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Ella murió por asfixia, pero aún no se sabe cómo falleció él

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Ella murió por asfixia, pero aún no se sabe cómo falleció él
Franco Arsenio Benítez

El femicida había ultimado a una mujer en 2003, ocasión en la que también mató a su hijita de 3 meses

Franco Arsenio Benítez

El femicidio de María Luján Aguilera (34), que se produjo el domingo pasado cuando visitaba a su pareja, el presidiario Franco Arsenio Benítez (35), en el Establecimiento Penitenciario Nº 5 de Villa María, todavía no está totalmente develado, aunque el caso se replicó en todos los medios del país e incluso tuvo trascendencia en agencias noticiosas de Sudamérica.

Durante la víspera el fiscal de feria que actuó, Francisco Márquez, aseguró ante la requisitoria periodística que “la autopsia reveló que ella murió por asfixia”, mientras que “de él no se pudo determinar el examen físico”.

El funcionario judicial explicó que, como ocurre habitualmente durante las visitas, “la mujer entra a la celda y el compañero (del detenido) se retira para permitirles un momento de intimidad, por lo que la puerta queda cerrada…, nadie puede mirar…”.

Cuando terminó el horario de las visitas los agentes penitenciarios preguntaron: “¿Qué pasa con Benítez?” y fue entonces que se decidió abrir la celda.

“Al entrar se encontró a dos personas yacentes y desnudas sobre el piso: una (ella), debajo de la cucheta, con golpes en rostro y en la cabeza, pero además sofocada, tal vez con la intención deliberada de darle muerte o para evitar que grite”, conjeturó Márquez, mientras que “él no tenía lesión, ni infarto, ni puñalada. Sí presentaba lesiones de defensa propias de ella en el cuerpo, como rasguños”.

El fiscal reveló que, al ver que no salían, “un par de presos intentó abrir la puerta que estaba atada con un hilo de coser pelotas de fútbol”.

Reiteró que, cuando pudieron abrir hallaron a “dos personas fallecidas” y que la mujer tenía “golpes de puño, hubo una pelea entre ellos”, porque, además, “hay signos de defensa”.

Según reveló el Servicio Penitenciario provincial en un comunicado, el personal médico constató que la mujer presentaba un sangrado por nariz y boca, mientras que al interno no se le constató ninguna lesión externa, a lo que el fiscal precisó: “No tengo una causa eficiente” que permita establecer fehacientemente cómo y por qué murió.

Fue entonces que Márquez no descartó que, tal vez, Benítez “ingirió algo para suicidarse”, aunque advirtió que todavía faltan los resultados finales de la autopsia.

El doble crimen se registró en la celda 3 del pabellón 2, donde está recluido Benítez, quien cumplía una pena de prisión perpetua por otro femicidio que había cometido en Villa General Belgrano, y que su libertad condicional estaba prevista para 2036.

En 2006, la Justicia de Río Tercero lo encontró culpable por el crimen (cometido en 2003) de quien fuera su mujer, Sandra Patiño (21), y de su hija Selene Desiree, de 3 meses, a quienes asesinó poco después del bautismo de la pequeña.

 

Fiscal Francisco Márquez

Fundamento de las visitas

Por otro lado, el fiscal Márquez, al responder sobre por qué se permite que sean visitados condenados con antecedentes presuntamente peligrosos, sostuvo que “lo anormal sería que a un preso se le prohibiera de por vida recibir a la familia”.

Al respecto, apuntó que “nuestro sistema penal pretende la resocialización por lo que no se lo puede reinsertar si se lo mantiene aislado. La ley propugna que tener visitas familiares forma parte de la resocialización del preso”, dijo el funcionario judicial.

Con el del pasado fin de semana ya son tres los femicidios perpetrados dentro de una penitenciaría argentina: el 21 de diciembre pasado, Henry Coronado, un detenido en la prisión de Villa Urquiza, Tucumán, mató a su mujer Elizabeth Aguirre y luego se quitó la vida. A su vez, el 5 de enero último, Gabriel Roberto Herrera, un preso de la cárcel de Villa Las Rosas, Salta, ahorcó a su pareja, Andrea Neri delante del bebé de ambos, de apenas un mes. En esa ocasión el hombre salió del calabozo 372 con el niño en sus brazos y confesó: «Acabo de matar a mi mujer». Unos años antes, el propio Herrera también había asesinado a una pareja durante una visita en la cárcel.

 

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