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Trastorno bipolar: más conocimiento para una mejor calidad de vida

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Trastorno bipolar: más conocimiento para una mejor calidad de vida

Por iniciativa de la filial local de la Fundación Bipolares de Argentina (Fubipa), comenzamos hoy una serie de publicaciones acerca del trastorno bipolar, una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo.

El objetivo es brindar información de una forma clara y sencilla, pero científicamente validada.

La meta es complementar la información que el profesional brinda a las personas con trastorno bipolar, a sus familiares y allegados, para que puedan comprender mejor lo que le sucede a quien sufre de este trastorno.

Tal como ocurre con otras enfermedades crónicas, como la diabetes, el asma o la hipertensión arterial, varios estudios científicos realizados en los últimos años han demostrado que un mayor conocimiento sobre las características de ciertas enfermedades psiquiátricas y su tratamiento, disminuye la frecuencia de recaídas y mejora la calidad de vida del paciente y su familia.

El trastorno bipolar, en el pasado llamado enfermedad maníaco-depresiva, es una enfermedad psiquiátrica que se caracteriza por oscilaciones anormalmente intensas del estado de ánimo.

Las personas afectadas experimentan los mismos cambios de humor que tiene cualquier persona, como por ejemplo alegría, tristeza o ira, sin embargo en ocasiones, éstas se acentúan hasta un punto demasiado extremo que puede llegar a requerir asistencia psiquiátrica.

A los períodos en que la persona presenta un estado de ánimo muy elevado o eufórico se los denominan episodios maníacos o, hipomaníacos si son de menor intensidad. Los períodos caracterizados por un estado de ánimo muy bajo o con decaimiento son denominados episodios depresivos.

En algunos casos se pueden presentar simultáneamente síntomas de manía y depresión, lo que se denomina episodio mixto.

Los distintos tipos de episodios pueden sucederse unos a otros o, lo que es más frecuente, alternar con períodos de eutimia. Denominamos eutimia al estado de ánimo normal, y nos referimos con esa palabra a los períodos de remisión de la enfermedad, es decir en los que los síntomas desaparecen prácticamente por completo aunque esto no significa que la persona se haya curado.

A continuación describiremos las manifestaciones más características de los episodios maníaco, hipomaníaco, depresivo y mixto.

 

¿Cuáles son los síntomas o manifestaciones de un episodio maníaco?

Durante este episodio el paciente con trastorno bipolar puede presentar algunos de los siguientes síntomas:

  • Euforia: se caracteriza por una sensación de extrema felicidad y plenitud, que generalmente se acompaña de un optimismo exagerado, despreocupación por los problemas cotidianos, tendencia a los chistes y bromas que resultan poco pertinentes.
  • Irritabilidad: se manifiesta por la tendencia al malhumor, a tener reacciones desproporcionadas ante hechos triviales o a iniciar peleas. Si bien la euforia es el síntoma característico de la manía, en algunos casos la irritabilidad puede ser el estado de ánimo predominante, principalmente cuando se contradice a la persona. También se observa con frecuencia la alternancia entre la euforia y la irritabilidad.
  • Grandiosidad: implica una confianza excesiva en uno mismo y falta de autocrítica que puede llevar a dar opiniones o realizar algo de lo no se tiene ninguna experiencia, como por ejemplo escribir una novela o componer una sinfonía.
  • Disminución de la necesidad de dormir: la persona siente que casi no necesita dormir y cuando se levanta tras haber dormido unas pocas horas se siente lleno de energía. En los casos más graves, puede pasar varios días sin dormir no sintiéndose cansado.
  • Verborragia o hablar más de lo habitual: la persona puede hablar sin parar durante largos períodos de tiempo y resulta muy difícil interrumpirla. Esto puede acompañarse de un aumento del tono de la voz y de la velocidad del habla.
  • Sensación de que el pensamiento está acelerado: la persona puede percibir que sus ideas se producen una tras otra a una velocidad mayor que la habitual, “como si la cabeza fuera un motor que no para nunca”. En algunos casos, la velocidad de los pensamientos es tal, que la persona pasa de un tema a otro sin conexión aparente, dando al observador la apariencia de que dice incoherencias.
  • Desconcentración y dificultad para prestar atención: por lo que pueden tener dificultades para seguir una conversación, leer un libro o mirar una película. Muchas veces las dificultades para prestar atención se manifiestan como problemas de memoria.
  • Aumento de la actividad: es característica la participación en múltiples actividades al mismo tiempo sin tener demasiado en cuenta los posibles riesgos y beneficios, como por ejemplo comenzar a realizar cursos o actividades deportivas, trabajar más de lo habitual o incluirse en actividades políticas. En los casos más graves, esta hiperactividad es improductiva y puede manifestarse como una inquietud extrema.
  • Aumento de la sociabilidad: las personas con este desorden se muestran más sociables de lo que habitualmente son, lo que las conduce por ejemplo, a llamar a los familiares a cualquier hora del día o a mantener diálogos con desconocidos. Es frecuente que esto se acompañe de un aumento de las fantasías y deseos sexuales.
  • Búsqueda excesiva de actividades placenteras: muchas veces la expansividad, la grandiosidad y el optimismo exagerado conducen a una búsqueda desmedida de actividades placenteras, como por ejemplo realizar compras excesivas e inapropiadas o inversiones económicas poco razonables, conducir autos en forma imprudente o tener relaciones sexuales promiscuas con desconocidos. También es frecuente que durante estos períodos, las personas “cambien de look”, utilizando vestimentas extravagantes o provocativas.
  • Presencia de síntomas psicóticos: no es infrecuente que las manifestaciones anteriores se acompañen en algún momento, de síntomas psicóticos, dentro de los que se incluyen los delirios y las alucinaciones. Se entiende por delirio a ideas falsas en las que el paciente cree ciegamente, que guían su conducta y que persisten a pesar de intentar explicarle lo equivocado de las mismas. Es el caso de creerse un enviado de Dios, creer que tiene poderes especiales o creer que alguien lo persigue, entre otras. Las alucinaciones consisten en escuchar, ver, oler o sentir cosas que en realidad no existen.

Fubipa se reúne todos los primeros martes del mes en la Biblioteca Mariano Moreno.

 

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