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«Aliento a todos a que den un paso adelante para mejorar»

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«Aliento a todos a que den un paso adelante para mejorar»
Samuel Jofré, obispo de Villa María, dialogó con los medios sobre la Semana Santa y temas de actualidad

El obispo de Villa María habló con los medios sobre el significado actual de la Pascua que hoy celebra la cristiandad. Además, abordó diferentes temáticas como la juventud y la violencia social

Samuel Jofré, obispo de Villa María, dialogó con los medios sobre la Semana Santa y temas de actualidad

“La Pascua es el mayor don de la bondad divina”, dijo el obispo Samuel Jofré al hablar con los medios sobre la fecha especial que vive la Iglesia Católica, y agregó: “Pascua significa paso, por eso, aliento a que todos demos en esta fecha un paso adelante, ya sea en la oración, o creciendo en los sacramentos que podemos haber abandonado, o bien resolviendo algún entuerto con el prójimo a través de la reconciliación”.

Expresó que las fechas pascuales hacen un aporte significativo a la vida social “porque la religión nos da el sentido de la vida. Sin religión no sabemos por qué ni para qué vivimos”.

Expresó, tal como lo había hecho en su mensaje del Viernes Santo, que “esta fecha no va a operar un cambio automático, mágico, pero sin Semana Santa sería una sociedad menos alegre”.

Entiende que es importante “evitar el vaciamiento del significado de la Pascua. Vaciar de sentido muchos hechos es un signo cultural de la Argentina. Vemos que los chicos se emborrachan y no saben por qué y que los grandes viven un feriado sin tampoco saber por qué”, expresó.

Dijo que en la actualidad todos nos podemos ver como el Cristo crucificado, pero especialmente los más vulnerables, “que son los que no han recibido una enseñanza y un ejemplo que transmita el sentido de la vida”. Por otra parte, la Resurrección “devuelve la esperanza y nos da fuerza para la lucha cotidiana”, agregó.

El diálogo con la máxima autoridad de la Diócesis de Villa María se registró ayer, oportunidad en la que, además del mensaje pascual, el obispo habló de temas sociales.

«Sin religión no sabemos por qué ni para qué vivimos»

Estos fueron los ejes de la charla…

Violencia. “La violencia es uno de los peores males que estamos viviendo y por supuesto que nos preocupa la violencia en sí, pero también el discurso violento que se genera antes de la violencia física y que, indudablemente, es uno de sus causantes”, expresó.

“Además, es innegable que generan con eso más pobreza, porque el desconcierto que provoca la inseguridad despierta desconfianza para invertir, para generar empleo”, agregó.

Acto seguido se refirió a lo que denominó “piqueterismo”, como una de las expresiones de la violencia. “Esos hechos exceden el discurso violento; son directamente violencia delictiva” y agregó, al ser consultado sobre el tema, que independientemente de quién sea el que impida el tránsito y la circulación de las personas, “siempre que se perjudique a terceros se trata de un acto extorsivo y si va contra las reglas de convivencia, es delito. Sea quien sea que lo haga y por más razones que tenga”. “El no perseguir ese delito es una claudicación del Estado”, remató.

Situación social en Villa María. “Noto una menor marginalidad que en las ciudades grandes. En los centros barriales de Cáritas no tenemos en estos tiempos más demanda de asistencia”, dijo. Sin embargo, reconoció que hay gente en lista de espera “debido al corte de subsidios que enviaba la Provincia a Cáritas, no por aumento de la demanda”,

“Pero también -advirtió- vemos que hay sectores que tienen el hábito de pedir, que han perdido la cultura del trabajo y que encuentran en la asistencia el medio para ganarse la vida”

Según Jofré, desde su experiencia personal, la pérdida de esa cultura del trabajo en nuestro país “comenzó en tiempos de la hiperinflación de (Raúl) Alfonsín”.

Agregó que, como hombre consagrado, vivió las dos crisis más fuertes de la democracia: la del 89 y la de 2001. “Creo que la primera fue más dura económicamente, pero en la segunda fue evidente el deterioro moral”, aseveró.

Al referirse a la situación económica en esta ciudad, dijo que si bien Villa María “no es una isla”, “ciertamente tiene una gran influencia de la actividad agropecuaria y, en ese sentido, se notan los efectos de la recuperación de la actividad del campo. Pero también es creciente la importancia de la vida universitaria y de la vida industrial”.

También valoró, siempre en comparación con ciudades más grandes, “la serenidad que se nota, entre otras cosas, gracias a los horarios discontinuos, lo que posibilita que la gran mayoría almuerce en su casa, con su familia, con su gente, y esto le permite desacelerar el ritmo del trabajo y acomodarse un poco. Esto se percibe en el tráfico”, dijo, haciendo la excepción de los motociclistas “muchos de los cuales no tienen ningún respeto por las normas”.

La “grieta”. Al ser consultado sobre los antagonismos de Argentina, lo que se denomina “grieta”, Jofré señaló que es un término relativamente nuevo, “aunque comprendo el significado que le quieren dar desde que comenzó a utilizarse”.

Entiende que para superar esas divergencias profundas es indispensable “contar con buenos dirigentes, honestos, inteligentes y prudentes. Hay gente inteligente y honesta, pero no alcanza. También entiendo que hay que superar el enojo de buena parte de la sociedad y para ello se necesitan muchos gestos sensibles de amistad social, para sanar los corazones heridos”.

 

Vocaciones y celibato

El obispo Jofré se refirió a las vocaciones sacerdotales indicando que el hecho de que este año hayan ingresado dos seminaristas en la Diócesis le permite ver la vida católica “con moderado optimismo”.

Actualmente, hay ocho seminaristas de pueblos de la Diócesis de Villa María.

Reconoció que menos de la mitad de los estudiantes del Seminario llegan a consagrarse y bajo ningún concepto entiende que dejar de lado la obligación de ser célibe pueda aumentar las vocaciones.

“Lo prueban las estadísticas. Las iglesias, como la Anglicana, que admiten hasta mujeres como sacerdotes, lo hacen porque en realidad no tienen vocaciones. Además, no creo que haya que cambiar por necesidad”, apuntó.

“Lo que hay que preguntarse es si Dios vale la pena”, planteó.

 

Están avanzadas las gestiones para abrir un centro de rehabilitación en Morrison

Al referirse a la situación de la juventud, el obispo señaló que “necesitan guías, modelos creíbles”. “Sin esa guía, los jóvenes van a seguir siendo presos de su inexperiencia, lo que los lleva a buscar la intensidad de la vida en la droga, el alcohol o el sexo sin amor”, agregó. Dijo, además, que “la juventud refleja con espontaneidad los problemas de la sociedad en su conjunto porque no le ofrecemos esos modelos creíbles. Muchas veces los padres por acercarse tanto pierden el carácter de guía; los políticos que se enorgullecen porque zafan de una condena en la Justicia no entienden que de ellos se espera mucho más” y van generando ausencia de modelos.

Frente a ese escenario, la Iglesia Católica trabaja en la contención de los jóvenes adictos. Por un lado, la Casa Nazareth, que abrió recientemente un centro de noche en Villa Nueva que “a poco de andar se ocupó completamente”. También tienen una comunidad terapeútica en Río Tercero y, según informó Jofré, están avanzadas las gestiones para habilitar en el corto plazo una “Fazenda de esperanza” en el campo de Morrison donde alguna vez funcionó una escuela.

 

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