Pompi

0
Pompi

Convivimos contigo ocho años… ocho años de felicidad… porque estábamos seguros de que eras un ángel verdadero que nos había regalado Dios.

Te parimos casi… viniste a nosotros y solo eras un puñadito de carne tibia que lloraba a los gritos sin cesar. Yo te robé de esa obra en construcción donde naciste y tu madre te abandonó… metida cerca de mi corazón entre mis ropas de invierno te di calor… Eduardo y yo te amamos, te alimentamos, te abrazamos, te besamos, dormíamos con vos… la cama grande era para los tres. Calentita en invierno entre los dos poseías tu lugar sagrado y éramos, sin duda alguna, tu mamá y tu papá.

Pompi, Monina… nuestra amada gatita. Parecías ahora de una enfermedad casi cruel. Por ti luchamos desde hace un año para salvarte contra toda esperanza. Yo estaba segura que nuestro amor te iba a salvar de la muerte que te acechaba.

Cuantas veces en estos ocho años me acompañaste en mi lecho de enferma sin separarte de mí… cuantas veces sentí tu calor pegado a mi cuerpo en el invierno solo y cruel…

Ayer no estabas bien… cuando dificultosamente te subiste a nuestra cama y te acercaste a mí, yo, que a mi vez también estaba mal pensé… “debiéramos morir juntas las dos”.

Hoy, mi amor, mi gatita, casi te exigí que salieras a gozar de este día de sol, anduvimos por el patio. Te subí a un viejo molle y pensé que todavía podía darte felicidad… pero una jauría imprevista de perros despiadados en un momento llegó con el hombre del caballo…

Batuque se trabo en lucha…eran tres. El hombre separó la jauría y prontamente se fue…después… a lo largo de la tarde salí a buscarte por el monte, por los alrededores, gritando tu nombre sin cesar… Batuque también te buscaba junto a mí y caminamos dando vueltas sin saber que frente a nuestra casa, caída y muerta descansabas en paz… (los perros asesinos clavaron sus colmillos en tu vientre ¡mi pancita calentita y querida!) y te mataron sin piedad.

Te traje a casa… de pronto apareció una noche de tormenta, de trueno, granizo y de intensa lluvia…

Dormirás por última vez junto a mí… envuelta en tu mantita tibia que tanto amabas…

Mañana, si Dios quiere, te haré un lecho en la tierra madre junto a Paloma y pronto junto a mí… llenaré de plantitas de flores tu morada final y vos, mi hermosa Pompi… para siempre desde una estrella descansarás en paz.

Gela Bertea Faure

 

Print Friendly, PDF & Email