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Intelectualidad y compromiso social

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Intelectualidad  y compromiso  social

Mañana, lunes 19 de octubre, se cumplirá el primer aniversario de la desaparición física de Encarnación Sobrino, intelectual villamariense comprometida con lo social que dejó huella en la historia regional. Hija de un talabartero local, nació a mediados de los años 30 en la ciudad de Villa María. Inició sus estudios en la “Escuela de Sobral”y de allí pasó a formarse en otros centros educativos logrando diferentes titulaciones. Luego de recorrer numerosos países regresó a esta localidad donde trabajó en distintas organizaciones

 

chirino SOBRINOFormación

En el año 1952 egresó como maestra y bachiller de la Escuela Normal “Víctor Mercante” y del Instituto Secundario “Bernardino Rivadavia”. Sin lugar a dudas fue una de las personas de mayor peso en el proceso fundacional del Instituto de Educación Superior del Centro de la República (Inescer) que actualmente lleva el nombre del educador “Dr. Angel Diego Márquez” quien fue su esposo y compañero de tantas esperanzas y logros en el campo educativo. Fue en el mismo instituto Rivadavia donde conoció al reconocido pedagogo. Cuando hace un par de años la entrevistamos en su departamento de la ciudad de Córdoba, donde pasó sus últimos años de vida, recordaba el momento en que se conocieron en la oficina que Antonio Sobral tenía en el colegio Rivadavia.

 

Luego de lograr en la ciudad las titulaciones señaladas, Encarnación prosiguió sus estudios  en la Universidad Nacional de Córdoba donde, en 1958, obtuvo el título de Licenciada en Letras. Luego, en 1966, vendrían los “Cursos de Especialista en Recursos Audiovisuales” en el Centro Regional de Investigaciones Educativas Lourenço Filho de San Paulo, del Ministerio de Educación y Cultura de Brasil. Entre 1970 y 1973 cursó estudios de posgrado en la Flacso, en Chile. En tanto, años después, en 1979, obtuvo el Máster en Desarrollo Económico y Social, opción Sociología del Desarrollo en la Universidad de París I, Sorbona, lugar donde terminó doctorándose.

A la vez fue trabajando y publicando en universidades y centros de estudios de los diferentes países en los que vivió como Brasil, Chile, Venezuela, Guatemala, Panamá y Francia. También trabajó en universidades argentinas y publicó en editoriales nacionales.

 

Militancia

Encarnación entendía que los títulos universitarios no debían entenderse como remplazo de los nobiliarios y que fueran usados para diferenciarse de sector social alguno. Es decir que no veía la formación intelectual como fuente de privilegios, por el contrario la entendía como generadora de obligaciones, y a la vez asumía que la práctica de la ciencia debía estar regida por la sensibilidad para entender la comunidad donde se vivía y tomar problemáticas de la misma. Esta intelectual que, por mérito propio, se inscribió en la serie de villamarienses que consiguieron generar conocimiento dentro de las ciencias sociales, con mayúsculas, mediante trabajos que no sólo fueron reconocidos aquí sino en diferentes latitudes del mundo. Pero eso no la alejó de la militancia ni disminuyó su compromiso social. Más allá de las coincidencias o diferencias de criterios, no son pocos los activistas sindicales o políticos que la recuerdan como una mujer valiente que defendía, de manera apasionada, sus posiciones. Es decir no se mantuvo sólo en lo académico, también se comprometió en la discusión de las asambleas gremiales o del debate político partidario. Sobre este último caso podemos recordar su participación en el Frepaso. Supo acompañar las luchas de los trabajadores durante los duros años 90, cuando el justicialismo liderado por Carlos Saúl Menem apoyó decididamente el desarrollo y la profundización de las políticas neoliberales que en 1975 llegaron al país.

 

La preocupación por lo social no sólo la llevó al trabajo intelectual, la militancia política y gremial sino también a la tarea de construcción de instituciones. Sin lugar a dudas tuvo un gran protagonismo en el proceso fundacional del Inescer, también participó de la comisión comunitaria que trabajó para la creación de la Universidad Nacional de Villa María en la que colaboró escribiendo, junto a Ana Baraldo, un libro titulado “Algunas ideas que permiten sustentar un determinado modelo de Universidad Nacional para Villa María”. Sobrino también sumó su trabajo a la vida de la Casa Balear de Villa María.

 

Sería extensa la lista de libros y artículos en diferentes idiomas publicados por Encarnación Sobrino. Varios de ellos llevaron el sello de editoriales nacionales, como el caso de Hvmanitas, pero también el del Inescer, institución de su querida ciudad. Pero esta nota es para recordarla a un año de su muerte, a la vez que revalorizar su trabajo militante en pos de un claro ideal de justicia social.  

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