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“La reforma laboral sería volver a principios del siglo XX”

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“La reforma laboral sería volver a principios del siglo XX”

Guadalupe Vázquez

Nació en Córdoba capital, el 19 de julio de 1982. Trabajadora judicial. Soltera. A los 20 años ingresó en calidad de pasante al Palacio de Tribunales de su ciudad natal. En 2007 fue convocada por orden de mérito para entrar como técnica administrativa en el Juzgado de 1° Instancia Civil de Villa María. Desde niña, estuvo en contacto con la militancia político-sindical ya que su madre participó activamente en el gremio de la Asociación Bancaria y en las filas del PJ. Fue secretaria Adjunta de la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial. Hoy, por segunda vez consecutiva, es secretaria general del mencionado gremio, secretaria de Relaciones Institucionales de la conducción provincial e integrante de la mesa de la CGT local

Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

Avida lectora, con un perfil batallador y sin rodeos al momento de expresar sus opiniones.  Es divertida y hace uso de la ironía para reflejar determinadas situaciones. Tiene una visión aguda de la política, del rol de la justicia y de la misión del sindicalismo. Guadalupe Vázquez es una joven que dedica la mayor parte de su tiempo a la actividad gremial y está convencida de que todos los logros que tuvieron los trabajadores se deben a la lucha permanente y a la resistencia. “Si no vemos la lógica del mercado, los que vivimos de un salario estamos en el horno”, confiesa mientras subraya las desigualdades que generan una brecha cada vez mayor entre los que más tienen y los que menos tienen.

“No podemos retroceder”, asegura, a la vez que reafirma su compromiso con el camino de la participación.

 

-En este contexto económico actual ¿en qué situación se encuentra el trabajador judicial?

-Nosotros venimos arrastrando una inequidad hacia adentro del Poder Judicial que tiene que ver con un proceso que se viene dando desde hace muchos años, donde funcionarios y magistrados se dieron una ley de equiparación con la Justicia Federal.

Ellos están equiparados con el 90% de sus salarios a la Justicia Federal que tiene una escala bastante más grande que la nuestra. Y en ese proceso ellos fueron teniendo ciertas mejoras en sus salarios que no nos llegaron a los trabajadores.

Eso provocó en el transcurso de estos años que la brecha entre sus salarios y el de los trabajadores fuera cada vez más grande.

 

-¿Esa brecha ha traído malestar dentro del ámbito laboral?

-Sí, se ha producido una división muy grande, que genera el enojo y la disparidad entre unos y otros. Trabajamos todos juntos, compartimos oficinas con los funcionarios, nuestros jueces están puertas al lado nuestro, pero sin embargo las condiciones en lo salarial son totalmente distintas.

Un ejemplo de eso es que los empleados aportamos a la Caja de Jubilaciones de la Provincia un 18% mensual y los jueces aportan el 11%.

Los empleados judiciales somos los únicos en toda la provincia que generamos un superávit a la Caja de Jubilaciones de 480 millones de pesos, y los jueces le generan a la Caja un déficit de 500 millones.

Es decir,  pagamos el déficit de los jueces que son los que más ganan. Ese tipo de injusticia es la que se vive puertas adentro del Poder Judicial y es lo más grave que enfrentamos.

 

-Todos los reclamos que hicieron, a través de la lucha ¿no tuvieron eco?

-El Tribunal Superior hasta el día de hoy se niega a hablar de esta brecha salarial, de esta grieta digamos, se niega a saldar esta cuenta pendiente.

Se ha negado además a hacer el cálculo real de lo que es hoy la diferencia, para el sindicato los cálculos internos llega hasta un 30% y es lamentable que ni siquiera se siente a hablar de esto.

Es mucha la diferencia y al trabajo lo hacemos entre todos, porque en el Poder Judicial el trabajo es en equipo, nadie por sí solo puede llevar adelante una oficina completa, somos todo un equipo y tendríamos que tener el mismo sistema salarial, sin embargo tenemos dos sistemas conviviendo dentro del mismo ámbito y eso genera inequidad y malestar.

Es injusto.

 

-¿Injusticia dentro de la Justicia?

