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Más rápido que el viento

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Más rápido que el viento
Emanuel Ercoli y el resto de los volantes de Alumni impusieron el ritmo desde el arranque y marcaron diferencias

En una ráfaga, Alumni venció 4-1 a San Lorenzo con una gran producción colectiva. A los 16m del primer tiempo ya ganaba 3-0, estableciendo una amplia diferencia casi imposible de levantar. Hubo tres expulsados

Emanuel Ercoli y el resto de los volantes de Alumni impusieron el ritmo desde el arranque y marcaron diferencias

En consonancia con el día, asimilado con el ambiente, Alumni derrotó en San Lorenzo de Las Perdices 4-1 y sumó su segunda victoria en el campeonato. Mediante un paciente trabajo colectivo selló un triunfo justificado en función de los goles anotados y la correcta tenencia del balón. Ni que hablar de que en apenas 16 minutos ya estaba 3-0 arriba y con un panorama más que alentador. De entrada parecía que el encuentro tendría de sobra el complemento, y sobre la mitad de ese período, esto finalmente sucedió.

El incesante viento acompañó las intenciones ofensivas del fortinero y a los 7m gritó el primero. Sassia impactó el balón con la mano dentro del área pero nadie exclamó nada, ni siquiera el juez que con mucha calma señaló el punto penal. Con un toque suave, bajo y pegado al poste Butter abrió la cuenta.

Apenas cinco minutos después el arquero Rodríguez tenía todo controlado e increíblemente durmió ante Noriega, que con un sombrero lo eludió, viajó hacia la línea de meta con la pelota dominada e infló la red con un fuerte disparo: 2-0. San Lorenzo no pudo ni pestañear y ya contaba dos goles en contra. Cuatro minutos más tarde una excelente triangulación abrió las puertas de una nueva ventaja: Ercoli la inició, Pittinari profundizó con una asistencia entre líneas y Delsole sentenció con un toque cruzado y preciso: 3-0.

El partido y las ilusiones del Ciclón se encendieron con el descuento producto de una exquisita jugada. Facundo Bolatti combinó con Zuriaga para que Ferreyra aparezca en soledad por izquierda y levantara un centro a pedido de Silva, que con un fortísimo remate de primera venció a Luciani: 3-1. Pudo aumentar Noriega con un tres dedos que el viento casi mete mientras Rodríguez acompañaba (24 m). Pidieron penal sobre el propio Silva cuando Reano se lo llevó puesto en la puerta del área y el delantero cayó adentro, pero Dantuz marcó la infracción fuera del cuadro mayor (28m).

Tres datos fuera de juego: el inicio de la etapa inicial se demoró 10 minutos, en el entretiempo se activó el sistema de riego, y el juez inició el complemento mientras Trullet (DT) caminaba por la mitad de la cancha, lo que provocó el reinicio obligado ante la curiosa situación.

Un tremendo patadón de Bonansea levantó por el aire a Butter y le valió la roja directa (10m) y una desmedida entrada de Depetris costó el mismo precio por la segunda amonestación ante la infracción sobre el ingresado Coria (14m).

El encuentro bajó la persiana luego de que Butter marcara un gol espectacular a los 19m. Giró ante la marca de Petitti y Mansilla, gambeteó a Zuriaga, estiró el control del balón ante Sassia, desparramó a Rodríguez, y con el arco vació se llenó la boca de gol. Para aplaudir: 4-1.

Pittinari se ganó la expulsión por doble amarilla, luego de bajar a Lucas Bolatti y Alumni se quedó con 9 a los 23m. Es curioso que un equipo que marque una diferencia tan notable quede en desventaja numérica. Pero el partido fue intenso, rasposo, disputado… San Lorenzo no supo sacar provecho de la situación y de a poco bajó los brazos, observando muy lejos, lo imposible. Ganó Alumni en una ráfaga, en un ratito… más rápido que el viento.

 

El árbitro: Luis Dantuz

Abrió el partido con un penal que ninguno de los 22 futbolistas exclamó, e incluso todos se mostraron sorprendidos por el fallo: una mano de Sassia a los 7m PT. Es cierto que dejó pegar de más, pero su actuación no cambió la diferencia que hubo en cancha. Cobró acertadamente en las tres expulsiones.

 

La figura: Leonel Butter

Hizo pesar su condición física y técnica ante sus marcadores. Generó juego, se movió de espaldas, rompió líneas y resultó un problema detener su marcha. Marcó dos goles: uno de penal y otro para aplaudir, generando una maniobra individual impecable, a pura gambeta.

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