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Juan Domingo Perón: accidente aéreo en la zona

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Juan Domingo Perón: accidente aéreo en la zona

Chirino Peron joven3Aún faltaba un mes para aquel octubre cuyo día 17 se marcó, de manera indeleble, en la historia de los pronunciamientos populares en  nuestro país. Era un caluroso día miércoles que, según la prensa de entonces, ocultaba su cielo bajo numerosas nubes. La Oficina Meteorológica Regional informó que el registro de la temperatura máxima de esa jornada, en la capital provincial,  se dio en las horas de la tarde y alcanzó los 30,7 grados centígrados. Ese caluroso 4 de setiembre de 1945 en la ciudad de Córdoba esperaban al vicepresidente de la Nación y ministro de Guerra, Juan Domingo Perón.

Por aire   

Temprano, aún faltaban diez minutos para las nueve de la mañana, una escuadrilla militar volaba con destino a Córdoba, escoltando el avión en cual viajaba Perón quien tenía que presenciar las pruebas del nuevo planeador «Cóndor», construido en el entonces denominado Instituto Aerotécnico. Así se denominaba la Fábrica Militar de Aviones, según había sido dispuesto en octubre de 1943 por el presidente de facto, general Pedro Pablo Ramírez, mediante el Decreto 11.822.

El vicepresidente viajaba en un Douglas de transporte, piloteado por el teniente Ruzzo, y acompañado por varias personas, entre ellas el comodoro De la Colina y militares chilenos, peruanos y ecuatorianos.

El viaje se desarrollaba con normalidad y la formación, conformada por el Douglas escoltado por tres aviones caza, avanzaba sin problema alguno. Pero cuando alcanzaron la zona situada entre Leones y San Marcos se produjo el accidente. El diario La Voz del Interior del 5 de septiembre lo describe diciendo que cuando los aviones se encontraban «sobre la línea férrea del Central Argentino y a un costado del camino nacional, gente de campo que observaba el paso de las máquinas advirtió que el avión militar Curtis Hauk, piloteado por el alférez Abel Rubén  Bertollo, de 25 años de edad, volaba muy próximo al Douglas. Posteriormente esta corresponsalía supo que ello era debido a que la niebla que cubría en esos momentos el firmamento, dificultaba la visual del piloto; así también se supo que el conductor del Douglas ordenó al subteniente Bertollo que no se acercara tanto. Al pretender este último alejarse y al realizar la maniobra correspondiente, lo hizo  con tan mala fortuna que la cola de su aparato rozó la hélice de uno de los motores del Douglas, colocado en las alas». Ese accidente hizo que el avión Curtis Hauk, con averías en su cola, cayera a tierra sin poder disminuir en algo su velocidad, estrellándose sobre el pavimento de la ruta 9. Quienes fueron testigos del suceso, rápidamente, llegaron hasta los restos del aparato que quedó totalmente destrozado a tal punto que fue difícil de ubicar los restos del malogrado piloto, esparcido en un radio de cuarenta metros del lugar de impacto.

Otro avión

El aparato en que viajaba Perón no cayó, pero el roce hizo que uno de sus motores dejara de funcionar lo que obligó a que aterrizara «en una chacra a cinco kilómetros» del lugar donde cayó el otro avión. Rápidamente los ocupantes del Douglas, con Perón a la cabeza, se dirigieron al lugar del siniestro. Constatado el trágico resultado, el vicepresidente dispuso que los restos del piloto fueran trasladados a la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María. Apenas difundida la noticia del accidente, empezaron a llegar funcionarios públicos, militares y policías de  Bell Ville, Villa María y poblaciones  adyacentes, asimismo numeroso público que rodeó los restos del avión y de su piloto. Entre tanto en el establecimiento fabril de nuestra ciudad se levantó la capilla ardiente para el velatorio del militar.

Comunicada la novedad a la Escuela Militar de Aviación, también se solicitó que, desde Buenos Aires, se mandara otro aparato para que Juan Domingo Perón y la comitiva que lo acompañaba pudiera continuar el viaje. Poco tiempo después, alrededor de las 10.30, llegó un avión Junkers que trasladó al vicepresidente y acompañantes hasta la ciudad de Córdoba donde llegaron a las 14.20 horas.

Ese mismo día otro avión militar tuvo un accidente en Villa María. Acerca de las 17.30 horas, procedentes de Marcos Juárez arribó, al campo del Aero Club. Este aparato proveniente de la zona del accidente antes mencionado era un avión Foke-Wulf de dos motores que al descender en Villa María le falló el mecanismo del tren de aterrizaje por lo cual se posó deslizándose con su fuselaje en contacto directo con el terreno hasta que terminó capotando y destrozándose completamente su parte delantera. En ese avión viajaban el mayor Pozo junto al teniente Moreno, dos hombres que cumplían funciones en la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos.

 Discursos políticos

En tanto en el Instituto de Córdoba, Perón fue recibido, entre otros, por el vicecomodoro San Martín, director del establecimiento, y el director del Colegio Militar de Aviación, comodoro Martín R. Cairó y el interventor federal Dr. Hugo A. Oderigo. Luego de algunas actividades, las autoridades junto al personal militar y los obreros participaron de un «almuerzo criollo» en honor del coronel Perón.

A la hora de los discursos hablaron el vicecomodoro San Martín, el brigadier De la Colina y el propio Perón. Los discursos tuvieron un claro tinte político. Por ejemplo, San Martín señaló que «…no debían los trabajadores del instituto dejarse arrebatar lo que han conseguido en buena ley» que debían «cerrar los oídos a las voces de sirena y decidirse sólo a dar apoyo, a los que puedan formar una verdadera democracia…» en clara alusión a Perón.

En el caso de De la Colina se refirió al vicepresidente como «nuestro conductor el coronel Perón» que «quiere una patria grande y próspera».

En tanto el propio Perón cerró la lista de oradores que centró su discurso en el concepto de patria.

No lo sabía pero estaba a poco más de un mes de ser figura central en un acontecimiento popular sin antecedente en nuestra historia.

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