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Subió la adrenalina

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Subió la adrenalina

Ricky Martin volvió a villa maría veinte años después para hacer vibrar a todo un Anfi totalmente repleto de fanáticas de Argentina y del exterior. En una hora veinte de show repasó varios éxitos y cerró con «La mordidita»

p7-rikyEra «la» noche y «el» artista. No existen calificativos para graficar el nivel de expectativa que se había incrementado a medida que la cuenta regresiva adoptaba el inevitable camino descendente hasta el encuentro con el ídolo boricua.

Grupos de fanáticas que acamparon días antes. Seguidoras que se apostaron en el aeropuerto mucho antes que llegara siquiera a nuestra ciudad. Osadas que, sin importarles un comino el abrasador calor que derretía infiernos en horas de la siesta, hicieron cola para tener mejor ubicación en las tribunas populares. Incodicionales que abonaron cifras de tres números y en dólares para apreciar su prueba de sonido o estar en un exclusivo encuentro con el solista.

Ese grado de inusitada intensidad previa, similar a la tensa calma que antecede a la tormenta, provocó el artista puertorriqueño que pisaría el Hernán Figueroa Reyes veinte años después. Como recordara EL DIARIO ayer, el sábado 17 de febrero de 1996 debía presentarse en un Anfi destechado pero, debido a una recia tormenta, debió posponer su recital para el día siguiente.

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Temperatura en alto

La presentación se hacía esperar. Los animadores, encabezados por Miguel Borsatto junto a Soledad y Hernán Lirio, tuvieron que estirar su introducción por pedido de la transmisión televisiva que había apuntado el inicio para las 22.45. Cuando recibieron el «ok», Lirio recordó que se trataba del primer show que realiza en el país en esta gira y el único que será completamente televisado. Vale decir que Ricky debía volver a Puerto Rico apenas finalizara su parada villamariense. Semanas después regresará a Argentina para cumplir con una serie de fechas, incluyendo Córdoba capital.

A esa hora, la sensación térmica alcanzaba los 30°. De todos modos, dentro del «coloso de cemento», la tempetura se incrementaba varios grados más. En medio del griterío generalizado y todo el público parado -u ocupando pasillos y hasta accesos a la prensa- a expensas del comienzo, empezó a sonar el conjunto que acompaña al artista.

Un par de guitarristas, vientos, bronces y dos sets de percusión enfrentados daban el marco para la entrada de Ricky Martin ataviado en colores oscuros. El cantante, como era de esperarse, cambiaría su vestuario en varias ocasiones: al poco tiempo se retiraría el saco, para luego probarse camisas y remeras.

Junto a él emergió su destacado cuerpo de danza integrado por ocho bailarines (cuatro mujeres y cuatro hombres), que le siguió sus pasos sensuales y de alta rotación coreográfica en buena parte de la performance.

El show se desató como una bomba en plena ebullición, con el hit «Adrenalina» (que comparte con Pitbull). Luego esgrimiría un set de canciones que oscilaría entre temas más rítmicos y un hilván de baladas inolvidables de su repertorio.

Pasó de «Shake your bon bon» a «Tal vez», la primera pieza de tintes románticos. Minutos antes, había ensayado un saludo de bienvenida: «¡Cómo está Villa María! ¡Cómo está Argentina! Yo estoy aquí para pasarlo bien, ¿y ustedes? Vengo a dejar el alma por tanto cariño que me regalan siempre en este maravilloso país. Quiero que todo el mundo se vaya de aquí sudado y sin voz de tanto bailar y cantar».

De las melodías a la locura

Los motores comenzarían a bramar litros de fiebre caribeña y bien «sabrosa». La faz melódica, a la cual extendió un tanto más con letras bien sentidas como «Disparo al corazón», «Tu recuerdo» y «Vuelve» y un pasaje de «Fuego de noche nieve de día» interpretados con los pies descalzos, dejarían paso rotundo a una verdadera combustión sonora de ritmo frenético.

Sí, vale acotar que interpretó poco antes «Asignatura pendiente» con un videoclip previo realizado por su fundación sobre los niños que padecen guerras y calamidades a lo largo del mundo, en cuyo epílogo se reza: «Unidos por ellos, renace la esperanza».

El «terremoto» musical, condimentado con franeleos varios del cantante con sus bailarinas y clamores incesantes de las fans, comenzó con el súper hit de fines de los noventa «Livin´la vida loca», ornamentado con pantalla gigante con un auto súper deportivo en cuya patente se leía «Ricky». Proseguiría el derrotero con «Adiós», «María», «La bomba» hasta recargar la vara adrenalínica con «Por arriba», donde dividió al público en dos para vivar y alentar por separado, con el fin de reunirlos en una sola voz, mediante el lema «qué me importa el qué dirán». «Que cada uno en sus casas, que nos siguen por tele, se pare y empiece a bailar. ¡Vamos a mostrarles a todos cómo se baila en Argentina!», como preludio a la fiesta desatada.

El cierre de su recital, que duró exactamente una hora y veinte minutos, comprendió el recordado «La copa de la vida», aquel éxito que había nacido como canción para el Mundial 98 y, la canción del momento: «La mordidita».

Durante varias ocasiones había preguntado al público: «¿Quieren una más?». Para la última consultó jocosamente: «¿Falta una? ¿Cuál falta?», sabiendo del pedido generalizado del súper hit. Aún un tanto sorprendidos por el final abrupto y sin bises, la gente quedó esperando. Borsatto, primero, y Lirio después, dejaron en claro la clausura mientras dos camionetas blancas salían raudamente del Anfi transportando al astro.

 

Invitados VIP: Entre los plateístas se encontraban actores reconocidos como Pablo Rago, Silvina Luna, Magui Bravi y Miriam Lanzoni además del cuartetero Damián Córdoba. Según lo dicho desde el municipio, los nombrados abonaron sus propias entradas.

Córdoba envió 600 mil pesos: El presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Julio Bañuelos, trajo un aporte de la provincia de tal monto para el Festival.

Asistentes de todo el mundo: Ricky Martin saludó desde el escenario a espectadores de: Perú, Chile, Bolivia, Paraguay, Puerto Rico, España e Italia.

Colas desde la siesta: Las espectadoras que tenían entradas populares hicieron cola desde muy temprano, al rayo del sol, para conseguir un buen lugar apenas se abriera la puerta.

3 hs.: Por decisión del municipio, los espacios peñeros cortaron a esa hora, poco antes que terminara la noche cuartetera dentro del Anfi.

Borsatto sin corbata: El histórico maestro de ceremonias salió sorpresivamente de elegante sport. Y como dato de color, fue la primera vez que no usó corbata.

Fabricio Rodríguez ante la prensa: Dijo que intentó hacer las cosas para que lo inviten en la edición del año que viene que es la número 50. Y quedó contento porque la gente cantó y respondió bien a su espectáculo en el

escenario.

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