El relato conmovedor de lo que vivió una joven pareja de abogados del foro local, a quienes el viaje de placer se les convirtió en una auténtica pesadilla
Desde París, Francia
Escribe Gonzalo Villalba
Especial para EL DIARIO
El martes 10 llegamos con mi esposa Iris Rossi a París procedentes de Barcelona.
Estamos alojados en un hotel en la zona de la Opera (es una de las zonas céntricas y más concurridas de esta capital), precisamente es en el Distrito 9 de la ciudad.
Tanto Iris como yo somos abogados y litigamos en Villa María y el motivo de nuestro viaje es simplemente el turismo.
En primer lugar, quiero contarles que como fanático del fútbol que soy, estuvimos muy cerca de ir al partido que se jugo el fatídico viernes entre Francia y Alemania, en el Stade de France, donde ocurrieron algunas de las explosiones. Tan es así, que desde Villa María tratamos de adquirir las entradas y la página del evento no nos lo permitió, por lo que el mismo viernes por la mañana verifiqué, vía Internet, que todavía había entradas disponibles. Pero por la tarde, en razón de que la temperatura era bastante baja y estábamos un poco cansados, mi esposa insistió en que no fuéramos.
A raíz de ello desistimos y alrededor de las 9.30 de la noche (horario Francia) llegamos al hotel para bañarnos. La idea era dirigirnos luego hacia la zona de bares para comer y tomar algo, ya que en la ciudad había mucho movimiento de gente. En momentos en que me estaba bañando, empecé a recibir mensajes de mi familia y amigos por lo que había pasado.
Desde el hotel no escuchamos las explosiones, quizás porque la pieza del hotel da a la calle y había mucho ruido por la circulación de vehículos. Además, estábamos con la tele encendida viendo precisamente el partido entre Francia y Alemania.
En los primeros instantes, no tomamos conciencia de la magnitud de los hechos. Pero pasamos a mirar los noticieros de las distintas cadenas francesas y en muy pocos minutos comprendimos la gravedad de la situación.
El Teatro Bataclan se encuentra en el Distrito 10 de la ciudad, a unas 25 cuadras del hotel en el cual nos hospedamos. Por la ventana del hotel comenzamos a ver las corridas de la gente en distintas direcciones, el paso de ambulancias, policías…
Fue poco tiempo, porque las autoridades locales nos hicieron cerrar las ventanas dado que -suponían- podía haber nuevos atentados, sumados a la toma de rehenes que se estaba produciendo.
Recibíamos muchos llamados y mensajes de familiares preocupados por la situación.
La angustia
La angustia era terrible, por la incertidumbre. Nos queríamos volver con urgencia y de la manera que fuera a Villa María.
Pensamos en dirigirnos al aeropuerto y emprender el regreso anticipado. Otra opcion era alquilar un vehículo y viajar por tierra hacia España, donde residen los amigos villamarienses Estefanía Zuin y Pablo Pereyra. Pero eso no era posible, ya que las fronteras pasaron a estar cerradas y todavía se encuentran cerradas.
El miedo
Durante esas primeras horas nos invadió el miedo. Se escuchaban tiroteos y explosiones de armas de fuego que provenían desde el lugar de la toma de rehenes.
Cualquier ruido en el hotel nos asustaba.
En este momento del sábado, cuando escribimos estas líneas para ustedes y a través de ustedes para toda nuestra gente y para toda Villa María, estamos encerrados en el hotel, ya que rige el estado de emergencia y piden a la gente no circular por las calles.
Aparentemente, se comenta que habría terroristas que escaparon y los estan buscando. Nosotros tenemos pasajes para mañana domingo (hoy), con destino a Venecia, Italia. Pero, como les dije, por ahora las fronteras están cerradas en toda Francia, así que no sabemos ciertamente si podremos irnos.
La desolación
Ahora son casi las 11 de la mañana y tras espiar por la ventana del hotel sólo se ve mucha desolación. No hay nadie en la calle, los comercios están todos con las persianas bajas.
Más tarde tal vez intentemos salir por la zona para constatar lo que se ve.
Les adjunto un par de fotografias tomadas el viernes, minutos antes de los ataques.
Un gran abrazo a todos a través de EL DIARIO.