-Es un Poder Judicial que puertas adentro para los suyos es inequitativo, es injusto, la repartija de la masa salarial es desigual, o sea si pensamos en un Poder Judicial inequitativo e injusto con los suyos, pensemos lo que puede representar hacia afuera.

Eso es lo más grave, es lo que más miedo me da al razonar en el sentido de la adición y la resta. Como decía Hobbes cuando uno suma y resta las contigencias de la vida, a mí me da de pensar que si el Tribunal Superior se comporta así con los suyos, si no genera las condiciones de trabajo justas, si hay empleados precarizados, si hay compañeros trabajando en sótanos en condiciones inhumanas, qué puedo pensar de ese cuerpo con la gente común.

Y pensá que un trabajador judicial no puede acceder a reclamar por vía judicial como lo hace cualquier empleado de otro ámbito si no se cumplen los convenios.

 

-¿Ustedes no tienen convenio?

-No, tenemos reglas que al mejor estilo militar emite el Poder Judicial sin charlarlo con el sindicato. Con esos mandatos y esas órdenes que emiten condicionan al trabajador y el empleado privado puede acceder a la vía judicial para que un juez equilibre las fuerzas entre las partes.

Ahora, el empleado judicial ¿qué hace?, si su patronal es el máximo organismo judicial de la provincia. ¿Adónde vamos?

Cada recurso que presentamos lo rechazan, el empleado judicial es el más desprotegido que existe en el sistema.

No tenemos alguien que nos ampare.

 

-¿Cuándo comenzó esta situación de desigualdad salarial a la que hace referencia?

-El proceso de equiparación de los jueces empezó en 2004, fue paulatino, todos los años se iba incrementando el porcentaje para acercarse a la Justicia Federal, otro año le achicaron el aporte a la Caja y con eso fueron sumando puntitos para llegar a un neto que está equiparado al 90% de su categoría en el plano federal.

 

-¿Fue notable para ustedes la pérdida del poder adquisitivo del salario en los últimos años?

-Eso es generalizado, el aumento de los gastos fijos que tiene una familia para poder vivir, transporte, alquiler, servicios, las cuotas de las escuelas. O sea el aumento generalizado sin correlación con el incremento salarial ha impactado negativamente.

Hoy estamos hablando de un 20% a un 25% menos de poder adquisitivo en los salarios. Eso nos ha tocado a todos, lo vemos a diario, la capacidad de ahorro se extinguió y ahora lo que cobrás es nada más que para pagar cosas. No tenemos resto.

Y el otro proceso que se está dando para mantener el nivel de vida, es el endeudamiento individual.

Endeudamiento para gastos corrientes porque el salario ya no los cubre en su totalidad.

Hoy, estamos usando el adelanto de sueldo porque no llegamos a fin de mes.

 

-¿Tienen expectativas de incremento de los salarios hoy?

-Hasta ahora no hemos hablado, tenemos los mismos aumentos que decreta la Corte y hasta el momento no se ha dicho nada de 2018. Pero vemos que se cierra todo alrededor del 15% y no creemos que sea más que eso.

 

-¿Tienen previsto medidas de fuerza o movilizaciones si la situación no mejora?

-Sí, nosotros estamos evaluando la situación, hemos convocado al Consejo Consultivo del Interior, y también hemos llamado a asamblea extraordinaria para hablar sobre el tema. Está bastante complicado porque dependemos de una pauta que establece la Corte y la Corte no da señales.

Y nosotros queremos avanzar sobre la brecha salarial de la que hablé al principio, obviamente que es un momento complicado porque hay un contexto social que le cuesta reconocer que la situación es compleja para todos.

Cuesta reconocer, más allá de la postura política de cada uno, que el salario no alcanza. Nos cuesta entender lo que se está viviendo y reconocerlo frente al otro.

Hay muchos compañeros que prefieren no hacer nada y llamarse a silencio. No hay una respuesta en lo colectivo.

 

-¿El gremio está unido o también tienen internas?

-Yo pertenezco a la comisión provincial y seguimos la misma línea. Obvio, hay compañeros y compañeros que manifiestan su disidencia, que son la oposición dentro del gremio. Ellos tuvieron la conducción durante seis años y hoy les toca ser oposición y juegan su rol. Es respetable y es entendible su posición.

