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Los institutos de menores «a veces son peores que las mismas cárceles»

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Los institutos de menores «a veces son peores que las mismas cárceles»

Sostuvo que no sirve incrementar el monto de las penas y que no hay relación entre la disminución del delito y el aumento de la escala penal. Dijo que con los chicos que delinquen se tiene que trabajar pero con herramientas fuera del sistema penal

“Nosotros preferimos pensar cuáles son todas las cosas que el Estado y los adultos no hicimos antes para que los chicos no estén donde tienen que estar a los 14 años”, dijo Cesaroni

Escribe Diego Bengoa
De nuestra Redacción

Claudia Cesaroni, magíster en Criminología, docente, abogada y miembro de la Red Argentina No Baja, disertó en Villa María sobre los motivos para decir no a la baja de edad de punibilidad, una charla que fue organizada por Cepia y que se desarrolló en el Instituto Víctor Mercante.

Previo a esto, la especialista fundadora del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos dialogó con EL DIARIO en el Campus de la Universidad Nacional.

-Más allá de la edad de las personas, ¿sirve de algo endurecer las penas?

-No, no sirve para nada. No decimos esto porque seamos buenas personas o porque no nos guste que alguien pase mucho tiempo preso, sino porque se puede demostrar empíricamente. Cada vez que sucede algún hecho particular que genera repercusión y la respuesta legislativa es aumentar penas o crear nuevas figuras penales no genera como consecuencia que ese delito disminuya. El caso más evidente de los últimos tiempos es el de feminicidio. La incorporación de la figura como homicidio agravado en el Código Penal de ninguna manera implicó que disminuyan los casos. No hay relación entre una cosa y la otra.

-¿La gente cuando sale a delinquir no piensa en la escala penal?

-Yo no estoy en la cabeza de las personas que salen a delinquir, pero por las investigaciones o por las veces que he hablado con las personas privadas de la libertad, diría que no, que en mayor medida piensan que van a zafar. No hay un cálculo que tenga que ver con los años que le van a tocar. Y yo diría todo lo contrario, que cuantos más años exista en la escala, hay una mayor desesperación por no dejar ninguna prueba.

-En el caso de menores de edad, ¿por qué consideran que no se debe bajar la edad de punibilidad?

-La primera razón es que entendemos que la privación de libertad para quienes tienen 14 o 15 años (que es a la edad que se pretende bajar la edad de punibilidad) no resuelve ninguna de las situaciones por las cuales esas personas están participando de alguna situación de delito. Son muy chicos, estamos hablando de adolescentes en etapa de formación y nosotros preferimos pensar cuáles son todas las cosas que el Estado y los adultos no hicimos antes para que los chicos no estén donde tienen que estar a los 14 años, que es en la escuela, en el potrero, en la parroquia, en el centro comunitario, en el hospital público si tiene algún problema de salud.

En segundo lugar, porque la cantidad de delitos que cometen no es de la magnitud que presenta el Gobierno nacional para justificar la baja. Además, si fuera mayor la cantidad de delitos, tampoco estaría de acuerdo porque no resuelve ningún problema.

Nosotros no decimos que no hay nada que hacer. Hay cosas por hacer, pero por fuera del sistema penal, que llega tarde porque el delito se cometió y que llega a aplicar determinada cantidad de pena. Hay cosas que podemos hacer para evitar que cometan delitos más graves o padezcan el sufrimiento que implica el sistema penal.

-¿Y se está haciendo?

-Es complicado decirlo a nivel general. Hay muchas experiencias de medidas no privativas de libertad, no punitivas, de medidas alternativas con los chicos no punibles (menores de 16). Hace poco estuve en Neuquén, donde tienen un sistema de atención que funciona muy bien. Trabajan para que construyan un proyecto de vida alejado del delito y eso en realidad no es tan difícil porque a esa edad les gusta jugar a la pelota, aprender a tocar un instrumento musical… y a eso se enfoca. Y la escuela, que por ahí no les gusta tanto pero tienen que ir.

-Actualmente no van a la cárcel, pero van a institutos de menores. ¿Son parecidos a una cárcel ? En la provincia de Córdoba el Complejo Esperanza es muy cuestionado.

-A veces son peores que las cárceles. Un chico o chica de 14 o 15 años tampoco debería ir allí, es no punible, sólo se deberían hacer cosas por fuera del sistema penal. Esto implica no privarlos de la libertad.

-Pero algunos van.

-Sí. En Buenos Aires tenemos unos 50 o 60 no punibles que van porque lamentablemente las legislaciones penales procesales, que son determinadas cada provincia, a veces habilitan el encierro en determinados casos. Eso es una especie de baja de edad de punibilidad de hecho. La ley de fondo no lo permite, pero las leyes locales la habilitan llamándola medida de seguridad. Eso es ilegal.

Esos institutos -tanto para los no punibles como para los de 16 y 17 años que sí son punibles                     aunque mucha gente cree que entran por una puerta y salen por otra cuando no es verdad- a veces tienen menos garantías que las cárceles. Por ejemplo, en cuanto a la posibilidad de comunicarse telefónicamente con sus familias. En muchos institutos ese derecho está más recortado que en la cárcel.

-¿Las cárceles cumplen el mandato constitucional?

-No. Y a veces cuando se habla de eso se menciona de memoria el artículo 18. El mandato son todos los tratados internacionales de derechos humanos. Es más, ese artículo 18 es bastante cuestionable porque habla de que las cárceles son para seguridad y no habla de posibilidades de reinserción. Seguridad tiene que ver con separarlo de la sociedad, sacarlo del medio…

Las medidas de restricción aprobadas ahora empeoran todo porque determinan más restricciones para que personas que cometen determinados delitos puedan aspirar a una salida transitoria. Esto generará más violencia y sobrepoblación en las cárceles, que es grave.

 

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