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Romero: “No hay que llorar, solo asumir los errores para crecer”

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Romero: “No hay que llorar, solo asumir los errores para crecer”
Los jugadores del Lobo muestran su desazón ante la final perdida

ARGENTINO – El DT del Lobo expresó que “dimos muchas ventajas” en la serie y destacó que “no hay nada para reprochar ni lamentar cuando diste todo para torcer la historia”

 

Escribe: Beto Arce

El entrenador del Lobo, Christian Romero, dio detalles sobre su observación y análisis del juego final: “Dimos muchas ventajas para jugar una final. La pasada semana erramos un penal, hoy (por ayer) colaboramos con desinteligencias. Los errores no te los perdonan siempre, y pagamos caro por ello. Cuando no convertís las posibilidades que tenés, lo más probable es que rápido llegue el lamento de sufrir en el arco propio, y así fue”.

Además indicó que “si hablamos de merecimientos, claro que estuvimos cerca, porque Mellano fue la figura en los partidos de la serie final, pero hablar en términos de justicia es otra cosa. Evidentemente sentimos las bajas de las expulsiones de algunos jugadores importantes, pero no hay mucho para reprochar ni lamentar cuando diste todo para torcer la historia. Hemos jugado una final y quedamos ahí en la puerta, muy cerca, y a través de un resultado que es un accidente. También es digno reconocer que se lo merece Universitario, después de perder dos finales seguidas, y sobre todo entender y capitalizar bien nuestros errores”.

“En el segundo tiempo entramos mucho mejor que en el primero y tampoco pudimos cerrar el trámite. Incluso se encontraron con un gol de campito, con Picotti corriendo sin sentido alguno a presionar en una jugada perdida y aislada. Nuestra equivocación les permitió encontrar el gol en un momento determinante. Tuvimos la última con Moreno para ganar el partido, pero no pudo ser. No hay que llorar, solo asumir los errores para crecer”.

Cerró el diálogo con este testimonio: “Esta es nuestra forma de jugar. Podríamos habernos cerrado atrás después de conseguir el 1-0, pero fuimos por más, aunque no nos salió bien. Si ganábamos 1-0 y sacaba dos delanteros para poner dos defensores, no me iría a mi casa lleno y contento, por eso nos aferramos a nuestra identidad de juego. Seguramente si conservamos esta identidad de ir buscar, vamos a ganar más de lo que vamos a perder”.

 

“No íbamos a abandonar hoy la identidad de juego. Si Argentino ha protagonizado instancias decisivas en los últimos tiempos ha sido por su forma de jugar. La pelota no quiso entrar como sucedió en otros momentos, y tampoco fue casualidad que Mellano fuera la figura en los dos partidos. Eso debe dejarnos algo de tranquilidad, aunque la bronca y el fastidio de perder una final no te la quita nadie”. Mauro Fuente.

“Es imposible no sentir impotencia en una circunstancia como esta, en la que peleamos hasta el final y estuvimos muy cerca de ganarlo. No podemos reprocharnos nada porque hicimos un gran torneo, pero nos vamos con bronca porque de los segundos no se acuerda nadie”. Matías Rojas.

 

Uno x Uno

Vega: cometió dos errores cruciales en el partido, que significaron los goles de Universitario. Seguramente, el jugador de Argentino que más dolor o responsabilidad sintió por perder la final.

Rojas: su compromiso con la marcación de los hombres más desequilibrantes estuvo a la orden. En una acción decisiva perdió el control sobre Barengo en un error de cálculos.

Jacobi: devolvió todo lo que tiraron y empujó siempre hacia la victoria. Tanto en campo propio como en rival, fue una referencia. Terminó atacando dentro del área de la Uni como socio de Fuente.

Piovano: controló bien su sector y estuvo atento la mayor parte del tiempo que le tocó estar en cancha. Los cruces de Barengo y Pratti lo obligaron a ampliar sus gustos personales sobre la marcación.

Galíndez: no pudo imprimir todo su potencial por la banda, y tampoco encontró su lugar fijo en un incómodo partido. Las oportunidades que tuvo para llegar a fondo fueron bien obstaculizadas.

Rosales: uno de los estandartes del empuje y el oxígeno hasta el final. Por su costado nacieron peligrosos centros y profundos avances con los que Argentino se ilusionó y apostó.

Ñáñez: una fija para el dominio del balón en el centro de la escena principal. Repartió juego y personalidad en la misma medida, aunque el desorden propio de la intensidad, le quitó claridad a su limpieza.

Carrera: durante el primer tiempo exprimió todo lo que tenía para dar y quedó exhausto. Desperdició un gol increíble bajo el arco en el PT.

Díaz: participó en los dos goles de Argentino con precisas habilitaciones para que solo reste empujar al fondo del arco. Una palomita suya iba a camino al gol, pero el arquero le ahogó el festejo. Si bien no exhibió toda su plenitud, el “Lana” fue el artífice de sostener a su equipo con vida hasta el final, llenando de presencia ofensiva el campo de la U.

Fuente: puso un pase magistral a Díaz en la apertura del marcador, con un previo y delicioso “túnel” sobre Moyano. Colaboró muchísimo en la asistencia y en bajar balones desde el aire incierto. Marcó el gol de la igualdad cuanto faltaban tres minutos.

Moreno: el jugador que más oportunidades dispuso en el partido para marcar. Anotó en la primera, y después se encontró con un gran Mellano y el palo, en la última jugada del partido.

Candiotto: ingresó a los 22m ST para aportar oxígeno y empuje en los tramos finales.

Vieyra: entró en un momento complicado (22m ST), en el que Romero introdujo dos cambios juntos, propio de que algo había que hacer en una situación de urgencia.

Andrada: apenas jugó quince minutos y su aporte no pudo trascender más allá de la presencia ofensiva con toda su experiencia. No dispuso de posibilidades.

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