Lo que sí critico de esos compañeros es que no están reconociendo al enemigo. No sé si a propósito o no, no reconocen al Tribunal Superior como el responsable y lo trasladan a la conducción del sindicato.

Parece que es mucho más fácil descargar su energía contra los veintitrés compañeros que ponemos la cara y le hacen la venia a los vocales de ese cuerpo. Creo que hay un doble discurso.

 

-¿Qué análisis hace sobre el rol que está cumpliendo la Justicia?

-Creo que la Justicia aspira a una independencia que no termina de ser tal. Si el Consejo de la Magistratura que elige a los jueces está conformado principalmente por entes políticos, legisladores que responden a un sistema de partidos, y se niega sistemáticamente a incorporar representantes de la ciudadanía tiene que ser por algo.

He conocido situaciones de jueces capaces, idóneos, con una visión proteccionista del derecho y que son eximios juristas y que les ha ido mal porque no tenían una línea política que era la que primaba en el Consejo.

Y uno dice qué lástima que le vaya mal a esta gente que le da a la Justicia el aura necesaria para que confiemos en ella.  Si a la persona que cumple con todas las condiciones le va mal por una condición política tenemos que decir que la política maneja la Justicia.

Hay dos parámetros para visibilizar, es imposible que la política no se meta desde el momento que elige a los jueces y por qué se niegan a que la ciudadanía o los empleados judiciales elijamos a nuestros jueces. El voto popular sería un gran control ciudadano sobre la Justicia.

Y el otro problema es uno de los principios de la República que es la periodicidad de los cargos, que no se da en uno de los tres poderes del  Estado.

 

-Es habitual escuchar que la “Justicia es muy lenta y llega siempre tarde” ¿cuál es su opinión?

-Es una visión de la gente común, en algunos casos lo comparto y en otros no. Se manejan miles de causas, es por miles la cantidad, entonces es difícil criticar a una institución por lo que suceda en un caso en particular.

Hay personas lentas, sin duda y es lamentable, pero debemos tener en cuenta que los plazos de los códigos de procedimientos los dicta el Legislativo. Porque la Justicia tiene que respetar esos plazos. Y la Justicia no trabaja sola, hay muchos auxiliares como los abogados litigantes que son los que mueven la rueda. Y muchas veces se dejan estar, no cumplen y eso genera demoras.

A diario pasa que hay causas que se archivan porque el abogado no la movió.

Creo que debería darse un debate desde lo más sincero. Porque pararse y decir que los ordenanzas cobran cien mil pesos, como dijo el presidente Macri, que es absolutamente mentira, es una irracionalidad.

 

-También dijo que tenían 45 días de vacaciones

-Sí, dijo que durante 45 días la Justicia se paraliza y es mentira. Durante la feria, sigue trabajando en todos sus fueros y en todos los reclamos. Todo lo que se presenta se recibe y sigue su curso, se resuelven causas. Los que hemos trabajado en feria sabemos que se trabaja más en ese período, o sea que la Justicia nunca se para.

Y otra cosa que se debe tener en cuenta, tener ese edificio de seis pisos todo el día funcionando tiene un costo operativo, entonces no es conveniente que los empleados rotemos las vacaciones.

Si nos vamos todos juntos, el costo del edificio se reduce a la mínima expresión.

La Justica funciona los 365 días del año, y las unidades judiciales atienden las 24 horas.

Y hay convenios de sectores privados que tienen más días de vacaciones.

 

-Guadalupe ¿por qué entró activamente a la militancia sindical, qué la atrapó?

-Los sindicatos existen porque existen las injusticias, nosotros tenemos guardería porque no se cumple la ley laboral, los sindicatos vamos cubriendo lo que las patronales no cubren.

Los gremios nos fuimos ampliando, más allá de la lucha por los trabajadores, prestamos servicios de salud, de recreación y lo que me llamó a acercarme es ver la injusticia.

Me exaspera mucho, no tolero ver la injusticia, me parece que el abuso del poder genera eso y sobre todo en nuestro ámbito donde existe, en algunos,  un poder ilimitado.

