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Los cuadros de Bonfiglioli se vuelven a pintar en la Villa

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Los cuadros de Bonfiglioli se  vuelven a pintar en la Villa
Molino Fénix de Villa María, 1955

Será a través de los artistas que participen del concurso “Arte Vivo con Fernando Bonfiglioli”, inspirándose en una veintena de obras del pintor que se expondrán el 11 de octubre en el híper Libertad. Organizado por la Asociación de Amigos del Museo, el evento tendrá como objetivo difundir la obra del maestro “sacando el Museo a la calle”

Molino Fénix de Villa María, 1955
Molino Fénix de Villa María, 1955

Obreros demoliendo una esquina rosada en Santa Fe y General Paz bajo un cielo azul crudo, mientras cascotes de rojos escombros se esparcen en la calle como ruinas. Un tractor escarlata trilla espigas en un crepitante océano de oro con un muchacho embolsando la cosecha en arpillera bajo un sol de enero. Dos albañiles cavan cimientos en un barrio pobre al mediodía con el Molino Fénix de fondo como un castillo medieval o un acueducto. Estas son algunas de las escenas rurales y urbanas, pero siempre reales y humanas que Fernando Bonfiglioli plasmó en sus telas, maravilloso testimonio plástico abierto como ventanas a otro tiempo y a otra concepción del arte.

Este humilde obrero de la información debe decir que ya había visto cuadros de Bonfiglioli en el museo y en alguna casa de la ciudad. Pero el hecho de estar frente a una decena de obras suyas colgadas en una misma pared, hacen que la experiencia estética sea absolutamente renovadora. Porque ya no se está ante una pieza suelta, sino ante el universo entero de un creador. Y si la “visita guiada” está a cargo de la hija del pintor, Nella, cuya lucidez y vitalidad son inexplicables a sus 85 años, entonces una sencilla pasada se transforma en excursión de los sentidos, en pasaporte de ida a un universo palpitante de luz y color.

Una parte de la Asociación de Amigos del Museo, junto a Nella Bonfiglioli, la hija del pintor
Una parte de la Asociación de Amigos del Museo, junto a Nella Bonfiglioli, la hija del pintor

“Mi padre era fanático del trabajo -me dice Nella mientras los Amigos del Museo le ofrecen una taza de café-, por eso es que ha pintado tantas escenas con obreros. El mismo tuvo que trabajar mucho y pasó privaciones. Cuando estaba en Buenos Aires, vivía en La Boca y se iba a pie a la escuela de Bellas Artes. Hacía 40 cuadras todos los días para ahorrarse las monedas y comprar libros de arte”.

Nella fue albaceas de su padre durante 53 años consecutivos, desde la muerte de Bonfiglioli en 1962. “Lo mató el cigarrillo. No podía dejar de fumar. Ese día tuvo un ataque y el médico le dijo: desde ahora no pintás más iglesias en el andamio ¿entendés? Y él le dijo: si ya no puedo pintar iglesias, ¿para qué voy a seguir viviendo? Y se murió esa misma tarde…”.

Nella conserva una quincena de telas de su padre, de las cuales prestará una docena para la exposición del 11 de octubre. La veintena de óleos que se exhibirá en el híper se completará con obras de coleccionistas privados. “Desde que murió mi padre, intenté comprar todos los cuadros suyos que pude. El los vendía muy baratos y por eso están desparramados por ahí, en los lugares menos pensados… En el Palace Hotel había un caballete para los pintores de la ciudad y cada vez que él llevaba una pintura, no duraba ni dos días. Así, muchas de sus obras se fueron a otros lugares también, a Santa Fe, a Buenos Aires, al exterior… Hace cuatro años en el Hotel Windsor de Córdoba vi, en un caballete como los del Palace, un cuadro que me resultaba conocido. Cuando me acerqué, lo reconocí: era de mi padre, un paisaje de Río Ceballos donde íbamos a veranear todos los años. Automáticamente contacté a la dueña, que era de Villa María, y se lo pude comprar. Ahora está en mi casa. Es el último que rescaté”, me dice la mujer sonriendo. “¿Tomás café?”.

