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Alumni, de poco a mucho

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Alumni, de poco a mucho
Franco Gozzerino estuvo peleado con la pelota, como la mayoría de los jugadores (foto gentileza de La Mañana de Córdoba)

En Córdoba y ante Las Palmas, el equipo villamariense no tuvo un buen partido, careció de ideas y terminó con uno menos por la expulsión de Federico Depetris, pero igualó sin goles y rescató un punto importante

 

Franco Gozzerino estuvo peleado con la pelota, como la mayoría de los jugadores (foto gentileza de La Mañana de Córdoba)
Franco Gozzerino estuvo peleado con la pelota, como la mayoría de los jugadores (foto gentileza de La Mañana de Córdoba)

Escribe Juan Manuel Gorno

Entre pocas luces que ofreció, Alumni vio una llama de esperanza en Córdoba: rescató un punto ante Las Palmas, al empatar sin goles y sortear un partido malo por todas partes, donde debió afrontar el tramo final con un hombre menos por la expulsión de Federico Depetris.

Sostener la ventaja en la tabla de posiciones con respecto al propio equipo cordobés y por sobre los demás que venían abajo terminó siendo el negocio para el equipo conducido por Raúl Maldonado, motivo por el cual tuvo una mueca de satisfacción en el saldo final de un domingo muy caluroso.

Diezmado por las dos bajas fundamentales en ofensiva (Leandro Martínez y Juan Aimar), el elenco fortinero asomaba en el encuentro sabiendo que no podía ocultar demasiado su falta de gol. Entonces quedaba obligado a rendir la otra materia, la faz defensiva, donde el “Bocha” también hizo retoques en la previa, con el ingreso de Facundo Depetris.

Este objetivo se cumplió y la realidad fue notable: Alumni no tuvo salida, careció de ideas para elaborar en tres cuartos de cancha y probó poco al arco contrario, pero se las ingenió para cerrar los espacios atrás, estuvo más ordenado y se aferró a la buena tarde del arquero Leonel Luciani para armar el blindaje que Las Palmas no pudo romper.

Parecía que el equipo cordobés podía jaquear a Alumni desde los primeros minutos, cuando apretó adelante y se adueñó de la pelota con el juego de Leonardo Campos y Nicolás Correa, más los desbordes de Leandro García y Emanuel Orquera.

Precisamente, un tiro de Correa desde afuera del área que se fue alto y otro de García, en la puerta del área, que salió desviado, graficaban la diferencia en el juego que marcaba la formación de Héctor Chazarreta.

Alumni, incómodo por el mal estado del campo de juego y carente de movilidad para ganar espacios hacia delante, perdía rápido la pelota y se ahogaba solo, más allá de alguna corrida de Maximiliano Villa, quien aportaba lo más claro.

Las Palmas era más agresivo incluso cuando Alumni intentaba salir, a punto tal que Campos casi la emboca desde la mitad de la cancha, cuando vio a Luciani adelantado, pero la pelota se fue apenas desviada.

Minutos más tarde, el partido se detuvo para que los jugadores se refrescaran (hizo poco más de 30 grados) y allí parecieron refrescarse también las ideas de Alumni, que mejoró un poco.

De todas maneras, sólo un cabezazo elevado del “Fede” Depetris, tras un tiro de esquina, llevó riesgo al arco contrario.

La historia parecía repetirse en el segundo tiempo, cuando Las Palmas -sin ser un derroche de lucidez, pero con un Campos movedizo- generó un par de situaciones que hicieron reaccionar a Luciani.

Con su gorrita de Manu Chao y su estilo desfachatado, el arquero fue tomando protagonismo hasta convertirse en una pieza clave, más que nada para descolgar centros e inspirar seguridad.

Mientras, el “Bocha” Maldonado intentó modificar la historia con los cambios, tratando de incluir un delantero más (Miguel Gutiérrez), entre otras variantes, pero cuando todo parecía ir viento en popa, el “Fede” Depetris vio la segunda amarilla por una mano y dejó al equipo con uno menos, a los 35 minutos.

A esa altura, Las Palmas ya no tenía más recursos positivos. Fue al ataque porque estaba obligado, pero chocó permanentemente con una defensa de Alumni que supo abroquelarse (apoyado en Quiroga y con una buena tarea de los centrales). Para lo demás estuvo “Cumbia”.

En ese panorama, el partido careció de situaciones, la pelota se debatió en la mitad de la cancha y la ocasión más nítida fue un remate desde 45 metros del “Facu” Depetris, queriendo sorprender al arquero Tealdi, quien volvió sobre sus pasos y la sacó milagrosamente con una mano.

Quizás un gol semejante servía como aliciente para quienes “soportaron” los 90 minutos de escaso fútbol. Pero la pelota no entró. El cero fue un sinónimo de nada, aunque Alumni se retiró silbando bajito, mirando el futuro.

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