

Once ciudadanos integraron el jurado popular. A la hora de votar, lo hicieron sólo los ocho jurados titulares
Once ciudadanos integraron el jurado popular. A la hora de votar, lo hicieron sólo los ocho jurados titulares

Mayoría de votos

Según trascendió, cinco de los 10 miembros del jurado votaron de esa manera, otros cuatro opinaron que se había tratado de un caso de “legítima defensa” y sólo uno consideró que Rodríguez era autor de “homicidio calificado por el vínculo” y, por ende, que debía ser castigado con la única sanción que prevé la legislación para ese tipo de delito: prisión perpetua.

Cabe recordar que, al momento de decidir sobre la inocencia o culpabilidad del acusado, votaron los dos vocales que acompañaban al presidente del tribunal y ocho de los 11 ciudadanos comunes que integraron el jurado popular.

Así, quienes tuvieron que dirimir la cuestión fueron los camaristas Martínez y Lezama de Pereyra, y los jurados titulares Nahuel Eugenio Villasuso, Jorge Alberto Alfonso, Ramiro Hernán Grenat, Javier Alberto Cabrera, Claudia Ludueña, Magdalena Lucero Fernández, Stella Maris Garatti y Patricia Alejandra Bella.

En tanto, los jurados suplentes participaron de las deliberaciones, pero no votaron. Ellos son Aldo Nicoletti, Diego Martín Ferreyra y Marcela Fabiana Farías. Por cuestiones personales, no intervino en el juicio la jurado Natalia del Valle Lerda. Tampoco emitió su voto la presidenta del tribunal, quien sólo habría intervenido en caso de producirse un empate a cinco.

 

Con lágrimas en los ojos, Rodríguez abrazó efusivamente a la abogada Vottero

Una larga espera

Al día de hoy, Javier Rodríguez lleva exactamente un año, ocho meses y 23 días privado de la libertad… o lo que es lo mismo, 635 días “a la sombra”, como suele decirse.

También hoy, el abogado Juan Rusconi presentará en la Cámara del Crimen un pedido formal para que su defendido sea excarcelado a la brevedad. El trámite puede demandar 24 ó 48 horas, por lo que Rodríguez estaría recuperando la libertad mañana o a más tardar el viernes.

Ocurre que el homicida craikense es un convicto primario (la de ayer fue su primera condena y no registra antecedentes) y, además, su situación procesal se ajusta a lo establecido por la legislación vigente.

Al respecto, el artículo 13 del Código Penal de la Nación precisa que “el condenado a prisión por tres años o menos, que hubiere cumplido ocho meses de prisión, observando con regularidad los reglamentos carcelarios, podrá obtener la libertad por resolución judicial, previo informe de la dirección del establecimiento e informe de peritos que pronostique en forma individualizada y favorable su reinserción social”.

La citada norma legal alude también a una serie de condiciones que deberá cumplir el condenado, como “no cometer nuevos delitos”; “someterse a tratamiento médico, psiquiátrico o psicológico”; “adoptar oficio, arte, industria o profesión”; “abstenerse de consumir bebidas alcohólicas o utilizar sustancias estupefacientes”, y “someterse al cuidado de un patronato”, entre otras.

 

Los alegatos

Tras la recepción del último testimonio (relacionado con un hecho de “amenazas” que también se le atribuía a Rodríguez, y por el cual fue absuelto), expresaron sus conclusiones el fiscal y los defensores.

En el marco de un minucioso y enfático alegato que duró exactamente 68 minutos, Francisco Márquez sostuvo la acusación primigenia y solicitó la pena máxima.

Entre otras expresiones, el fiscal afirmó que “en una reunión (los familiares del homicida) ‘armaron’ una legítima defensa”. Asimismo, sostuvo que en el seno de la familia “había bronca vieja” y que Javier “sabía que el padre engañaba a su mamá”.

“Hubo una escalada de violencia que derivó en un acto de injusticia por mano propia”, añadió el titular del Ministerio Público y sostuvo que “a René (la víctima) lo presentaron como una mala persona porque les conviene”.

Márquez descartó de plano que se haya tratado de un caso de “legítima defensa” porque el acusado no sufrió ninguna lesión. “Si ya le había sacado el arma, ¿para qué lo golpeó y, encima, varias veces?”

Sobre el final, se dirigió a los jurados y les reclamó: “Ustedes están acá para hacer justicia; no se dejen correr con la vaina de las lágrimas”.

Posteriormente y por espacio de media hora, Florencia Vottaro y Juan Rusconi sostuvieron que el hecho era un típico caso de “legítima defensa” y, por ende, solicitaron la absolución de su defendido.

La joven letrada elaboró un breve pero efectivo alegato (el primero que pronuncia en su corta carrera profesional) y planteó serios interrogantes al jurado popular. “Ante la duda, deben favorecer al imputado”, señaló con firmeza.

A su turno, en una intervención mucho más breve, Rusconi se dirigió expresamente a los miembros del jurado: “Este hombre ha peleado por su vida; ahora va a pelear por su subsistencia. Hagan justicia”.

Por último, de manera subsidiaria y para el caso de que jueces y jurados consideraran que Rodríguez no había actuado en defensa propia, el letrado pidió que se lo declarara autor de “homicidio calificado por el vínculo, con exceso en la legítima defensa” y se le impusieran tres años de prisión, tal como finalmente ocurrió.

 

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