 

Nella Bonfiglioli, con los cuadros de su padre que prestará el 11 de octubre
Nella Bonfiglioli, con los cuadros de su padre que prestará el 11 de octubre

Un clásico del arte en tiempos del “vale todo”

El arquitecto y artista plástico José Seia es el actual presidente de la Asociación de Amigos del Museo Fernando Bonfiglioli, y de este modo explica el evento que se llevará a cabo en tres semanas. “Desde hace mucho tiempo asistimos a un fenómeno cultural muy curioso, donde la distancia entre lo que hoy circula como arte y la sensibilidad del público es cada vez más insalvable. Por eso es que la gente ya no va a los museos. Entonces se hace necesario que el museo vaya a donde está la gente. Por eso organizamos este evento en el híper”.

¿Por qué creés que existe esa brecha entre la sensibilidad popular y el arte contemporáneo?
-Sería una charla muy larga, pero básicamente podría decirte que cuando el arte se vuelve mercancía y entra en la lógica del consumo, sólo importa “lo nuevo por lo nuevo” y esto ha generado una modificación en el concepto estético. A tal punto que “lo bello” se ha corrido al mundo del diseño. Las Artes Visuales, en cambio, se han vuelto terreno de experimentación permanente donde vale todo. Un pintor argentino dijo que la libertad ilimitada del arte es lo que lo llevará a su propia desaparición. Es un concepto muy duro y a la vez muy interesante…

¿Querés decir que las instalaciones y las performances traerán la desaparición de la pintura?
-Mirá, la enorme mayoría de lo que hoy se expone en los museos son un eco de aquel gesto de Duchamp de hace 100 años, cuando puso un mingitorio en un salón. De alguna manera, Duchamp dejó abierta la puerta para que todo sea arte. Pero la ironía es que “si todo es arte”, con esa misma lógica se podría decir que “nada es arte”. Se han pasado todos los límites y esto genera rechazo en el “paladar clásico”. Por eso este evento intentará, en cierto modo, que la gente vuelva al museo y dar a conocer la obra de uno de los mayores artistas de la ciudad.

¿Cómo definirías a Bonfiglioli pintor?
-Su lenguaje es clásico y académico, pero con muchos toques impresionistas y mucha sensibilidad humana. Bonfiglioli fue un pintor de carácter universal que se destacó como muralista y se volvió un referente cultural fundamental para Villa María. Pero en cierto modo, tanto su vida como su obra sigue siendo desconocida.

La muestra del híper será, además, una verdadera retrospectiva, ya que hoy es muy difícil ver 20 “Bonfigliolis” juntos…
-Totalmente. En el propio museo, por ejemplo, no hay más que cuatro o cinco cuadros suyos. Pero amén de la retrospectiva nos interesa el modo en que la gente de hoy ve a un pintor que fue muy clásico y tras el cual pasaron muchos estilos, escuelas y tendencias…

También es interesante la mirada de los artistas actuales…
-¡Claro! Por eso los invitamos a participar. Ellos van a tomar un cuadro de Bonfiglioli como modelo, y será muy bueno ver cómo lo recrean. La idea es que el público que pasa por el híper sea a su vez el jurado. Nos interesa mucho saber qué es lo que la gente en general entiende hoy por “belleza”. Y va a quedar de manifiesto cuando tengamos al ganador.

¿Cuál es el valor actual de un “Bonfiglioli”?
-Tengo entendido que en algunas galerías de Buenos Aires un óleo suyo puede costar entre 50 mil y 100 mil pesos. Pero esos precios no se dan en estos contextos. La enorme mayoría de su obra está concentrada en esta ciudad y la zona y es difícil hoy por hoy encontrar “Bonfigliolis” a la venta. Cuando aparece uno, seguro que lo compra Nella… (risas).

