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La Beriso colmó el Ameghino

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La Beriso colmó el Ameghino
No cabía un alfiler. Fieles del grupo de distintas partes llenaron el club para corear sus temas y flamear sus banderas identitarias (foto La Beriso Oficial)

La banda liderada por “Rolo” Sartorio  redondeó el viernes un show de dos horas con éxitos de su discografía como “Madrugada”

 

No cabía un alfiler. Fieles del grupo de distintas partes llenaron el club para corear sus temas y flamear sus  banderas identitarias (foto La Beriso Oficial)
No cabía un alfiler. Fieles del grupo de distintas partes llenaron el club para corear sus temas y flamear sus banderas identitarias (foto La Beriso Oficial)

Posiblemente se trate de la banda con mayor ascenso en la escena del rock nacional.

A pesar de haber surgido a fines de los noventa en Avellaneda, La Beriso ha cobrado una considerable preponderancia en los últimos años, en el marco de una etapa considerada de recomposición del mapa del rock criollo tras la tragedia de Cromagnón, indiscutible parteaguas social y cultural que marcara a toda una generación.

De hecho, el público que acompaña a la banda a lo largo y ancho del país se compone de un núcleo de huestes huérfanas de tan lamentable descalabro. Incluso, el cantante Rolando “Rolo” Sartorio comparte cierto matiz tímbrico con Patricio Santos Fontanet, exlíder de Callejeros y actual cara visible de Don Osvaldo, que a cualquier escucha lo remite indefectiblemente al autor de “Una nueva noche fría”. Y a ello se le debe sumar que la conformación de la banda (guitarras, bajo, teclados, batería y saxos), recuerda al formato “callejero”.

De todos modos, Sartorio intenta despegarse de esa suerte de estigma comparativo. Este cronista, días antes del show, le consultó sobre si se considera dentro del llamado “rock barrial”. “¿Qué sería rock barrial? No entiendo mucho esos términos. Nosotros hacemos canciones. Canciones sobre lo que nos pasa y sentimos. Además no siempre hacemos rock, sino también vamos para el lado del reggae o incluimos cuerdas (violines) en un tema. Depende lo que tengamos ganas de hacer”, concluyó.

 

En tren de aprendizaje

Más allá de esos vínculos reminiscentes, se evidencia un aprendizaje tanto en los públicos como en los artistas del género, como contrapartida al salvajismo suicida en que se habían convertido algunos recitales masivos una década atrás. Además de las medidas de seguridad acordes, las puertas de egreso siempre abiertas y el horario de show rondando las 22 (cuando lo habitual era arrancar a la madrugada), se añadieron actitudes expresadas por los propios músicos.

Poco tiempo antes de finalizar el show del viernes, Sartorio aclaró: “No tiren botellas de agua al escenario porque está lleno de cables. Después aparecen las muertes de rock y se empieza a culpar a cualquiera”, declaración que fuera retribuida con una lluvia de aplausos.

Respecto a la performance, La Beriso -que presentó su disco “Historias” como antesala a su gran primer show en el Estadio Unico de La Plata, en diciembre, se despachó con un show intenso y directo de dos horas que casi no tuvo interrupciones, salvo para saludos de bienvenida y algunas arengas del cantante como “larga vida al rock nacional”. Resonaron, coreados por chicos y chicas, temas como “Por qué”, “Venenosa”, “Todo es mentira” (en cuya letra emerge una dura crítica social: “Tantos inventos, tanta tecnología, porqué no inventan la vacuna contra el cáncer y el SIDA”), “Te burlaste”, “Vicios”, “Tus ojos” y el súper hit cadencioso “Madrugada”.

Juan Ramón Seia

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