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Pese a la resistencia, desalojaron el geriátrico

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Pese a la resistencia, desalojaron el geriátrico
Familiares de los abuelos que ayer se opusieron a la clausura del geriátrico

Villa Nueva – Mi Dulce Hogar sigue reclamando por la decisión del municipio

Familiares de los abuelos se manifestaron a favor de que no sean retirados del lugar e intentaron evitar el procedimiento, pero las autoridades del ministerio de Salud lograron realizar la clausura

 

La novela que se ha generado en torno a un geriátrico de la ciudad vecina ha sumado ayer un nuevo capítulo, cuando se avanzó con la anunciada clausura.

El miércoles por la noche, familiares de los adultos mayores que se encuentran residiendo en el geriátrico Mi Dulce Hogar fueron notificados de que ayer por la mañana iban a tener que retirarlos porque se realizaría el cierre del lugar.

Por eso, ayer desde las 10 estuvieron esperando y resistiendo la clausura del espacio que está en avenida Carranza 842. Mientras, una ambulancia y un móvil de la policía estuvo desde esa hora hasta la tarde esperando la llegada de “gente del Ministerio de salud”, según indicaron las fuentes policiales para poder proceder.

Recién cerca de las 16 se dio la llegada de las autoridades ministeriales, quienes junto con la inspectora Gabriela Bomprezzi y agentes de Seguridad Ciudadana dieron curso al intento de desalojo, que fue por partes.

Es que en principio solo algunos de los abuelos habían sido retirados por sus familiares, pese a manifestarse en contra de la decisión. Pero cerca de las 19, aún había un grupo que se negaba a moverse del inmueble, por lo que las autoridades dejaron el decreto de clausura y se corrió vista al fiscal”. Horas más tarde, llegada la noche, finalmente las autoridades lograron retirar a los que quedaban.

 

“La Municipalidad me mandó gente”

Desde la mañana, un móvil policial estuvo en la puerta del lugar junto a una ambulancia, para proceder al cierre definitivo

Luego de contar todo lo que el municipio le solicitó hace meses para tener en orden el lugar, Gladis Iriozola, la dueña del geriátrico, recordó que la propia Municipalidad le envió gente y que, de hecho, nunca le pagó. “Ahora le reclamo 80 mil pesos por los ocho meses que estuvo esa persona acá -afirmó-. Si tan mal tenía las cosas, para qué me mandaban gente. Me pidieron que esta persona se quede solo un fin de semana, pero se terminó quedando ocho meses y nunca me pagaron”, insistió.

“Quieren sacarlos de acá y les están ofreciendo un geriátrico de la calle Córdoba que es un desastre”, lanzó.

 

Resistiendo

Los familiares de los 10 abuelos que residen en el lugar coincidieron ante EL DIARIO en que quieren que se queden ahí. “Puede ser que no se cumplía todo a rajatabla en cuanto a la normativa existente, pero es muy revelador que todos los familiares estén acá defendiendo el lugar”, manifestó Santiago Tovo, abogado de los propietarios.

Adriana tiene a su madre hace meses en el espacio y no dudó en asegurar que “esto se está convirtiendo en violencia por parte de las autoridades”, ya que “a algunos nos fueron a golpear las puertas de nuestras casas a las 23, a otros nos llamaron por teléfono sin si quiera identificarse para decirnos que teníamos que retirar a nuestros familiares”. El resto de los presentes coincidió en el descontento por esta situación y por las horas de espera que tuvieron que pasar hasta que llegaron las autoridades del Ministerio.

“Este es un geriátrico accesible para nuestros ingresos, todos los que estamos acá no podemos pagar los 20 o 25 mil pesos que cobran en otros espacios”, defendió al mujer, quien agregó que “es atendido por sus propios dueños, es humilde, pero vengo todos los días a ver cómo los tratan, qué comen y dentro del precio que podemos pagar, me parece que es coherente el servicio”.

Otro de los familiares, Aldo, recordó que hace un año y medio que su padre está en el lugar. “Mi papá está llorando porque no se quiere ir de acá -confió-. El acá está bien, de hecho, me lo llevo a mi casa a veces y él se quiere venir, no entiendo qué es lo que está mal de este lugar para la Municipalidad”, añadió.

“No están abandonados ni tirados ni nada por el estilo -aseguró Jaqueline-. Esto no es un depósito de ancianos. Mi mamá vino hace tres meses, estaba muy delicada de salud y llegó acá y desde ese momento ha evolucionado al punto de que le hemos tenido que retirar medicación. Tener que llevarla a otro lugar es causarle un daño”, defendió.

En el ingreso del geriátrico, los familiares intercambiaron experiencias y opiniones. “Es una falta de ética que un funcionario de la Municipalidad recomiende otro geriátrico”, expresaron, al tiempo que Felix destacó que “mi señora hace tres años y medio que está acá, la trajimos muy mal y hoy está bien. En mi casa no la puedo tener”, agregó.

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