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Sabe más por Diablo

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Sabe más por Diablo
Uno de los mellizos, Luciano Barrios, cuida la pelota ante la marca del experimentado Diego Gabetta. Los Diablos Rojos lograron una emocionante clasificación en el último capítulo y eliminó en su propia casa al Canario

Apertura – Ultima fecha – Zona C
Yrigoyen le ganó 1 a 0 una “final” a Silvio Pellico y se metió en cuartos .El único gol lo marcó  Patricio Fernández, al inicio del segundo  tiempo, y sentenció la
eliminación del Canario
Escribe: Juan Pablo Morre
Con la emoción serena de los mayores, la felicidad de los juveniles y la satisfacción de los históricos ubicados en el banco de suplentes. Así fue la imagen final vivida en Silvio Pellico que colmó de algarabía a Yrigoyen, que redondeó un notable cierre de fase clasificatoria y se instaló entre los ocho mejores del Apertura.
Derrotó 1 a 0 en el Trampero a Silvio Pellico y le quitó a domicilio el boleto a un Canario que fechas atrás pugnaba por el primer puesto con Universitario, pero terminó padeciendo su falta de triunfos en la etapa definitoria y quedó al margen de los playoffs.
Para los Diablos Rojos, en tanto, resultó todo en un pasaje que parecía una quimera al cierre de la primera fase; sin embargo, los chicos del pueblo sacaron a relucir su jerarquía y protagonizaron una segunda ronda espléndida para obtener un pasaje que se concretó en la víspera, pero que se edificó durante años con un proceso exitoso de juveniles que hoy por hoy está brindando sus frutos en la máxima división del fútbol local.
Para más, ayer superó su “última final” en el marco de la Zona C pese a tener ausencias de relieve por sanciones (Alvaro Nieva, Esteban Oliva, José Demichelis y se agregó la lesión del pibe Vicario) porque otra vez apareció en cancha el desparpajo de juveniles de fuste como los Barrios, Quiroga, Godoy, Fernández y compañía, aprobando una prueba vital de carácter, como lo fueron los últimos cotejos.
En definitiva fue una victoria justificada para los de Tío Pujio porque, a excepción del primer cuarto de hora donde mostró falencias para circular la pelota, después fue más punzante y agresivo que su rival, apuntalado por la obligación del triunfo y, esencialmente, por su postura táctica y estratégica.
El Canario, con la línea defensiva bien plantada y un Gabetta activo, mostró sus cartas en el inicio del trámite, sumado también a la incidencia de Rodrigo Premet en ataque; así fue que, apretando en la salida del rival y acomodándose mejor al viento cruzado que incidía en el trámite, complicó a un desconcentrado Yrigoyen con un par de chances que puso en apuros a un solvente Ezequiel Merani.
A través de su pragmatismo el anfitrión captó rápidamente el control del trámite y jugaba el partido que ideó en la previa, con el reloj de su lado, dentro de un marco de previsibilidad y con mucho despliegue en zona media. Es que, a través de incomodar al tándem Grosso-Luciano Barrios, no dejó progresar al rival y también le cortó las transiciones veloces que pretendió imprimir el equipo de Horacio Moreno, que careció en gran parte del primer tiempo falta de precisión y fluidez con el balón.
Igualmente, con individualidades y apariciones de acciones colectivas, la visita empezó a imponer sus atributos en los últimos diez minutos de la etapa inicial. Los Fernández, Patricio (malogró una chance clara con tiro débil de frente al arquero rival) y Mariano, empezaron a ganar por las bandas en los duelos individuales y Grosso apeló a su oficio para posicionar a su equipo en campo rival.
Y a esos ejes, los acompañó con profundidad, generando tres chances consecutivas para el visitante. A los 39’ Cuadrado no logró definir en clara posición de gol; dos minutos después Mariano Fernández llegó hasta el fondo y envió el centro al medio que Esquivel no logró usufructuar; y a los 43’ el arquero local Ezequiel Oliva no atrapó la pelota en un tiro libre pero Moyano salvó en la línea.
Esas situaciones envalentonaron al visitante que, tras el entretiempo (que tuvo un encontronazo entre simpatizantes de ambos clubes que no pasó a mayores), encontró la anhelada eficacia en su primer arribo a fondo y abrió el marcador.
A los siete minutos, Grosso captó una pelota desde la zona media y con un notable “último pase” (aspecto que había carecido su equipo en el primer tiempo) dejó de cara al gol a Pato Fernández; y el rubio volante, mano a mano con Ezequiel Oliva, esta vez no perdonó: amague, tranquilidad y puntería para estampar el 1 a 0.
Ese gol quebró el partido porque le simplificó las cosas a Yrigoyen que, ubicado de contragolpe, generó lo suficiente para no tener que pasar sofocones innecesarios sobre el final del juego. Y, esencialmente, le pasó toda la obligación al Canario que, en dicha postura, reflejó falencias y falta de ideas para superar a la última línea del rival, muy bien custodiada por la dupla de centrales Quiroga y Godoy, sumado a la atenta labor de Merani.
De todos modos, la inexperiencia para liquidar el pleito por parte de los jóvenes atacantes de Yrigoyen mantuvo en vilo del empate a Silvio Pellico que, salvo acciones de pelota parada, no logró arrimarse con seriedad al empate ya que la desesperación lo obnubiló y provocó que fallara constantemente en los últimos metros.
Así las cosas, y más allá de alguna equivocación del árbitro Carranza en el epílogo del juego, Yrigoyen terminó logrando una ajustada victoria por méritos y aptitudes propios y le dejó toda la amargura al Canario que, internamente, aceptó la caída con todo el dolor deportivo, sabiendo que el pasaje se le escurrió de las manos por fallas propias en una instancia clave del torneo.

La figura: Patricio Fernández
Anotó el gol de la clasificación, pero también fue productivo en ataque y solidario en defensa, con un trajín constante por el sector derecho. Facundo Quiroga fue un pilar defensivo y Mariano Fernández mostró su destreza por todo el frente del ataque visitante.

El árbitro: Alexis Carranza
El referí cordobés -con interesante proyección- se mostró atento en casi todo el partido y controló el trámite con diálogo y personalidad; sin embargo, contó con algunas desconcentraciones en el cierre del partido que le generó inconvenientes, y así terminó obviando una mano para el local en un sector comprometido en una acción que se originó porque previamente reanudó el juego con un tiro libre inexistente (había cobrado lateral segundos antes). También vale remarcar que no tuvo un acompañamiento acertado de sus asistentes.

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