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La experiencia de curas que no se encierran en sus templos

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La experiencia de curas que no se encierran en sus templos

Se llevó a cabo ayer en el Centro Cultural, una charla con Mariano Oberlin, Raúl Frega, José Miguel Marengo y Gustavo Gatto. Son cuatro sacerdotes que hablaron sobre sus experiencias en el trabajo contra las adicciones y la explotación de personas

Uno lucha por darle un sentido a la vida de jóvenes que se evaden en el mundo de las drogas; otro, para que la sociedad no excluya a los privados de libertad; un tercero pone sus esperanzas en la juventud y el cuarto, no duda en cuestionar la hipocresía de una comunidad adulta que se queja por las adicciones de los jóvenes, pero que en las fiestas de promoción venden alcohol. Ese es el perfil de los cuatro sacerdotes que disertaron ayer en el Centro Cultural Leonardo Favio, en una actividad organizada por la Pastoral Social de Villa María y la Municipalidad.

 

Razón para vivir

El padre Mariano Oberlin, quien desarrolla una amplia labor social y pastoral en el barrio Müller de Córdoba capital, dijo que la forma en que los jóvenes se recuperan de las adicciones es “encontrando un motivo lindo para vivir. Hay una frase del libro ‘El hombre en busca de sentido’que dice que el que tiene un para qué, encuentra el cómo”.

“Por supuesto que se hace difícil cuando todo es un no, cuando por la forma en que te vestís no te dan trabajo o por portación de rostro, terminás detenido”, dijo.

Asegura que el trabajo de la Secretaría de lucha contra la droga y el narcotráfico(Sedronar) en el barrio donde él trabaja ha sido muy positivo. Pero entiende que no siempre el Estado está presente.“Llega con la Policía, que es mucho más caro que estar presente cuando se lo necesita. No llegan con la ayuda a tiempo”, planteó.

Contra “el doble discurso”

El padre Raúl Frega estuvo hasta hace unos meses como párroco de Ucacha. Dos hechos lo pintan de cuerpo entero: uno, cuando difundió una carta cuestionando a los padres de estudiantes que organizaron una fiesta de promoción ofreciendo alcohol. “La verdad, que sentí que si no lo decía, era cómplice”, dijo el sacerdote que después de eso, hasta tuvo que tener custodia policial.

El segundo hecho, se dió al llevar la bendición a los campos. El no quiere quedarse en la tranquera, sino ver cómo viven los trabajadores rurales. “Muchos no nos llamaron más, porque no quieren que conozcamos situaciones de explotación”, agregó. El padre trabaja activamente, ahora desde Río Cuarto, contra la trata de personas, ya sea con fines de explotación sexual o laboral. Reconoció en ese terreno la labor de Alicia Peressutti como impulsora del trabajo de sensibilización.

 

Jóvenes, el presente

Gustavo Gatto, sacerdote de James Craik (hasta agosto, porque viajará a Roma a capacitarse), habló del trabajo que realiza “en equipo”, con los jóvenes “de los grupos juveniles organizados en la Diócesis; con los de las residencias estudiantiles de Cáritas construyen sus proyectos de vida a través del estudio y con los que tienen destrozados sus proyectos de vida, donde están los adictos”. “Frente a eso, tenemos que estar, ver y conmovernos. No juzgar, comprometernos”, concluyó.

 

El fracaso del sistema

José Miguel Marengo, de la Pastoral Penitenciaria, habló del sistema que está llevando gente a la cárcel “lo que representa que la sociedad busca arreglar los males encerrándolos”.

“Muchas veces, el privado de libertad tiene como enemigo a la sociedad, que pide más cárcel, más policía, bajar la edad de imputabilidad. Muchos le quitan oportunidades a los liberados por lo que fueron y no piensan en lo que pueden ser”, concluyó.

 

Para hoy, un teólogo jesuita

La Pastoral Social programó para hoy, a las 19.30, en el Centro Cultural Leonardo Favio una charla con el teólogo Juan Carlos Scannone.

El jesuita vendrá especialmente a Villa María a presentar el libro “La Teología del Pueblo, raíces teológicas del Papa Francisco”.

La charla, al igual que la de ayer, está enmarcada en las jornadas denominadas “Cultura del encuentro y Territorio”.

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