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Plantas en el hogar: ideales para reducir el estrés

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Plantas en el hogar: ideales para reducir el estrés
Las cubiertas vegetales evitan las pérdidas de calor de un edificio, reduciendo sensiblemente la inversión en su acondicionamiento térmico

La relación entre arquitectura y vegetación no responde solamente a un vínculo emocional o un sentido estético, sino que también está cargada de razones muy prácticas. Rodearse de verde por fuera y por dentro de casa es el mejor antídoto para contrarrestar los tres grandes males derivados de la revolución urbana del siglo XX: el cambio climático, la toxicidad de los materiales y los trastornos psicológicos. Gracias a sus propiedades aislantes y refrigerantes, las plantas pueden ayudar a crear una arquitectura ecoeficiente, que consuma menos energía y reduzca las emisiones de dióxido de carbono, más saludable, porque todas las plantas, y especialmente algunas especies, absorben los tóxicos emitidos por los materiales que nos rodean y finalmente más feliz, porque su presencia genera bienestar, mejora la concentración y reduce el estrés.

Las paredes vegetales regulan de manera natural la humedad relativa en el interior de la vivienda

Maestros de la arquitectura como Alvar Aalto o Arne Jacobsen fueron auténticos especialistas en la incorporación de vegetación en sus diseños. También Le Corbusier propuso una arquitectura vanguardista a la vez que respetuosa con el entorno natural, proyectando cubiertas ajardinadas que, en la medida de lo posible, restituyesen al territorio parte del suelo que el edificio había sustraído a la naturaleza.

Utilizada como revestimiento exterior en fachadas y cubiertas, la vegetación ofrece excelentes prestaciones térmicas y acústicas. En la ciudad las grandes masas de hormigón y asfalto incrementan alrededor de cinco grados la temperatura a causa de la acumulación térmica de estos materiales. En cambio, gracias al fenómeno de la evapotranspiración, la vegetación es capaz de refrescar su entorno inmediato hasta un 25%. En invierno el manto vegetal actúa como una pantalla que evita que el edificio esté en contacto con temperaturas exteriores inferiores a los diez grados. En verano, sin embargo, mientras que la temperatura del aire puede alcanzar los 40 grados, la del manto vegetal no pasa de los 15 grados, por lo que la vivienda gastará mucho menos en refrigeración.

Por otro lado, su superficie altamente porosa e irregular se comporta como un eficaz absorbente acústico: el ruido exterior que llega hasta su superficie no rebota como ocurre con los revestimientos lisos, sino que se diluye a través de su espesor y el de la edificación, dificultando la transmisión de ondas sonoras tanto en el interior como en el exterior de la casa. Por eso una fachada vegetal reduce notablemente la contaminación acústica en una calle.

El papel de las plantas como reguladoras de nuestro equilibrio físico y mental es de sobras conocido. En los hospitales es habitual su presencia ya que los aromas agradables que desprenden y la percepción de los cambios de estación de la naturaleza beneficiaba el ritmo biológico de los pacientes y ayuda a acortar su período de recuperación. La sola visión de la vegetación ayuda a armonizar el funcionamiento de la glándula pineal, repercutiendo en una reducción del estrés. Sus efectos beneficiosos se han comprobado incluso en entornos laborales: según un estudio de la Universidad Estatal de Washington, su presencia se relaciona con la disminución del absentismo hasta un 60%.

La vegetación también es una sofisticada máquina depuradora natural. A través de las hojas, las raíces y todas sus partes, las plantas toman el dióxido de carbono, producen oxígeno y filtran los compuestos orgánicos volátiles potencialmente nocivos que desprenden muchos productos domésticos.

 

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