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El cumpleaños más feliz

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El cumpleaños más feliz

En su 78º aniversario, Colón, que hizo un gol “fortuito” y terminó con uno menos por la expulsión de su arquero, le ganó 1-0 a Rivadavia y quedó más cerca de la clasificación

Navarro observa cómo la pelota entra en la red tras su tiro libre en forma de centro. Con este gol, Colón se quedó con el clásico

Escribe: Juan Manuel Gorno

Hay días que tienen una mística especial, casi angelical, que te escudan de las adversidades.

Puede suceder, por ejemplo, que justo en el cumpleaños de tu querido club, el equipo resiste a los problemas de ausencias en la defensa, le sale redondo un clásico complicado, soporta la expulsión del arquero con esfuerzo, le gana al rival de siempre, queda pisando el terreno de clasificación y devuelve la ilusión del hincha. Todo en un día.

Le pasó a Colón en su 78º aniversario y en su cancha, donde fue más que un apático Rivadavia y se quedó con una victoria (1-0) envuelta en esas virtudes del espíritu deportivo que suelen darse en un día muy especial. De hecho, lo ganó con un gol con vicios de fortuna, pero lo justificó con méritos propios, aprovechando los notables errores ajenos.

Rivadavia, que llegaba como líder y con claras chances de clasificación, fue una sombra que deambuló sin rumbo y cometió varios errores como para quedarse con algo.

La mediocridad se apoderó de los dos equipos en el primer tiempo, un poco porque ambos tenían ausencias importantes en sus alineaciones (al Rojinegro le faltaron varios defensores y el Verde no tenía a Gayoso ni Santoni) y otro porque se olvidaron del compromiso por el juego, ese valor tan fundamental para cualquier partido, más allá de un clásico.

 

Colón le ganó a Rivadavia en la zona media, donde fue más inteligente

Tensiómetro alto

En plena etapa de definición, donde un punto vale oro, en Arroyo Cabral se impusieron los nervios, las tensiones, y el encuentro fue un cúmulo de imprecisiones y pocas situaciones de gol.

Colón intentó algo más por la jerarquía de sus volantes con mayor lucidez, sobre todo José Navarro, que complicó a Marcelo Berardo con un remate en forma de centro y luego envió un tiro de esquina rasante que Martín Barrionuevo terminó con un tiro cerca del palo.

De todas maneras, la más nítida de la primera parte fue de Rivadavia, por un pase magistral de Marcos Berterame que dejó solo a Matías Rojas, pero el remate del defensor fue tapado por el arquero Federico Pedernera.

En lo demás, el primer tiempo no fue más que un largo bostezo que ya exhibía ciertos problemas en el juego de Rivadavia, mientras Colón se acomodaba en defensa para ocultar las ausencias, sostenido en la experiencia de Lucas Morre para jugar de todo.

No obstante, en el segundo tiempo, el equipo de Daniel Abate Daga salió decidido a robar la pelota más adelante y capitalizó los problemas de Rivadavia para generar juego.

En pocos minutos, el Rojinegro puso en aprietos a Berardo (le desvió un cabezazo a Sambrana), sin ser una tromba ni mucho menos. Y fue en ese lapso favorable donde encontró el gol, cuando Navarro ejecutó un tiro libre en forma de centro, muchas cabezas se vieron tratando de captar la pelota que, caprichosa, viajó hasta el ángulo más lejano y un Berardo tapado no pudo meter el manotazo salvador.

El 1 a 0 de Colón desesperó a Rivadavia. Marcelo Santoni fue sumando delanteros desde el banco y su equipo buscó el empate tomando riesgos, mientras Berardo salvaba un par de veces otra caída de su valla.

Sin embargo, el Verde fue sin ideas, tratando de abrir la cancha, aunque sin profundidad y con decisiones mal tomadas por quienes debían llevar la claridad, como el caso de Matías Bustamante.

 

La vida del Verde

El partido le dio vida a Rivadavia porque Colón se complicó solo, con nombre y apellido: Federico Pedernera, el arquero que se hizo expulsar en una protesta, a pesar que reclamaba con razón por un golpe de Daniel Vaglio sobre Alvaro Aguirre.

En ese contexto, Colón se paró definitivamente de contragolpe, armando una estructura infranqueable en el fondo, pero manteniendo latente la posibilidad de la réplica con Navarro como lanzador y Barrionuevo como cabeza de ataque.

La conclusión fue que Rivadavia, con tres atacantes en cancha (Vaglio, más Richard Echegaray y Dino Gagliese) cayó seguido en el embudo de Morre y los suyos, tirando centros para nadie y sin probar ni un tiro al arco defendido por el ingresado Joaquín Peretti, entre aciertos y errores.

Mientras, Berardo se erigía en el mejor del Verde por neutralizar un par de situaciones de gol que Colón generó de contra para justificar muy bien la victoria que se cerró a los 51 minutos.

Impotente por su pobre rendimiento, Rivadavia se fue pensativo porque ahora tendrá que ganar y sacar la calculadora, cuando parecía que se iba derechito a los cuartos.

Y Colón, casi desde las cenizas que muchos creían parte suya, se quedó en la cancha a los saltos, celebrando que este día del aniversario, después de cinco clásicos, podía ser más especial que lo previsto.

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