Un joven villamariense recibió ayer una condena de tres años de prisión efectiva luego de declararse culpable de un asalto a mano armada registrado a mediados de febrero pasado en una estación de servicio de barrio Güemes.

En tanto, un taxista de la ciudad de Oliva empezó a ser juzgado en la Cámara del Crimen local por un presunto hecho de abuso sexual del que habría resultado víctima una mujer de 28 años que padece un retraso mental moderado.

En el primer juicio, Mauricio José Hernández (26) fue hallado coautor responsable de “robo calificado” por el uso de un revólver cuya aptitud para el disparo no se pudo acreditar, a raíz de un hecho ocurrido el 16 de febrero.

Ese día, alrededor de las 2.30 de la madrugada, Hernández y otro sujeto (que no fue identificado) llegaron en una moto hasta la estación de servicio de Rosso, ubicada en bulevar Colón y Juan Müller, y utilizando un revólver amenazaron al playero y le sustrajeron 300 pesos y un celular.

Sin embargo, el joven condenado fue detenido por la Policía poco después y en su poder se secuestró el teléfono de la víctima. El otro ladrón logró darse a la fuga con el arma, por lo que no se pudo acreditar su operatividad.

Como se trata de un convicto primario, Hernández podría obtener la “libertad condicional” cuando complete ocho meses entre rejas, es decir el 16 de octubre próximo.

En el segundo proceso penal de la jornada, pero a puertas cerradas, comenzó a ser juzgado Luis Ramón Barrera (68), quien comparece imputado como supuesto autor de “abuso sexual gravemente ultrajante” (sin acceso carnal) en perjuicio de una joven mujer.

El hecho que se le atribuye se habría producido en Oliva en marzo de 2015.

Hoy prestará declaración testimonial la denunciante y es probable que luego aleguen las partes y se dicte sentencia.