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Letras en la web: Los escritores 2.0

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Desde ya hace mucho tiempo, y gracias a la masividad que ofrecen las redes sociales, muchos son los narradores y poetas que deciden compartir sus trabajos en las redes sociales. “La vara no siempre es el ‘me gusta’ ”, dicen algunos

Escribe: Daniel Rodríguez

Desde un teléfono, desde la computadora, desde cualquier lugar en donde la inspiración los tome y ellos puedan compartir con sus “seguidores” (término web) sus impresiones o visiones del mundo ellos aprovechan para llenar nuestro inicio repleto de quejas, malas noticias o fotografías para dejarnos un mojón de arte y reflexión. Un respiro necesario. La mayoría de éstos  aún no han publicado un libro en papel pero ya son varios los textos que han dado a conocer en la web y que han sido compartidos hasta de manera masiva. ¿Existe manera de comparar la llegada? No. Evidentemente. A veces una tirada de libros de manera gráfica podría ser menor a la cantidad de lecturas que podrían obtener -sin hablar de la cuestión presupuestaria-.

Con la creación de Facebook, Twitter y demás redes,  muchos pudieron entonces generar un contacto por dinero con los lectores. La cuestión monetaria ya no entraría en juego (a nivel ganancias) pero la velocidad para llegar a los ojos del otro es mucho más rápida y eficaz; además de poder conseguir un feedback o un contacto directo con los lectores. “Nunca te van a llamar para felicitarte por un texto que escribiste”, dijo alguna vez Alejandro Dolina, ahora parece que por lo menos pueden dejarte un comentario.

 

Mauro Guzmán, un joven estudiante del profesorado de Lengua y Literatura, el 2 de enero – cuando el año comenzaba – compartía en su muro la siguiente canción titulada “Advertencia”:

Doble su corazón /y métalo en un sobre /o bajo un álamo/para que no se insole

No vaya a ser /que una mujer/ se meta al sobre/ y se lo manche /con su nombre

Si usted quiere ser /el hombre/de limpio corazón

Mauro posee bastante presencia en diferentes eventos culturales de la ciudad y con frecuencia sube sus trabajos, comparte links o recomienda a otros autores a través de su red social. Poesía, narrativa y hasta “canciones imaginarias” son las que uno puede encontrar a la hora de conectarlo por Facebook.

 

Hernán Cuello, alias “Ninio de Piedra” compartía esta semana un recuerdo del año 2016 en donde publicaba una poesía que abre la puerta a diferentes sensaciones:

Pedro pregunta / ¿De qué color es el viento? / ¿Por qué la noche se llama noche? / ¿Dónde va la luna cuando no la encuentro?  / ! Dios mío! / Me digo horrorizado / He creado un poeta.

Con preguntas existenciales, con apelaciones a sus seguidores y también con opiniones y valoraciones personales, Hernán, expone en la red diferentes sentires y enlaces que no son menos que curiosos para todos aquellos que se interesen por permanecer un rato frente a cualquier pantalla.

 

Leandro Nani, desde Villa Nueva, es un joven escritor y estudiante de comunicación social. Mientras trabaja en radio, comparte diversas reflexiones y relatos más bien extensos en su red social. En algunos de ellos, con un dejo de frisio o aguafuerte (una modalidad utilizada por Roberto Arlt para pintar la cotidianeidad), suele narrar diferentes cuestiones que viven bajo su óptica como, por ejemplo:

Me llama la atención la intimidad y el desconocimiento que tenemos las personas que esperamos el colectivo en la misma parada. La intimidad de conocerle a la otra persona la cara de dormida, la rebeldía de sus cabellos, su aliento mañanero a dentífrico de menta o a veces no tan agradable, sus perfumes. El desconocimiento de sus nombres, de sus preocupaciones y alegrías, de sus respectivas familias, entre otras tantas cosas. […] No niego que a veces quisiera hablarle a algunas de esas personas, después de todo compartimos un fragmento de nuestro día a día, pero mejor no, prefiero que sigan las cosas así, en ese perfecto equilibrio entre conocer y no saber casi nada.

 

El joven Franco Gerarduzzi reflejó en su cuenta personal de Facebook no hace mucho tiempo un texto con el número cinco (5) cómo título. Aquí un fragmento:

 

Supe, cuando sonó el teléfono, que eras vos. Supe que estabas sola y que me llamabas desde la cama. Debió haber sido de madrugada, porque sentí al viento precipitarse sobre el murmullo de esta ciudad triste. Supe que tus manos confusas quisieron detener la llamada. Las pude ver, nerviosas, intentando enhebrar un discurso absurdo. Tus dedos -con sus gestos caóticos- se sostuvieron de las orillas de la espera. Supe que me leerías algunos de los poemas con los que te recubrís el rostro cuando tus ojos tienen frío. Pude ver cada una de las palabras recorriendo, adormecidas, mis cuadernos. Mirá sus espaldas delicadas sobre la luz de la página minada de tiempo. Mirá cómo les tiemblan los hombros, cómo se tocan el pelo y cómo se muerden los labios […]

 

El texto es mucho más extenso y de una gran maestría creadora, es necesario y menester poder leerlo completo y deleitarse con él (por esa cuestión elegimos un fragmento que viene a ser una puerta de entrada maestra para seguir su mágico trabajo).

 

“Arreglá este silencio” es el nombre de un poema compartido por Camila Urenda en su Facebook personal, el que dice de manera contundente:

Ese vacío que/ sentís cuando/ respirás

Soy yo olvidándome/de cada pequeña cosa/ que nos hacía reír/ al despertar.

Cami, como dice el nombre de su cuenta, hace tiempo ya comparte sus letras y ha publicado mediante diversas plataformas: en papel, por la web y también a través de las redes. Desde hace ya un tiempo, a pesar de su juventud, irrumpió en el mundo de las letras y cada una de sus publicaciones abren las puertas a un mundo dónde el “yo poético” se destaca y generan identificación inmediata. El indefinible sabor de la obra atravesándolo todo.

 

Muchísimos más son los que se destacan y aparecen a cada momento en nuestro panorama literario 2.0; por esa razón esta enumeración es corta y tiene promesa de extenderse en una próxima entrega. La propuesta está armada, ahora solo resta, querido lector, poner el cursor sobre la lupa de búsqueda y comenzar a descender con el scroll (Sí. La ruedita del mouse).

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