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“La llegada temprana al jardín de infantes no quema etapas”

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“La llegada temprana al jardín de infantes no quema etapas”
Entre otros puntos, Amblard destacó que “el jardín temprano es adonde se pueden detectar dificultades que de no hacerlo antes de los 5 años, generan luego problemas complicados de revertir”

La psicóloga Susana Amblard hizo un profundo análisis en el que destacó los puntos en los que justificó la implementación de dicha medida

Entre otros puntos, Amblard destacó que “el jardín temprano es adonde se pueden detectar dificultades que de no hacerlo antes de los 5 años, generan luego problemas complicados de revertir”
Entre otros puntos, Amblard destacó que “el jardín temprano es adonde se pueden detectar dificultades que de no hacerlo antes de los 5 años, generan luego problemas complicados de revertir”

Susana Amblard, una reconocida  de la ciudad de Villa María, realizó un minucioso análisis en el que justificó la implementación de las salas de 3 años a la educación obligatoria.

En su cuenta personal de la red social Facebook, la profesional comenzó diciendo: “Con mis queridos y respetados colegas con los que acuerdo en tantas cosas, esta vez voy a disentir. Me refiero a quienes cuestionan la validez e importancia del jardín de 3 años”.

“Su existencia no es nueva. Trabajé más de 35 años en una escuela que ya tenía por entonces salita de 3. Nunca perdimos la capacidad de asombro cuando veíamos en agosto los enormes avances de los nenes respecto de la primera parte del año: la seguridad, la independencia, el desarrollo lúdico, la alegría de compartir con otros”, agregó.

Seguidamente redactó que “nos apenaban en la sala de 4 las desventajas de los que ingresaban sin transitar la anterior salita respecto de los que sí. Pero nos apenaba también que, pese a que en las distintas instituciones educativas de la ciudad se iban creando salitas de 3, en la mayoría de los casos se trataba de escuelas de gestión privada o mixta, con lo cual los que no podían acceder se veían privados de la experiencia y no nos parecía justo”.

“Nunca notamos que la llegada temprana al jardín (estoy de acuerdo también con las salas de 2 en las escuelas, o sea, las que están bajo control del Ministerio de Educación) incidiera en el vínculo del niño con sus padres ni que se forzaran procesos tendientes a quemar etapas. Muy por el contrario. Insisto, al estar controlados y especialmente pensados por el Estado, tanto los contenidos pedagógicos como la oferta de actividades en general, siempre impulsaron el desarrollo que corresponde a la edad”, destacó.

Por otra parte indicó que “la participación de la familia en el jardín hace que se los piense más y que puedan estar mejor orientados para la crianza, incluso (tenemos trabajos publicados al respecto), el jardín temprano es adonde se pueden detectar dificultades que, de no hacerlo antes de los 5 años, generan luego problemas complicados de revertir”.

“No obstante, en la actualidad el jardín temprano de 2 y 3 años se hace, desde mi punto de vista y desde las investigaciones que venimos realizando en la UNVM, imprescindible, siempre y cuando estén incluidos en una institución escolar”, aseguró.

Sobre ello manifestó que “no puedo aquí fundamentar todas las razones, o sea, me limitaré a dos o tres”.

“Hoy los chicos no juegan. Cuando están en su casa están atrapados por la pantalla. Y hablo de bebés de meses hasta los más grandes. El nuevo objeto transicional ya no es el osito de peluche, se duermen aferrados al celular de sus papis. Mientras los grandes se ocupan de sus tareas, los más chiquitos ven videos de Youtube y juegan con la computadora. Ya estamos advirtiendo, entre otros males, empobrecimiento de la producción simbólica, es decir, crear, imaginar, reflexionar, enriquecer el lenguaje y encontrar placer en los que puedan ser protagonista de sus juegos. Esto traerá desconocimiento de sí mismo, aburrimiento, pasividad y problemas de aprendizaje”, comenzó enumerando.

Seguidamente analizó que “la escuela es, hoy por hoy, el único lugar que ofrece propuestas subjetivantes que escasean fuera de ella y en las que los padres desorientados piden referencias: juego dramático, utilización del lenguaje, asimetría en el vínculo, reglas y normas para la convivencia, socialización y vinculación con pares. Allí el niño debe pensar e interrogarse por el mundo que lo rodea”.

“En nuestra cultura la infancia no existe en tanto no proporciona ofertas que la diferencien del consumo de los adultos, tales como los juguetes, la ropa, los contenidos televisivos, etcétera. Los padres perdieron las certezas para la crianza y tienen la representación de niño como adulto en miniatura y de este modo descuidan sus necesidades básicas de referencia y cuidados”, lamentó.

Para finalizar sostuvo que “además, es una realidad que las familias han cambiado. En su mayoría están exigidas por demandas sociales, económicas o habitacionales, entre otras, que favorecieron la creación de guarderías privadas que, salvo honrosas excepciones, sí me preocupan y mucho. Sin más control municipal que el de infraestructura, muchas de ellas son miniempresas que no cuentan con profesionales idóneos y doy fe de haber escuchado relatos de terror”.

“Por lo tanto, las salas de 2 y 3 años que se anexen a las escuelas, bienvenidas sean”, redondeó.

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