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Por los 100 años de la Virgen de Fátima

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Por los 100 años de la Virgen de Fátima
Así luce la capilla que fuera construida en 1956 por el esfuerzo de un grupo de vecinos

En el pequeño templo ubicado en el corazón del barrio, el obispo Samuel Jofré oficiará una misa en honor a Nuestra Señora de Fátima, luego de que su imagen recorra las calles del lugar

Así luce la capilla que fuera construida en 1956 por el esfuerzo de un grupo de vecinos

Los estudiosos especialistas en religión señalan que Nuestra Señora del Rosario de Fátima, conocida popularmente como la Virgen de Fátima, es una advocación con que se venera en el catolicismo a la Virgen María.

Y tuvo su origen en los testimonios de tres niños pastores: Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, quienes afirmaron haber presenciado varias apariciones marianas en la ciudad portuguesa de Fátima, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. Por ello, se celebran, en gran parte del planeta, nada menos que 100 años de aquel acontecimiento destacado para la feligresía católica.

Con el tiempo, el nombre de Fátima comenzó a recorrer no sólo el vasto territorio europeo sino que logró cruzar varias fronteras y océanos, inclusive. Tiene, de hecho, un mundialmente conocido santuario, ubicado en el municipio de Ourém, considerado uno de los centros de peregrinación cristiana más importantes del mundo.

Algunos le atribuyen ciertas profecías, relacionadas con conflictos bélicos.

 

Por las calles del barrio

Mientras, en nuestra ciudad, precisamente en el corazón del populoso barrio La Calera y frente a la plaza principal del sector, en Estados Unidos 1345, se encuentra una capilla que lleva su nombre.

Por ello, hoy a las 17 la Iglesia conmemorará la memoria litúrgica de la Virgen: a las 17 se realizará el rosario y a las 17.30 se llevará a cabo una procesión por las calles del barrio con la imagen de la “Patrona” y una misa alusiva, a cargo del obispo monseñor Samuel Jofré.

 

La “capiíta”

A modo de reseña histórica de dicha capilla, tan entrañable para los vecinos del barrio, se transcriben textualmente las glosas de un reciente acto conmemorativo de la construcción del pequeño pero querido templo.

A comienzos del año 1956, los jóvenes de Acción Católica de la Catedral se distribuyeron por los barrios de la ciudad, llevando el mensaje de Cristo.

Dos de ellos tomaron rumbo al Chaco Chico (actual Roque Sáenz Peña), y allí debajo de un algarrobo reunían a los pequeños y los adoctrinaban en la fe. El lugar no resultaba cómodo y hubo que abandonarlo.

Dirigiéndose entonces al barrio La Calera, hoy General Roca, en este barrio conocieron al vecino don Guillermo Durán. Con su ayuda, hallaron una casita que estaba en venta.

A esta altura de las circunstancias, se incorpora a la acción de los jóvenes, la señorita Amelia Francesio, presidenta del Consejo Catequístico Parroquial. Con Amelia lograron reunir el dinero necesario y compraron la casita; como amenazaba derrumbarse, hubo que demoler.

Luego comenzaría la odisea: ¿Cómo reconstruir sin recursos? Acudieron entonces al joven y pujante constructor Juan José Picchio y allí, en su casa en una noche de abril, nació la “capillita” o “capiíta”, como la llaman los chicos. Y se trazaron los primeros planos de este pequeño templo que hoy honra a María, con el dulce título de Nuestra Señora de Fátima.

Picchio, con fe y entusiasmo, y en gesto admirable de generosidad, se ofrece a construirla gratuitamente. Y echando manos a la obra, con rapidez asombrosa, en menos de un mes ya la había techado.

Fueron los primeros colaboradores Ricardo Cómper, Guillermo Durán, Pedro García, Antonio Giovagnoli, Pedro Di Bert, Omar y Miguel Nocetti, Dora González y María Gilli, Antonio Castro, José Aldeco y otros.

Lamentablemente, el 13 de octubre no se pudo bendecir por mal tiempo, pero el 19 de noviembre de ese mismo año, 1956, bajo también una lluvia torrencial, la bendice el monseñor Pedro R. Gottardi, quien desde entonces atendería la capilla.

Un año después, el 30 de noviembre de1947, fue solemnemente bendecida por nuestro obispo diocesano, el monseñor Alberto Deane.

 

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