Iván Wielikosielek

 


 

BonfiglioliVida y obra

Fernando Bonfiglioli nació en San Pablo, Brasil, el 20 de septiembre de 1893. Hijo número 14 de una familia de inmigrantes italianos, su padre muere pocos días antes de su nacimiento. A los 3 años su madre se traslada con sus hijos pequeños a Buenos Aires en busca de una mejor situación económica.

A los 14 años, Fernando ingresa a la Academia Estímulo de Bellas Artes, con profesores italianos radicados en el país, como Pío Collivadino, que eran contratados para las grandes obras públicas.

En 1911 finaliza sus estudios y comienza a realizar diversos trabajos de pintura mural en la ciudad. Ese año viaja a Brasil y trabaja con el maestro Ernesto Friuli decorando el Teatro Municipal y los cielorrasos del Banco de San Paulo.

En 1921 se traslada a Italia, donde estudia técnicas de escenografía y copia a los grandes maestros en los principales museos. Regresa al país en 1922 y vuelve a los murales. Pintando el interior de una iglesia en Santa Fe conoce a Alejandro Perracchione, pintor italiano radicado en Villa María. En 1923 y de la mano de Perracchione, Bonfiglioli llega por primera vez a la ciudad para realizar frescos en diversas casas de familia.

En ese contexto conoce a Yolanda Culasso, con quien contrae matrimonio al año siguiente. En 1928 se radica definitivamente en Villa María, ciudad en donde vivirá hasta el día de su muerte. Aquí construye su casa (Mendoza 1433) y funda una empresa de Pintura de Obras, obligado por la crisis del 29. Ese año nace su hija menor, Nella, la única sobreviviente de tres hijos.

En 1934 realiza su primer gran obra mural; el Hall del Cine Alhambra y en 1948 comienza los trabajos en la Catedral decorando la cúpula, pintando los cuatro evangelistas y el altar. La María Auxiliadora, de 9 x 5 metros, le lleva un año de trabajo. Luego pinta murales en la iglesia de los Trinitarios y también en diferentes capillas de la zona (Alicia, Sampacho y la Carlota).

En cuanto a cuadros de caballete se refiere, obtiene diferentes premios en diversos salones del país. Bonfiglioli muere el 12 de diciembre de 1962 a los 69 años. La comunidad reconoció su trayectoria designando en 1968 al Museo de Arte de la Ciudad con su nombre y posteriormente a una calle del barrio Santa Ana.

 


 

El concurso

La Asociación de Amigos del Museo Fernando Bonfiglioli (AAMFB) convoca a los pintores de todo el país (así como a extranjeros residentes) a participar del concurso de pintura “Arte Vivo con Fernando Bonfiglioli”, que se realizará el domingo 11 de octubre en las instalaciones del hipermercado Libertad (ruta nacional 158, km 155.5) de 8 a 23 horas. Los participantes deberán realizar su obra tomando como base un cuadro del pintor villamariense (cualquiera de los que se expondrán) sirviéndose como modelo inspirativo. El jurado será el público presente en el hipermercado y habrá dos premios adquisición; de $20.000 (veinte mil pesos) y $10.000 (diez mil pesos). También habrá importantes premios para el público. Para consultas dirigirse por mail a josealseia@hotmail.com, miriamnoemigonzalez@hotmail.com o al Facebook de la A.A.M.F.B.

La AAMFB es una ONG con personería jurídica desde 1996, y la flamante comisión fue electa en Asamblea Ordinaria el 27 de marzo de 2015. Presidente: José Seia. Secretaria: Patricia Rampulla. Tesorero: José Carlos Barruscotto. Vocal Titular: Nella Bonfiglioli. Vocal Suplente: Barbarina Crivello. Revisora de Cuentas: María Eugenia Seggiaro. Revisor de Cuentas suplente: Mario Baigorri.

Además, cabe destacar entre las colaboradoras a las profesoras Miriam González, María de los Angeles Basualdo y Celeste Mellano, junto a la museóloga Cuqui Carballo de Ayassa.

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