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“No me he enriquecido en la función pública”

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“No me he enriquecido en la función pública”

P20-horacio cabezasLuego de cuatro años de ejercer la Intendencia municipal, Horacio Cabezas pronunció su último discurso estando en función oficial. Se trataba del primer intendente municipal elegido por el voto popular luego de la larga y terrible noche de la dictadura cívico militar. Los tiempos en que ocupó la Intendencia no fueron fáciles, no hubo muchos recursos económicos y sí proliferaron los problemas políticos. Aquí recordamos algunas circunstancias que se dieron en oportunidad de aquella despedida oficial.

 

¿Dónde habla el intendente?

En la noche del martes 24 de noviembre 1987 el contador Horacio Cabezas, intendente municipal saliente, pronunció su último discurso ante el Concejo Deliberante realizando un balance de su propia gestión. Pero la alocución no se realizó en la sede legislativa sino en la del Poder Ejecutivo. En esa oportunidad el Concejo Deliberante de la ciudad, luego de cuatro años de funcionamiento, por primera vez constituyó su sesión fuera del ámbito natural de deliberaciones en la sede legislativa de Mitre y Corrientes.

Para ajustarnos a lo que verdaderamente pasó ese día debemos señalar que por la tarde los concejales deliberaron en la casona de calle Mitre. La sesión fue breve, pero acalorada. La bancada justicialista cuestionó duramente a «aquellas personas» que habían puesto trabas para que el intendente pronunciara su discurso de despedida en esa sede. Desde la bancada radical se expresó que sólo algunos de sus integrantes se habían opuesto a ello. En relación a esto EL DIARIO publicó una versión basada en fuentes «del Palacio legislativo» que señaló a Oscar Paradela, Jorge Gómez y Ronald Lombardi como los integrantes del bloque radical que participaron de esa posición. Luego de discutir la cuestión los justicialistas plantearon invitar al intendente para que acudiera al Concejo a pronunciar su discurso. Rápidamente se formó una comisión que de manera inmediata concurrió al domicilio de Cabezas, donde éste agradeció la inquietud pero, dado los aspectos organizativos, prefirió invitar a los legisladores locales a constituirse en la sede del Poder Ejecutivo Municipal. Cuando los concejales regresaron a la sede legislativa aceleraron el trámite de la sesión, votaron sobre tablas los quince despachos que configuraban el Orden del Día, dejando para después la entrega de la distinción al doctor José Corigliano, quien recientemente había sido declarado ciudadano ilustre, como también el descubrimiento de una placa en recuerdo de los sucesos de Semana Santa de ese mismo año. Así fue que la sesión se trasladó a la sede de Santa Fe y Estados Unidos, donde Cabezas se despediría como intendente, ya que el 12 de diciembre asumiría Miguel Angel Veglia, quien había presentado su candidatura por la Unión Cívica Radical.

 

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A la noche, el intendente saliente habló por más de una hora en el Salón de Acuerdos del edificio municipal situado en la esquina formada por las calles Santa Fe y Estados Unidos. EL DIARIO del día 25 señaló que el discurso «fue seguido por un nutrido grupo de políticos, representantes de entidades intermedias y autoridades policiales, militares, educacionales, entre otras, a través de un sistema de circuito cerrado». También se destaca que habló en el marco de una sesión del Concejo Deliberante, que se trasladó al edifico comunal. Las palabras del intendente fueron interrumpidas en una oportunidad por los aplausos, cuando hizo referencia al tendido del Colector 900. El mismo artículo destaca que «los tramos finales de su exposición, los pronunció con voz quebrada y lágrimas en los ojos, emoción que llegó a muchos de los presentes, principalmente a aquellos que en estos cuatros años fueron parte de su gobierno, como su gabinete y concejales.   El primer mandatario electo para el próximo período constitucional, Migue Angel Veglia, siguió la exposición de Cabezas desde el despacho oficial con gesto concentrado, mientras que el resto lo hacía desde los pasillos del edificio municipal o desde el patio, a través de los televisores. Al terminar su discurso, Cabezas recibió calurosos saludos y un ramo de flores; su esposa, Nelly, también fue saludada por varias autoridades invitadas al acto, en tanto creció la emoción entre los concejales del radicalismo y del peronismo que ayer tuvieron su última sesión de tablas. Con un ágape, terminó la ceremonia!»

Resulta difícil, por no decir imposible, que al despedirse un mandatario pueda hablar de todo lo que pasó durante su gestión. Como tampoco puede aquilatar de manera objetiva el valor de su gestión, eso podrá ser valorado mediante otros datos. El funcionario saliente siempre expone otras cuestiones, algunas de manera explícita en su discurso y otras en las maneras y tonos de esa alocución de despedida oficial que no es más que su valoración pública y personal del gobierno que le ha tocado liderar.

Quizás los datos más trascendentales del discurso de Cabezas al dejar la Intendencia sean el hecho de que el mismo se da en el marco de una disputa interna del partido gobernante que, entre otras cuestiones, se expresó en los dimes y diretes acerca de dónde hablaría. Por otra parte EL DIARIO, en su página cinco del miércoles 25 de noviembre de 1987, titula una nota con una frase del propio Cabezas que fue central en el discurso y los años han corroborado la certeza de la misma. Ese titular dice «No me he enriquecido en la función pública, dijo ayer el intendente». Allí expuso un valor central para su forma de entender la política como real manera de servir a la comunidad.

Cabezas señaló que su gobierno fue de «transición», también confirmó que dejaba una deuda de 10.000.000 de australes a la vez que remarcó que la misma no condicionaría al gobierno entrante y «que su origen no es el uso dispendioso de los recursos ni la desidia irresponsable en procurarlos». Recordó que a lo largo de su gestión «se fueron sucediendo circunstancias enmarcadas en una adversidad sin precedentes, de notas inéditas por su amplitud y persistencia de sus efectos» frente a las cuales debió «librar una acción y esfuerzo sólo equivalente al empeño denodado de trabajar para la ciudad y el bien común, ligado férreamente a los principios de la austeridad y a la fe que infunde vida y calor a las obras que se emprenden y a los ideales que se enarbolan». También realizó una reseña de las obras desarrolladas durante su gobierno entre ellas el Colector 900 «obra plenamente ligada a la política de salud cuyos objetivos fueron claramente formulados en nuestro programa de gobierno», recordando que «el requerimiento de esta obra data del año 1967, en que se firma el primer convenio para su realización».

En materia de acción social dijo: «Nuestros programas y realizaciones no han de medirse por la obra física construida… lo que hacen los hombres para lograr mayor justicia distributiva y el más humano tratamiento de los problemas sociales valen tanto o más que los progresos técnicos». También destacó la relación con los centros vecinales y el trabajo de la coordinadora de esos entes, la valorable actividad cultural desde el municipio y, entre otras cuestiones, valoró la participación municipal en el Plan Nacional de Alfabetización.   Por último Cabezas pidió que el pueblo acompañara al intendente que en pocos días se haría cargo de la administración municipal. Así, con humildad, decoro y honestidad se despidió el primer intendente municipal luego de la recuperación de la vida democrática.

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