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Las mujeres católicas también abortan y «no sienten culpa»

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Las mujeres católicas también abortan y «no sienten culpa»
María Teresa Bosio se mostró optimista por el debate que comenzó ayer en Diputados

Un estudio recopiló los relatos de aquellas que tomaron esa decisión

La referente de Católicas por el Derecho a Decidir contó detalles de la investigación que realizaron en la provincia. “Hay mucha hipocresía en los sectores de la jerarquía religiosa”, manifestó

En Argentina, al año se realizan 500 mil abortos clandestinos y, según un estudio, en Córdoba también acceden a esa práctica mujeres católicas y “no sienten culpa” por hacerlo.

Así lo aseguró María Teresa Bosio, referente de la agrupación Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), desde donde se promovió esa investigación conjunta con el Conicet.

“Cuando ven que un embarazo no está construido en el marco de sus posibilidades económicas, simbólicas y psicológicas lo interrumpen y no sienten culpa”, explicó la militante por el derecho al aborto seguro, que disertó el lunes en la Universidad Nacional de Villa María junto a la diputada Gabriela Estévez.

En diálogo con EL DIARIO, María Teresa aseguró que “hay mucha hipocresía en los sectores de la jerarquía religiosa, porque las mujeres católicas toman anticonceptivos, se embarazan y cuando no están de acuerdo también lo interrumpen”.

La investigación consistió en reunir sus relatos y experiencias para volcarlos, por un lado, en un texto de investigación y por otro en una serie de videos donde actrices se ponen en la piel de las verdaderas protagonistas de la historia que se han practicado un aborto, manteniendo el anonimato.

“Toman la libertad de conciencia, porque tenemos autonomía moral para decidir sobre nuestros cuerpos y la maternidad es una decisión complicada cuando una mujer no está convencida de llevar adelante un embarazo”, reflexionó la referente de CDD.

Desde esa ONG realizan una tarea “sistemática y de largo tiempo” que parte del hecho de “disentir de los valores morales y religiosos hegemónico que impone la jerarquía religiosa”.

“Las mujeres siempre fuimos subordinados a un modelo heteronormativo y patriarcal donde la maternidad era nuestro único destino”, señaló.

Sobre el debate que comenzó ayer en las distintas comisiones de diputados, contó que “estamos con mucho optimismo”.

“Muchos diputados dieron su apoyo, casi el 40% están convencidos”, indicó.

 

Historias de vida

El trabajo se denomina «Mujeres católicas y aborto: identidades religiosas y experiencia del aborto en trayectorias biográficas», y lo impulsó el área de investigación de CDD, junto con un equipo de becarios de Conicet.

Parte de esa investigación, que reúne entrevistas a mujeres católicas que abortaron, fue publicado cinco días atrás por la agencia Télam.

«Yo no me sentí juzgada por Dios, me sentí más juzgada por los hombres que por Dios (Belén, 33 años).

Ante una posición cerrada y adversa de la Iglesia Católica, las mujeres luego de realizar la interrupción del embarazo, buscan otras formas de acercamiento a Dios y a su espiritualidad.

Buscan una imagen de un Dios que protege, que acompaña, que entiende”, dice parte de ese informe.

Las declaraciones son contundentes y argumentan con Dios su postura sobre el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo: “Yo hoy siento que siempre Dios está a mi lado, está siempre ayudándome en todo. Hasta en esta lucha por la despenalización del aborto… porque Dios no va a querer que vengan niños al mundo a sufrir (Susana, 46 años)”.

La licenciada en Trabajo Social de la organización CDD, María Marcela Frencia, que firma lo publicado en Télam, reflexiona que “la maternidad tiene que ser una decisión y no la acepción del determinismo biológico. El aborto existe, las mujeres católicas y las no católicas lo practican. Eso no está en discusión”.

“Lo que se pone en discusión ahora es el rol del Estado. ¿No debería ser el Estado responsable de garantizar las condiciones de salud óptimas para que las mujeres decidan? Y si deciden abortar ¿no debería ser el Estado el responsable de garantiza las condiciones para que todas -sin distinción de religión o condición socio-económica- puedan acceder a prácticas seguras sin poner en riesgo su salud y su vida?”, cuestiona la profesional.

“Las mujeres no piden permiso para tomar esta decisión. El Estado no debería mirar para otro lado. No debería dejar que decisiones como éstas pongan en riesgo a las mujeres.

La religiosidad del pueblo, el catolicismo en sí, no es un obstáculo para que el aborto sea legal y las mujeres accedan efectivamente a este derecho. El verdadero obstáculo es el impacto que aún tiene las posición de la jerarquía eclesial en la política argentina y ese es otro cantar”, finaliza el texto recientemente publicado.

 

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