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Recordar a las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos

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Recordar a las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos

NOTA Nº 534­­­, escribe Jesús Chirino

En la violación de los derechos de otros seres humanos existen mecanismos que se construyen desde el poder. Así es que para someter al semejante se lo desconoce como tal, se lo deshumaniza, se trata de ponerlo en un lugar inferior. Al dejar de considerarlo un igual, el despojador puede cometer su crimen sin sanción, e incluso, ensaya justificaciones para la injusticia que realiza. Es por ello que se construyeron mitos y falsas creencias acerca de la negritud y la africanidad. Todo un ideario acerca de la supremacía “blanca” y la inferioridad “negra”.

Concepciones que no solo permitieron la esclavización de esos seres humanos y el enriquecimiento de quienes desarrollaban ese crimen, sino que aún hoy producen efectos. Por un lado resulta innegable que la trata de esclavos y el legado de la esclavitud constituyen la raíz de situaciones de profundas desigualdades sociales y económicas, odios, fanatismos y prejuicios, que continúan afectando a las personas de ascendencia africana. Como también es verdad, que a muchos argentinos, por ejemplo, no les resulta fácil reconocer que tienen ancestros africanos.

En nuestro país, donde primaron las concepciones eurocentrista y la idealización del sujeto de piel “blanca”, todo lo relacionado a la negritud y a la africanidad ha sido desvalorizado.   Es por ello que reivindicarse afrodescendiente se transforma en una postura política, pues significa pararse ante al poder de los cánones políticos, ideológicos y culturales construidos por los sectores dominantes. De todas maneras, en los últimos años se encuentran sectores que, con diferentes acciones, tratan de recordar el pasado y reivindicar el presente de los afrodescendientes. En sintonía con estos esfuerzos resulta importante recordar que existen algunas fechas conmemorativas para que coincidamos en recordar y honrar la memoria de quienes murieron como consecuencia de la esclavitud, incluso como resultado de los horrores de la travesía del Atlántico y en las revueltas y la resistencia contra la esclavización.

El 25 de marzo es uno de los días elegidos por la comunidad internacional para recordar a las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos. Así fue fijado por la resolución 62/122 de la Asamblea General de Naciones Unidas, en diciembre de 2007. Esta fecha vino a sumarse a la establecida, en 1998, por la Unesco para conmemorar el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, el 23 de agosto de cada año. Esta última fecha fue elegida en recuerdo a lo sucedido durante la noche del 22 al 23 de agosto de 1791, cuando en el territorio de Santo Domingo (actualmente Haití y República Dominicana), comenzó una sublevación que adquirió decisiva importancia en la lucha para abolir el comercio transatlántico de esclavos.

Según datos asumidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 96% de los cautivos procedentes de las costas africanas llegaron hacinados en barcos de esclavos a los puertos de América del Sur y las Islas del Caribe. Se calcula que entre los años 1501 y 1830, cruzaron el Atlántico cuatro africanos por cada europeo que llegó a nuestro continente. La demografía de las Américas en aquella época parecía más una extensión de la diáspora africana que europea. El legado de esta migración se puede ver hoy en día: grandes poblaciones de ascendencia africana que existen en el continente, pero también en las contribuciones que realizaron a las culturas desarrolladas en estos suelos. Solo a modo de ejemplo recordemos algunas palabras que podemos escuchar de manera cotidiana y que provienen de vocablos de las culturas africanas portadas por quienes fueron esclavizados en estas tierras: mina, tango, mucama, mondongo, quilombo, tongo, ganga, banana, bochinche, milonga, mandinga, zamba, mota, maní, marote y la lista podría continuar. Para poner un ejemplo más podemos decir que “tanga” etimológicamente deriva del kumbundu “ntanga” que significa cobertura para tapar algo. Generalmente, se cree que esta palabra comenzó a ser utilizada para designar un traje de baño pero, en realidad, llegó a Sudamérica con los esclavos negros, y designaba la única pieza de vestuario que tenían para cubrir sus partes íntimas.

En nuestra provincia de Córdoba, se asentó un importante grupo de esclavistas con sus crímenes. Aquí debemos señalar que en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban (Sudáfrica) del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2012, declaró a la esclavitud y la trata de esclavos como crímenes de lesa humanidad. Desde nuestro territorio provincial se distribuyeron esclavos hacia las minas de Alto Perú, Cuyo y Chile. Igual muchos de ellos se quedaron en el territorio cordobés trabajando para familias acomodadas en la ciudad capital, en las órdenes religiosas y en los campos. En la zona donde actualmente se ubica Villa María, podemos recordar a los esclavos que vivían en las inmediaciones de lo que actualmente es el Parque Hipólito Yrigoyen, en Villa Nueva, y en la Estancia Yucat.

Cada año, el 25 de marzo, durante el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos debemos homenajear y recordar a aquellos que sufrieron y murieron a manos de este brutal sistema de esclavitud y a la vez tomar conciencia sobre los peligros del racismo y los prejuicios en la actualidad. Fueron más de 15 millones de hombres, mujeres, niños y niñas africanas víctimas de la deplorable trata transatlántica de personas esclavizadas, considerada la mayor migración forzada de la historia.

Sería interesante que en Villa María, nombrada Ciudad de la Memoria, se erigiera un monumento en homenaje a esas víctimas.

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