 

-De cualquier manera la militancia viene desde la panza de su mamá…

-Sí, sin duda. Mi mamá Gloria Benavídez  (murió en 2013) militó en la Asociación Bancaria, era empleada del Banco Córdoba y militó en épocas muy complicadas. Ella ingresó al banco en 1974, en 1976 fue detenida por los militares, la llevaron al Batallón 147, estuvo alojada ahí unos días pero siguió militando.

Fue peronista desde la cuna y ella nos crió sola a mi hermana y a mí, así que nos llevaba a todas las reuniones. Ella hizo varias unidades básicas en Córdoba con la lógica que tenía Eva Perón, con talleres, consultorios, roperos, con todo ese armado en barrios muy necesitados.

Y eso hizo que uno le tomara sabor a la militancia y entendiera a la política como una herramienta de cambio, más allá de la demonización que hacen algunos sectores.

Creo que el que siente que debe hacer algo por otro, tiene que hacerlo, hay que participar en la Iglesia, en el sindicato, en un partido, donde uno se sienta más cómodo. Es importante participar en lo colectivo, no somos nada sin el otro.

El ser social nos forma como seres humanos,  hay una tendencia al individualismo y eso nos perjudica como sociedad.

 

-¿En su infancia ya tenía esta personalidad de luchadora, de pelear por los derechos del otro?

-(Risas). Los otros días revisando unos papeles encontré unas libretas de cuarto grado, y en las observaciones de la maestra decía “le molestan mucho las injusticias”. Se la mandé a mi hermana y le dije “ya está” (risas).

 

-¿Qué recuerdos tiene de su niñez?

-Buenos, una familia normal, de gente trabajadora, somos dos hermanas con una abuela muy presente, un padre ausente. Fue linda, en casa no sobraba nada, pero mi mamá se dedicó a darnos mucha cultura, siempre nos involucró con la lectura, el conservatorio.

Una infancia normal, en una ciudad grande, con amistades que aún conservo.

 

-¿Y en qué circunstancias decidió venir a Villa María?

-Mis tíos abuelos viven acá, desde chiquita vine a Villa María, mi primer viaje en tren fue a Villa María.  Mis vacaciones eran acá y una de las sedes en las que rendí para entrar a Tribunales fue esta y me llamaron.

Yo tenía dos trabajos en Córdoba, empecé a trabajar desde chica, con mi hermana animábamos fiestas infantiles, fui promotora, trabajé en una distribuidora de productos cosméticos.

 

-Siempre buscando el sustento.

-Tal cual, y me convocaron, acepté y me vine. Y me fui quedando, la ciudad sufrió una gran transformación, cuando yo venía de chica hace diez años era otra cosa. Vi cuando construyeron el techo del Anfi, obras faraónicas y todo el mundo en Córdoba me decía qué linda que está Villa María.

Es una ciudad linda para vivir, venir del caos, de agarrar la cartera con cuatro manos, de vivir con miedo, y pasás a vivir más tranquila. Es una ciudad con un tamaño ideal, me encantó y hace diez años que vivo acá.

 

-¿La decisión de rendir para ingresar a Tribunales tuvo algún motivo en particular?

-Empecé a estudiar Abogacía e ingresé como pasante a través de un convenio entre la UNC y el Poder Judicial, en ese momento nos pagaban los cospeles que eran 80 pesos en LECOR (sonríe). Encima los cospeles en Córdoba no te los vendían con bonos, teníamos que ir a una financiera a cambiarlos por efectivo y te descontaban el 20% (risas).

Estuve tres años como pasante, luego me contrataron para cargar datos al sistema, cuando se terminó el contrato volví a ser pasante hasta que rendí y en 2007 me convocaron de Villa María.

 

-¿Es machista el Poder Judicial?

-(Pausa). Tiene lógicas de funcionamiento que son machistas. Creo que hoy, por ejemplo, si vemos el mapa del componente de empleados, la parte más baja donde los sueldos son inferiores somos el 65% mujeres. Si uno mira la parte de funcionarios y magistrados la mayoría de los cargos están cubiertos por hombres.

Y en la parte superior, camaristas y Tribunal Superior, son más los hombres que las mujeres.

Desde esa lógica sí es machista, yo recuerdo haberle llevado un proyecto al jefe de Administración en su momento, que hoy ya no está, para el reconocimiento del día femenino y me respondió “y ahora qué más quieren”.

