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Menos dinero para consumo en siete de cada 10 familias

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Menos dinero para consumo en siete de cada 10 familias
El 68% de las familias recortó sus gastos cotidianos como producto de la caída del poder adquisitivo

ENCUESTA – Redujeron el presupuesto que destinaban para esto

Un estudio revela que el 68% de los grupos familiares recortó sus gastos cotidianos como consecuencia de la caída del poder adquisitivo

Un sondeo de la consultora Ipsos pone de manifiesto cómo los argentinos achicaron sus presupuestos en diferentes categorías. La relación entre «precios nuevos» y «salarios viejos» es la principal causa. Alimentos, indumentaria y esparcimiento, los rubros más afectados.

En época de alta inflación y con la mayoría de las paritarias aún abiertas, los consumidores se vieron en la obligación de ajustarse el cinturón. Es lo que decidieron nada menos que siete de cada diez familias argentinas, que ya comenzaron a restringir sus presupuestos destinados a compras, según se desprende de un relevamiento de la consultora Ipsos y que publicó Iprofesional.

De acuerdo con este estudio, el 68% de las familias recortó sus gastos cotidianos como consecuencia de la caída del poder adquisitivo.

Se trata de una estrategia defensiva en un contexto de aceleración inflacionaria con salarios que, en su mayoría, han quedado viejos y que corren detrás de los precios.

Un dato elocuente al respecto es el hecho que un 52% de los relevados dijo que la inflación es el principal problema de la Argentina. En la medición previa realizada durante  enero esa proporción era cinco puntos menor.

Está claro que el inicio de 2018, con ajustes en las tarifas de los servicios públicos, incluido el transporte -que hasta aquí había quedado a salvo-, y con los alimentos como uno de los rubros con mayores alzas de precios, golpeó los bolsillos de los consumidores.

En el primer bimestre, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) acumula un alza del 4,2%, con los productos de la canasta básica subiendo incluso una décima por encima.

Desde Radar marcan que el consumo masivo de bienes mostró caídas en 2016 y 2017. Y advierten que  las proyecciones para 2018 también sonnegativas.

Según la consultora, el aumento de las tarifas de los servicios públicos, que obligó a destinar una mayor parte de los ingresos de los hogares, es una de las principales variables que jugó en contra.

El trabajo de Ipsos -entre 677 encuestados de distintos estratos sociales- da cuenta de que el rubro más perjudicado es el que engloba «ropa, calzados y accesorios».

En ese caso, un 72% de los consumidores admitió que achicó el gasto destinado a esa categoría.

Las ventas de indumentaria no logran recuperar la senda del crecimiento: según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en los comercios minoristas las compras cayeron 1,5% en enero de 2018 contra igual mes del año pasado.

Desde la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), el consenso es que en 2018 no se recuperará la demanda sectorial.

La segunda categoría donde más se sintió el ajuste fue en las salidas a comer: un 69% recortó su presupuesto.

Sin dudas, se trata de uno de los «gustos» preferidos por los argentinos, pero también, uno de los nichos más sensibles cuando el poder de compra flaquea.

En tercer lugar aparece el «entretenimiento» -como una salida al cine o al teatro- que también sufrió el achique. Un 67% admitió un ajuste. Para ellos, la opción Netflix se hizo más valedera.

Le siguió el segmento de las «vacaciones y los viajes». Seis de cada diez encuestados afirmó haber hecho un reacomodamiento en los presupuestos para estas actividades.

 

El impacto en el sector más bajo

A la hora de visitar un supermercado, un 50% de los encuestados admitió que compra menos artículos para el hogar, entre los que figuran los productos de limpieza.

Más llamativo es que un 37% dijo que adquiere una menor cantidad de alimentos, lo que habla del fuerte impacto que la inflación tiene en la clase social más postergada.

En relación a estos dos últimos rubros -productos para el hogar y alimentos-, resulta interesante observar la actitud que vienen teniendo los consumidores:

● Un 65% de la gente admitió el cambio de una marca que venía comprando por otra de menor precio, aunque sepa que adquiere algo de menor calidad o un artículo que le gusta menos. Pero que debe resignar por culpa de la caída del poder adquisitivo.

● En línea con esta tendencia, seis de cada diez personas aceptaron el cambio de la marca que venían eligiendo por otra “genérica” o directamente una marca propia del supermercado.

No es casual que las grandes cadenas hayan potenciado sus propias marcas -ampliándola a todos los rubros de la canasta básica- para ofrecerles a sus clientes precios más bajos que las compañías líderes, en el marco de la guerra comercial que las grandes superficies mantienen con los mayoristas.

● En línea con estos datos, la consultora especializada en consumo Kantar WorldPanel detectó que las marcas propias de las cadenas crecieron 12% en volumen durante 2017, y fue el mejor resultado de los últimos tres años.

● A su vez, el 47% de los consumidores directamente aplicó el ajuste comprando presentaciones o paquetes más pequeños de productos alimenticios o de artículos para el hogar.

 

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