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Una historia de amor y arte en la Villa

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Una historia de amor y arte en la Villa
Un par de meses atrás, Pía y Renato junto a sus retoños tomaban un avión para vacacionar. Ahora viajarán a Brasil para radicarse en la localidad de Piracicaba (foto de Facebook)

Se conocieron en Brasil en 2008. Se instalaron en nuestra ciudad, tuvieron dos hijos, armaron proyectos y una década después se vuelven a vivir a Brasil

Un par de meses atrás, Pía y Renato junto a sus retoños tomaban un avión para vacacionar. Ahora viajarán a Brasil para radicarse en la localidad de Piracicaba (foto de Facebook)

El músico y docente brasileño Renato Borghi y la actriz, directora y bibliotecaria bonaerense Pía Bernabé se conocieron en la localidad paulista de Tatuí en 2008.

Ambos estaban cursando sus respectivos estudios en el prestigioso Conservatorio que se halla en dicha ciudad cuando el destino y el amor -vaya a saber uno si son fruto de la misma materia-, los flechó de tal forma que los unió para siempre.

La pareja en ciernes terminó recalando azarosamente en Villa María luego de que a Renato le recomendaran la carrera de Composición Musical de la UNVM. Aquí, cada uno por su lado, desarrollaron sendas carreras que dejaron su huella en la escena artística local.

Una década más tarde, la familia ya ampliada -con Pedro de 2 y Luna de 4, dos retoños rubios y enrulados que los acompañan en cada foto-, regresará al país vecino a instalarse a Piracicaba, a pocos kilómetros de donde se conocieron aquella vez.

-¿Qué recuerdan de aquel encuentro?

Pía: – Yo me había ido con unas amigas a estudiar teatro. El estaba estudiando música. Nos enamoramos y empezamos a salir. Un amigo en común nos habló de la UNVM y Renato decidió al tiempo venirse para Villa María. Yo me quedé un año más. La idea era que cada uno seguiría en la suya, que tal vez no nos veríamos más, pero fue más fuerte el amor.

-¿Cómo venían desarrollando sus carreras anteriormente?

Pía: – Yo venía de hacer varios años de teatro en talleres de Buenos Aires y de cursar en el Profesorado de Teatro en el IUNA.

Renato: – Yo tocaba en bares y en bandas de rock, aunque mi etapa en Tatuí fue mucho de estudio y de juntarse a arreglar y componer, no tanto a tocar.

 

Vidas y obras

-¿Cuánto modificaron sus trabajos aquí? ¿Y en qué momento se pudieron mixturar artísticamente?

Renato: – Como pareja tardamos mucho en hacer cosas juntos. Más bien, cada uno trabajaba por su cuenta. Por mi lado armé muchos grupos, tanto en el jazz, el instrumental, en lo latinoamericano, el tango y el folclore. A partir de la universidad fui conociendo gente que me abrieron el camino.

Pía: – En Villa María conocía a “Pocha” (la actriz Rocío Orozco), porque prácticamente éramos vecinas. Con ella hicimos Keskesé (colectivo teatral donde también estaban Juan Pablo Amante, Marisabel Demonte, Leticia Soria y Valeria Vals) y al tiempo inició BauHaus (el bar cultural que impulsara Amante en el actual Polaroid), donde actuábamos mucho y donde conocí a mucha gente del ambiente. Luego hice un taller de narración oral con Alicia Perrig, trabajé junto al Espacio INCAA y la productora Ayllú para el proyecto “Mi primera historia de cine”, donde le contaba de cine a los chicos, hasta que entré a trabajar en la Medioteca. Y ahora, en unos días, me recibo de Técnica Superior en Animación Socio-Cultural en el Inescer.

Renato: – Hay que decir que yo también trabajé en BauHaus porque ahí nacieron las “jam” de jazz junto a Ariel Rodríguez, que continúan hasta la actualidad.

-Hace poco estrenaron la obra “Ba-tá-ta” en Escena donde ambos formaron parte. ¿Fue su primer trabajo juntos en público?

Pía: – En realidad, hace un par de años creé el grupo La Familia, que era un taller de teatro que daba en mi casa y donde Renato también participaba. Lo primero que hicimos se llamó “La Familia o muestrario de ocupaciones raras”, basado en un cuento de Cortázar. Y ahora seguimos con Ba-tá-ta” donde Renato iba solo a actuar y no tocar, pero al final también se sumó a la banda en vivo. Debo decir que, aunque yo lo invito a mis proyectos, él nunca me invitó a sus muestras (risas).

-¿Por qué han decidido irse?

Renato: – Lo hemos decidido más que nada por una razón laboral y económica. Aunque a mí a me encanta dar clases y a Pía le fascina estar en la Medioteca, en todos estos años no hemos podido hacer una diferencia siquiera para poder comprarme un instrumento. Y eso que no nos faltaron espacios para trabajar y tampoco nos podemos quejar porque también tuvimos público. Pero allá, en San Pablo, todo lo cultural tiene más incentivos, más circuitos y todos los bares tienen música en vivo, donde los músicos cobran una paga fija que aquí nunca la he recibido.

Pía: – Además, hay una ley de mecenazgo que es maravillosa. Y también queríamos que nuestros hijos se nutran de la impronta brasileña y la cultura popular y de carnaval que es muy rica. A eso hay que sumarle que Renato va a continuar sus estudios de maestría en Campinas, donde se otorgan becas para el sostén. Por mi parte, voy a tirarme a la pileta, a ver qué pasa (risas).

-¿Piensan regresar a la Villa?

Pía: – Sí, a visitar amigos (risas). No, en realidad lo estamos pensando. Vamos a ver cuánto tiempo nos quedaremos allí.

 

Juan Ramón Seia

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