Igual creo que está en nosotras empezar a cambiar esa lógica, hoy hay mucha concientización y creo que se puede.

 

-En el ámbito sindical, ¿a la mujer le cuesta más llegar?

-Me parece que falta participación de la mujer, pero es entendible porque es la que tiene la carga del trabajo y de la casa y el sindicalismo requiere muchas horas de dedicación.  Yo recibo llamados todos los días, a cualquier hora, es una tarea en la que debemos estar porque manejamos problemas de la gente.

Lleva muchas horas, y para las compañeras que son mamás les resulta más difícil. Y en nuestro caso, nosotros no tenemos remuneración ninguna por estar en el gremio, es complicado porque además ponemos de nuestro bolsillo.

Nosotros cuando asumimos la primera conducción, el gremio estaba fundido, tenía 50 mil pesos de deuda, y para alquilar la nueva sede la tesorera y yo tuvimos que poner nuestro medio aguinaldo para afrontar el alquiler, un dinero que después recuperamos a través de los meses.

Es una tarea permanente, yo fui secretaria del Interior, puse mi vehículo particular y le hice más de sesenta mil kilómetros.

Son cosas que no se valoran muchas veces.

 

-¿Qué siente cuando escucha que los sindicalistas son corruptos?

-Es duro, los cuerpos orgánicos de todos los sindicatos tienen más de dos mil personas en todo el país. Y por un caso o por dos casos se condena a toda una organización de compañeros que lo hacen a pulmón, como lo hacemos nosotros, sin nada.

Los sindicatos se sostienen con el aporte de los trabajadores, no hay otra cosa.  Y todos ponemos para el funcionamiento de la institución, para lo básico y peleamos contra las ligas mayores.

Ahora pasa en todos los terrenos, cuántos médicos corruptos hay y no por eso se los condena a todos.

Por supuesto hay un ataque sistemático, estoy de acuerdo que se condene a quienes han tomado como suyo lo ajeno, con una investigación seria.

Y es saludable para el sindicalismo, además tiene que ver con una renovación que es necesaria.

 

-¿Renovación de la cúpula de la CGT, por ejemplo?

-Si hoy los que están al frente de la CGT, que es una entidad prestigiosa,  no la pueden llevar adelante deberían correrse. Si ellos tienen miedo por sus cuestiones personales que los ataquen o los afecten, deberían hacer un paso al costado.

Hoy hay miles de compañeros que pertenecemos a primeras líneas de cuadros sindicales, hay mucha gente que se mueve a pulmón y todos los derechos que tienen hoy los trabajadores fue por la lucha.

Nunca una patronal vino a palmearle la espalda a un trabajador y a decirle ¿qué te hace falta, llegás a fin de mes?.

Pensemos que los trabajadores laburaban sin nada, precarizados y pasaron a tener todo un cuerpo normativo de defensa de sus derechos, convenios colectivos, instancias de negociación en condiciones de igualdad como son las partirías, acceso a un ente como el Ministerio de Trabajo que hoy está desvirtuado, pero se supone que es un brazo en protección de los trabajadores.

Toda esa evolución nos costó compañeros muertos, si no pensamos que todo se consigue con lucha, con reclamos y que cuando vienen avanzan y cuando un sector avanza el otro retrocede, si no entendemos esa lógica del mercado los que vivimos de nuestro salario estamos en el horno.

 

-¿Usted piensa que está en marcha un plan sistemático para quebrar a los gremios?

-Sí, va dentro de la lógica de un plan económico, esto lo ha dicho el propio Gobierno, ellos necesitan que ciertas condiciones se den para atraer a las grandes multinacionales que explotan trabajadores en otras partes del mundo.

Una de las patas de ese plan es la destrucción de los derechos del trabajador, y pensar que un empresario está en situación de igualdad con un obrero. Esa es la lógica y la están planteando con la reforma laboral.

Si hay quien se opone a eso,  hay que atacarlo.  Algunos puntos de la reforma laboral son muy graves, ya han avanzado con la reforma previsional, avanzaron con las ART.

 

-¿Usted considera que la reforma laboral va a ser aprobada o tiene expectativas de que la lucha gremial la frene?

