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Denuncian hostigamiento por parte de inspectores municipales

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Denuncian hostigamiento por parte de inspectores municipales
Luciano Ragusa

Desde Liverpool – El responsable, Luciano Ragusa, señaló por qué decidieron no hacer más espectáculos en vivo 

En diálogo con EL DIARIO indicó que agentes de Seguridad Ciudadana le pidieron exigencias, como contratar un policía de la Provincia, que según Ragusa no está contemplado en la ordenanza. “Hicieron mal los procedimientos y mintieron”, puntualizó

Hastiado y dolido.

Así dice sentirse Luciano Ragusa, uno de los responsables del salón de eventos Liverpool, luego de una serie de intervenciones por parte de inspectores de Seguridad Ciudadana que, según declaró a EL DIARIO, encuadrarían en un “acoso u hostigamiento”.

El establecimiento, que abriera en septiembre de 2017 y que está ubicado en bulevar España y avenida Rawson, contaba hasta el fin de semana pasado con cuatro ciclos definidos: los miércoles “Raíces” con música folclórica, los jueves “Arritmia” con música electrónica, los viernes “Omega” con música bolichera y los sábados con bandas de rock, en su gran mayoría de nuestra ciudad.

“Con la actuación de Cabezones (concretada el sábado pasado), dejamos de hacer espectáculos en vivo porque no podemos seguir lidiando con esta situación y por todos los requisitos que nos piden que no están contemplados en la ordenanza vigente (Nº 6.539) y que terminan implicando un costo excesivo”, indicó Ragusa.

La gota que rebalsó el vaso, según relató, fue la presentación del Tributo a Viejas Locas, desarrollado entre el sábado 2 y madrugada del 3 de junio: “Los inspectores llegaron cerca de las 3 de la madrugada. Empezaron mal porque para inspeccionar, para revisar si todo está en orden, tienen que hacerlo antes de las 22, antes de que inicie el espectáculo. Primero me pidieron que llamara a la Policía porque había malabaristas en la esquina que molestaban, algo que no tenía nada que ver con nosotros. Se quedaron ahí hasta las 5; en ese momento me dijeron que la banda tenía que tocar hasta esa hora cuando la ordenanza y la habilitación dicen específicamente que es hasta las 6. Luego me dijeron que no había un policía provincial en la puerta, pero la ordenanza no lo pide y tampoco fui previamente intimado para que lo tenga. Posteriormente ingresaron al local y señalaron como agravantes para la clausura del lugar que no andaban las luces de emergencia y los sensores de humo cuando les mostré al frente de ellos que sí funcionaban”.

 

“Hay conflictos entre Seguridad Ciudadana y Habilitaciones”

-¿Pediste explicaciones en el municipio?

-Sí, por un lado fuimos a hablar con Valeria Suárez, la encargada de Habilitaciones quien nos dijo que nosotros estábamos bien habilitados y en regla. O sea que hay un conflicto entre dos áreas del municipio y nosotros somos rehenes de ello. Después, nuestro ingeniero de Higiene y Seguridad, Manuel Arza, constató que estaba todo en perfectas condiciones en el salón y que lo que decían los agentes era mentira. Esa información está en una carpeta documentada en el despacho de Carlos Vivas, el titular de Seguridad Ciudadana.

-¿Por qué creés que se trata de un acoso?

-En realidad son tres inspectores que hacen mal los procedimientos y parece como si no conocieran la ley, no son todos los inspectores. Antes de esa noche mencionada ya habían venido varias veces a molestar. Una vez hicieron que saliera toda la gente afuera para apagar la luz y probar si andaba un disyuntor en medio de una velada electrónica.

Ragusa precisó que, con estas acciones, se “ponen palos en la rueda” a la cultura local y al desarrollo del rock puntualmente. “Teníamos banditas que llevaban entre 30 a 100 personas, como mucho (la capacidad máxima del salón es de 150 asistentes). Y desde Seguridad Ciudadana nos están pidiendo un agente privado, un inspector municipal -que siempre los contratábamos-, más un policía provincial. A esos requisitos, que en costos se elevan a 2 mil o 3 mil pesos por noche, hay que sumarles la tasa por espectáculos públicos,  el seguro y el servicio de ambulancia”, acotó.

“Me siento dolido porque abrimos ese salón para que las bandas tuvieran su lugar y ahora se nos hace realmente imposible”, concluyó.

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