Ante una multitud sentada como en un teatro, el grupo liderado por Adrián Dárgelos ofreció un show de alta calidad, refrescando temas de su repertorio desde diferentes ópticas
No eligieron el camino fácil de desempolvar los “grandes éxitos” y dormirse en los laureles de la fórmula segura.
Se podía intuir que la banda emblemática del Nuevo Rock Argentino, surgida en los años 90 con impronta sónica y desfachatada, personalidad siempre auténtica y desafiante y génesis independiente, resolvería celebrar sus Bodas de Plata con otra vuelta de tuerca.
Un desplazamiento buscado que rehúye de la comodidad y la demagogia inconducentes y que a la vez deposita al grupo en un sitial reservado para aquellas formaciones que reivindican el afán por embellecer a cada paso una estética propia. Al mismo tiempo, semejante conducta debía abonar cierta exigencia a la hora de encontrar una nueva respiración sonora sobre terrenos previamente habitados.
Mediante un trabajo de orfebrería, y con alguna similitud con “Madera microchip” (el proyecto de reversiones tecno-acústicas plasmado por Catupecu Machu), Babasónicos abandonó todo artilugio pirotécnico y trabajó a partir de los despojos de sus piezas exhumadas.
Un envión desde el “grado cero” que le permitió pergeñar una amalgama de sutilezas que, a la hora de analizar el recital entero, simulaba ser un todo homogéneo con sus respectivos climas y contrapuntos tímbricos.
Variedad de climas
“Impuesto de fe”, el disco que fuera grabado en México, alumbrado por la banda el sábado pasado en Mundo Rojo ante una multitud de más de 1100 personas y replicado casi en el mismo orden de temas, ofrece ambientes de sumo relax, de ensoñación onírica, de alguna que otra pulsión de éxtasis y, por qué no, cierta pátina nostálgica al momento en que la efervescencia masiva de hits hacía creer que se instauraría una nueva “bestia pop”.
La recepción en vivo (de la placa también grabada con público en México), sumó aportes significativos. Por un lado, la altísima calidad y fidelidad de audio que permitió “degustar” instrumento por instrumento, desde las cuerdas y teclas hasta una variedad de elementos percusivos (con marimba y un gran gong incluidos).
También se apreció el siempre cautivante “acting” de Adrián Dárgelos, acaso el cantante con más desarrollo de performer en el rock nacional, quien remarcó: “Es la ciudad donde más gap (distancia) hubo con nuestra última visita”, dando cuenta de la década sin pisar suelo local. El punto cúlmine de su faz teatral resultó la aparición (como hace en toda la gira), desde detrás de la audiencia y caminando por el pasillo central en plena interpretación de “Camarín”.
Asimismo se pudieron escuchar aquellas letras de sofisticada e insinuante poética dargeliana que, todas juntas, parecían simular contemporáneas: desde las nuevas “Vampi” y “Shambala” pasando por las exquisitas “Cómo eran las cosas”, “Rubí” (con participación del aplaudido Carca, referente del under porteño), “Putita” hasta ”Viva satana” de “Dopádromo” (1996) y “Natural” (al cierre de bises) de “Pasto” (1992).
Así, para aquellos que esperaban el aluvión de éxitos al final, se habrán quedado con las ganas. Para apaciguar el vacío, Dárgelos lanzó su única concesión al “soberano”: “Ustedes merecen muchos sábados como este”.
Safari en la previa
En la previa, el grupo local Safari Pop despachó a gusto su set en dúo con Manuel Abad en guitarra y voz y Facundo “Mecha” Miranda en bajo, coros y pistas, sin el batero Agustín Massafra, dado el espacio cedido para tal fin.
Juan Ramón Seia
El 17 de septiembre
Un festival “Clímax” en Mundo Rojo
Mundo Rojo anunció que el 17 de septiembre se hará en su local ubicado en avenida Perón 1676 una fiesta “Clímax”, un encuentro musical perfilado para adultos.
Actuarán las bandas locales Harén y De la Rivera más Inerstorm de Río Cuarto. Además musicalizará Mayco Vera y actuará Juan Pablo Amante. Habrá stands y sorteos especiales. Entradas en San Martín 133.
