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Lo resolvió en una ráfaga

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Lo resolvió en una ráfaga
Solís y Porta encierran a Coria. Unión Central anotó dos goles en seis minutos y logró su primer triunfo en el Apertura

LIGA VILLAMARIENSE – Apertura – 2da. fecha – Zona B

Con goles de Guilhen y Geremía, en el cierre del primer tiempo, Unión Central se recuperó del traspié del debut y le ganó por 2-0 a Atlético Ticino en barrio Mariano Moreno

Escribe Juan Pablo Morre

En una tarde donde el viento era el atenuante a tener en cuenta, Unión Central resultó ser un torbellino de contundencia y en un lapso de seis minutos al cierre del primer tiempo anotó dos goles y resolvió un pleito que, previo al primer gol, lo tenía complicado.

Para esto, fue determinante “el remedio” que llegó desde el banco, ante el diagnóstico acertado que realizó Marcelo Zucotti por lo que acontecía en el juego; es decir, reforzó los laterales, retrocedió a Medel y centralizó a Olmedo; todas estas variantes parecía ser una señal de debilidad ante la leve superioridad que tenía la visita en el trámite, pero resultó ser una solución productiva y que cambió el rumbo del partido.

Hasta entonces, en la primera media hora, Atlético Ticino causaba una mejor impresión con Cristian Fernández y Emanuel Coria sin posición fija y generando  superioridad numérica por las bandas; esto le provocó inconvenientes al fondo local, obligando a ciertas intervenciones -sin peligrosidad- a Dante Alaniz, o una definición cruzada de Marrelli, que resultó ser la acción más clara hasta entonces.

De todos modos, sobre la media hora, llegó la lectura desde el banco, algunas correcciones y, a los 34’, la apertura en el marcador porque hubo un robo en la salida de la visita y Olmedo -en una posición de enganche- aceleró con un pase profundo a un activo Joel Guilhen quien, con confianza, se perfiló para su pierna derecha, sacó un tiro cruzado y la pelota ingresó por el segundo palo de un Carnino que nada pudo hacer: 1 a 0.

Impulsado por el gol, Unión empezó a ganar en todos los sectores y, ante un Ticino herido, amplió diferencias, seis minutos más tarde. A los 40’, Elián Geremía -pese a estar rodeado- se las ingenió y remató de media vuelta una pelota que tenía una trayectoria débil, pero de igual modo pareció sorprender a Carnino, quien no logró contener la trayectoria de un balón que viajó sin presura hasta el fondo de la red (2-0).

De este modo, en un abrir y cerrar de ojos, Unión pasó a dominar el partido y el resultado ante un Atlético Ticino que, al contrario de su rival, ya no encontró respuestas hasta el final del partido.

Insinuó promediando el complemento, ya con Matías Bendazzi en cancha y las trepadas de Elías Acosta, pero otra vez Marrelli, el hombre más peligroso que tuvo en faz ofensiva el huésped, tiró desviado al quedar cara a cara con Alaniz.

Ante esa señal de alerta, apareció el oficio de otro inoxidable de nuestro fútbol, Martín Delfino, quien ingresó y acaparado por Solís y Medel metió un par de intervenciones que apagó el entusiasmo de los dirigidos por Germán Vicario.

El técnico visitante también renovó su línea media y su equipo circuló la pelota, pero casi siempre se mostró irresoluto en los metros finales y tampoco encontró alguna lucidez individual para aspirar a la remontada, facilitándole el trabajo defensivo al Aurinegro, que mostró la enjundia que lo caracteriza.

Finalmente, en el último cuarto, al protagonismo se lo llevó el referí, quien se guardó las amarillas hasta el momento, y mostró rojas para ambos bandos, lo que provocó el enfado generalizado.

En definitiva, el 2 a 0 no sufrió variantes y lo celebró Unión, que levantó el revés del debut con un triunfo muy valioso ante un rival directo en la reñida Zona B.

 

La figura

Joel Ghilhen. Picante por la banda izquierda, fue la carta del triunfo en un aurinegro que también tuvo un muy buen trabajo de Geremía, además de su conquista. Juan Medel también brindó un equilibrio necesario. En la visita, fue buena la primera media hora de Fernández.

 

El árbitro

Lucas Hernández. Mostró fisuras en un trámite que, por momentos, se le tornó complicado, principalmente por las constantes quejas de ambos lados. De todos modos, su error más grosero fue la expulsión a Solís, utilizando la roja cuando, previamente, había utilizado otra tarjeta en acciones divididas y temerarias que tuvo el cotejo.

 

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