-Creo que va a ser un gran debate, es una responsabilidad de todos los sectores no dejar que eso pase, sería volver a principios del siglo XX.  Serían años de retroceso y creo que hay gremios muy importantes que le han dicho no y eso me da una luz de esperanza.

Algunas primeras líneas parecen no entenderlo, pero como ya se dijo “con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.

Vamos a ver lo que pasa, hay luces de esperanza que nos llevan a pensar en un movimiento obrero organizado para resistir, para que no nos quiten, no para ir por más.

Se avanzó hasta que pudimos, quedaron muchas cuentas pendientes, una de ellas el Impuesto a las Ganancias, el salario de un trabajador no es ganancia, y eso ningún gobierno lo eliminó porque es una caja muy fuerte.

 

-Otro de los temas que ha tenido a la Justicia en la mira es el relacionado con las denuncias de corrupción en la política ¿qué análisis hace del comportamiento de los jueces en este aspecto?

-Pensemos que la política nombra a los jueces, creo que sí hay una posición política clara de muchos jueces y fiscales.  No entiendo por qué no hay un accionar sobre la difusión de escuchas de conversaciones privadas que me parece terrible, me parece aberrante que se haya permitido eso.

Y que los jueces y fiscales federales que hoy están tan activos, no hayan rendido cuentas de lo que hicieron en los últimos años.

Cobraron su sueldo religiosamente, tuvieron partidas presupuestarias para las investigaciones y no avanzaron en nada. Y ahora de repente, sobre un sector hay una hiperactividad y se le despertaron las ganas de trabajar.

Si la corrupción era tan evidente, si era tan fácil de descubrir, si hace décadas que tienen partidas millonarias para investigar el atentado a la AMIA, recién ahora se dan cuenta. En vez de buscar quién puso la bomba, se fijan en lo que pasó una década después.

Hubo décadas de inacción, años en que no se hizo nada de nada.  Por qué no rinden cuentas, por qué no devuelven la plata de los sueldos que cobraron sin hacer nada.

 

-¿Tiene algún referente del peronismo a nivel provincial y nacional?

-Pienso que tiene que irse dando el trasvasamiento  generacional, la renovación.  En cuanto a referentes a nivel nacional a mí me gusta lo que ha hecho Rodríguez Saá en su provincia, que lo conozco muy de cerca. Me parece un nivel de gestión increíble, el que conoce el proceso de San Luis se da cuenta de que el nivel de gestión ha sido totalmente exitoso porque ha vuelto a la gente. Y a nivel provincial como nivel de gestión a mí me sorprendió siempre la transformación que tuvo Villa María con Eduardo Accastello.

 

-¿Cuál es su sueño hoy?

-En lo colectivo, sueño con que se terminen las desigualdades o que por lo menos se achiquen. Y sobre todo por los niños porque muchas veces no visibilizamos las consecuencias del hambre en los niños.

No tenemos que permitir que se retroceda, no podemos repetir la historia, no nos tenemos que dejar arrebatar lo que conseguimos,  para que otros tengan cada vez más.  Porque vienen otros que tienen cada vez más.

En lo personal he cumplido con muchos de mis objetivos,  sí me gustaría tener más cerca  a mi familia.

 

Opiniones

Mauricio Macri

Es un empresario que llegó de la mano de grupos económicos que quieren manejar todos los recursos del país. Está puesto por ese grupo para direccionar ciertas políticas acorde a lo que ellos quieren.

Creo que su incursión tiene que ver con esto, igual que Trump. Me quedo con la frase de Aristóteles que dice que los ricos no pueden gobernar para los pueblos.

 

Juan Schiaretti

Es la continuidad de un modelo cordobés que está agotado y que necesita una renovación.  Sí, es la imagen del peronismo, nos duele que muchas veces se desvirtúen las raíces peronistas, pero es el vicio del poder. El exceso de tiempo en los cargos ejecutivos genera la deformación y empiezan las deformaciones que no tienen nada que ver con los principios que uno milita que es la justicia social.

 

Martín Gill

Es una figura que tiene mucha gestión y poca política. En lo personal, desde lo político me decepcionó. Le falta la pata política y eso se nota mucho,  se ha cerrado mucho y no entiende que el resto tiene cosas para aportar.

Creo que es muy buen gestor, nada más.

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