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«La historia argentina se podría ilustrar con portadas de revistas»

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«La historia argentina se podría ilustrar con portadas de revistas»
“En el libro está la intención de revalorizar el arte gráfico por sus aportes plásticos y artísticos puros”, comentó José María Gutiérrez

Acaba de publicar el libro “De tapas”, donde plasma una retrospectiva de un siglo por las cubiertas de la historieta y el humor gráfico de nuestro país

“En el libro está la intención de revalorizar el arte gráfico por sus aportes plásticos y artísticos puros”, comentó José María Gutiérrez
“En el libro está la intención de revalorizar el arte gráfico por sus aportes plásticos y artísticos puros”, comentó José María Gutiérrez

No es frecuente que un entrevistado de Buenos Aires se acuerde de un periodista del interior. Mucho menos que un año después le pida la dirección postal para enviarle un libro.

Pero si, además, dicho entrevistado es una autoridad en su campo investigativo y su trabajo transcurre en un organismo tan prestigioso como la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, entonces el gesto se amplifica hasta alcanzar una dimensión cuasi extraterrestre. Y bien, el “marciano en cuestión” existe. Se llama José María Gutiérrez y es el coordinador de un fabuloso proyecto editorial que acaba de ver la luz. Allí, a través de las portadas de “Patoruzú” y “Rico Tipo”, “Fierro” y “Humor”, “Afanancio” y “Capicúa”, “Hortensia” y “Tit Bits”, “Intervalo” y “D’artagnan”, “El Tony” y “Skorpio” (y decenas de otras) José María cuenta no sólo la historia del cómic argentino a través de los acontecimientos nacionales sino también (y sobre todo) a la inversa. O para decirlo con la poesía del propio autor, la historia se cuenta “a través del quiosco de revistas como galería de arte”.

 

Genealogía de las portadas

Entonces, ¿cómo nace “De tapas”?
-Nace de una exposición que hice en la Sala Borges durante las jornadas del Bicentenario y que estaba dirigida a los bibliotecarios. Como el objetivo de la muestra era ilustrar los grandes cambios que se habían producido tanto en el humor como en la historieta argentina durante la década del 70, utilicé una gran cantidad de portadas de revistas. Y ahí me di cuenta de la enorme potencia que aún tenían. Digamos que habilitaban a la distancia una relectura que las cargaba de significados, tal vez impensados para los editores, autores y lectores de la época.

¿Te apoyaste en trabajos preexistentes?
-La genealogía de las portadas no había sido abordada hasta el momento en nuestro país o al menos no di con ninguna monografía. Así que la fui improvisando a partir de la revisión de las publicaciones existentes en la Hemeroteca de la BN. Mi libro es apenas un aporte en donde aparecen las estrategias para vincular producto y lector.

¿Las cubiertas de historietas son un modo de hacer historia?
-Digamos que la historia argentina podría ilustrarse perfectamente con esas portadas. Y ello se debe no sólo al contenido de sus ilustraciones sino también a las decisiones estilísticas y conceptuales en el diseño, que también conforman un dato histórico.

¿Pensás que el cómic argentino tiene valor artístico en sí?
-Absolutamente. Y en el libro está la intención de revalorizar el arte gráfico por sus aportes plásticos y artísticos puros; borrando los compartimentos que intentan dividir formalmente el arte popular del “arte de galería”. De este último hay permanentes “asaltos” a la historieta, como los casos de Seguí, Berni, Benedit.

Digamos que esos pintores supieron ver “el quiosco de revistas como galería de arte”.
-¡Claro! Pero paradójicamente en las últimas décadas las cosas se han invertido. Hoy, las muestras se han convertido en un ámbito más en la publicación para los artistas de la historieta. La crisis de las publicaciones periódicas en soporte papel son uno de los factores de esos traspasos y también uno de los motivos por los que esta muestra busca una urgente reflexión sobre esa crisis.

¿Por qué perdió popularidad la historieta?
-Porque las formas de lectura de lo gráfico no han sido remplazadas por los dispositivos digitales actuales. Simplemente no hay lectura y la pérdida es, por tanto, irreversible. Al hablar de historieta, no hablamos sólo de 100 años de cómic sino de cientos de años de «escritura», la misma que se dio en casi todas las culturas del planeta. Y ambas crisis son la misma.

Iván Wielikosielek


P16-f2 tapaSobre la historieta más larga del mundo

José María Gutiérrez estuvo en Villa María en noviembre del año pasado con el contingente de “La historieta más larga del mundo”; un proyecto nacional que recorre el país pintando con la gente de cada lugar viñetas gigantes (de 1,5 metro x 2,5 metros) de las tiras más representativas de nuestro cómic.

Por ese entonces, el contingente había pintado más de 150 metros de personajes y con esa fabulosa “banda animada” habían rodeado la Medioteca. José María había venido en calidad de conferencista para escuelas y público en general.

Su libro “La historieta salvaje” (coescrito con Judith Gociol) daba cuenta de la evolución del primitivo cómic argentino (desde 1907 a 1929) y fue el eje de sus charlas. Este cronista entrevistó al investigador porteño para el Suplemento de Cultura, que apareció el domingo 16 de noviembre.

La foto que ilustró dicho artículo es la que aquí se reproduce arriba, con el fondo de aquella “tira” de una cuadra y media de largo.

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