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Otra forma de viajar el mundo

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Otra forma de viajar el mundo
Ameritango es el nombre de la propuesta de danza callejera de Nicolás y Karen, que también venden artesanías y esperan dar talleres en las ciudades que visiten

Una pareja y una joven de Villa María  apostaron por formas alternativas de conocer paisajes y culturas de otras partes del continente. Con ritmo de tango y a paso firme… ¡o a pura pedaleada!

Ameritango es el nombre de la propuesta de danza callejera de Nicolás y Karen, que también venden artesanías y esperan dar talleres en las ciudades que visiten

Nicolás y Karen vendieron todo lo que tenían en su casa de Villa María para equipar un motorhome en el que ahora viven mientras bailan tango, venden artesanías y dictan talleres en las calles de alguna ciudad del sur de Argentina, luego de haber cruzado la cordillera desde Chile.

Juli Magris es de nuestra ciudad y estudia arquitectura en Córdoba capital y por segunda vez se calzó el casco, la mochila, y con una bici convencional, que no se diferencia de las que vemos por las calles, salió a pedalear Latinoamérica: pasó por Brasil y Uruguay y ahora viene volviendo por Iguazú.

“Yo pienso que hay dos formas de viajar: ser turista o ser viajero”, comenta Nicolás.

Si nos animamos a ver más allá de las interminables ofertas de vuelos, paquetes turísticos, cruceros, all inclusive o las marquesinas que aumentan el deseo de ir a mojar los pies a las playas del caribe, encontramos otras formas de andar el mundo. El almanque pierde bastante el protagonismo y los relojes son más decoración que otra cosa.

Para estas personas el tiempo se mide en momentos que comparten con gente de cada ciudad, cuando son acobijadas por otros viajeros o por lugareños que admiran su estilo de vida y, quizás, la única forma de viajar sea a través de ellos, sus historias y relatos de ruta.

 

Ameritango nómade

“Una vez que das el puntapié inicial, ya no hay vuelta atrás”. La frase la suelta Nicolás Maneiro (33) luego de contar que dejó atrás una vida rutinaria en la empresa familiar que le costó mucho abandonar por la carga y el esfuerzo que significó para su padre montar el negocio.

Karen Leslie Paccot (29) es licenciada en Instrumentación Quirurjica y se vino a vivir a Villa María hace tres años para estudiar música, después de dejar su trabajo en una clínica donde conoció a Nicolás.

“Yo le propuse que nos fuéramos a vivir juntos, pero de una forma diferente, en un motorhome y bailando tango, con un proyecto cultural”, comenta el joven.

“Fue como revivir Ameritango, algo que había empezado en 2013 yendo por Perú y Ecuador y continué en 2014 por Brasil, Uruguay y Colombia”, detalló.

Dejan la camioneta en estaciones de servicio o en el patio de personas que, fascinadas por su aventura, los invitan a sus hogares para compartir un asado y algunas charlas. La llaman “la caracola” y allí cubren todas sus necesidades.

“La ida es vivir en diferentes lugares, ya sea un par de días o si te colgás, el tiempo que creas necesario”, relata Nicolás.

Tienen un parlante inalámbrico que instalan en lugares públicos para bailar tango. Karen también hace artesanías y con eso van financiando su travesía. También esperan poder brindar talleres de danza en las ciudades que visiten.

“Queremos hacer lo que nos gusta y sin necesidad de cumplir un horario o esperar 365 días para tener sólo 15 días libres al año. Esto es un proyecto de vida nómade dejando todo lo que teníamos atrás”, expresó.

Estuvieron en Chile y ahora se encuentran en Bariloche. Un tango ya suena en Usuahia y hacia allá se dirigen.

 

Combustible infinito

Juli viaja hace un mes con una bici “de lo más común”

Juli Magris es una villamariense que como mucha otras se radicó en Córdoba para estudiar en la universidad. Algunos aprovechan ese momento de la vida para viajar y conocer lugares de Latinoamérica.

Ella decidió hacerlo a fuerza de pedal, por lo que equipó apenas su bici y, luego de llegar en tren a Buenos Aires, partió hacia Uruguay, llegó hasta Brasil y ahora está retornando por Iguazú.

“Mi bicicleta es una de las más comunes, tiene posibilidad de colocar portaequipajes trasero y delantero y es rodado 26. La mayoría tiene estas características, por lo tanto, con la mayoría de las bicicletas se puede emprender un viaje”, afirmó la joven.

“En algunas ocasiones la ruta tiene mucho tránsito y poca banquina, eso hace que se torne peligroso, pero más allá de eso, no hubo problema alguno.

Es la segunda vez que emprende un viaje de este tipo, pero la primera que lo hace sola y sobre dos ruedas, aunque, según expresó, se conoce a muchos ciclistas con los que se unen para seguir ruta.

“En este viaje particularmente vi a muchas personas de la tercera edad en la misma situación y eso me dio mucha alegría.

Ahora estoy viajando con dos amigos y colegas, Maximiliano Torchio (alias Negro) y Marcos Bosetti”, concluyó.

En pocos días retornará a la ciudad luego de un mes andando con “combustible infinito”.

 

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