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Una herida abierta en la Patria Grande

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Una herida abierta en la Patria Grande
Sebastián y Verónica, trabajan para promover la soberanía alimentaria en Venezuela

Entrevista – Sebastián Puente y Verónica Seijas aportan su mirada sobre Venezuela, donde están radicados

Sebastián Puente vivía en Villa Nueva y en 2011, se radicó en Venezuela. Con su mujer, oriunda de ese país, aportan su mirada sobre el difícil contexto que viven en esa tierra paradisíaca que hoy está marcada por un clima de tensión, violencia y escasez

Sebastián Puente (33) nació en Mendoza pero se crió “yendo y viniendo” desde esa provincia a la cordobesa Villa Nueva. Desde allí partió en un viaje para recorrer Sudamérica y actualmente está radicado en Venezuela, concretamente en Mérida, donde formó su familia junto a Verónica Seijas (35). La pareja y sus hijas están de visita por Argentina, donde dialogaron con EL DIARIO sobre la realidad que viven en ese país.

Saben que la información masiva que se difunde en el mundo sobre Venezuela, no se ajusta a la realidad. Pero sí reconocen que hay una crisis profunda, con escasez de productos básicos y los consecuentes saqueos. Además, se vive un clima de violencia política que se recrudece a medida que más se acercan las elecciones.

Al consultarle sobre las causas de esa situación, la pareja enumeró varias razones:

-“Venezuela y Colombia tienen una relación muy estrecha, porque a raíz de la guerra que vivieron en Colombia durante más de 50 años, Venezuela recibió a seis millones de colombianos y los ceduló (los documentó)”, lo que representó un incremento de la población significativo.

-La otra razón, es explicada haciendo un parangón con lo que se vive entre Mendoza y Chile: “Cuando está barato en Argentina vienen los chilenos a Mendoza a comprar; y lo mismo cuándo es al revés”, indicaron. “El Estado de Venezuela ofrece artículos de primera necesidad a precios muy rebajados, porque han tratado de que todos, hasta los más pobres, tengan acceso a esos productos. Pero qué pasa, mucha gente lleva a Colombia los artículos que compra en Venezuela y los vende allá, obteniendo grandes ganancias. Te voy a dar un ejemplo, la gasolina, que en Venezuela vale 0,50 dólares los 50 litros, la cruzan por la frontera y allí le dan 100 dólares. Esto ha creado una cultura, digámosle, un poco pirata. Porque mucha gente se plantea para qué trabajar si así, haciendo el ‘bachaqueo’ (es el nombre de una hormiga) se gana más”, indicaron.

-El otro tema, más complejo y enraizado es la profunda diferencia política y de clases que hay en ese país. “El Estado, con esa política de garantizar los productos de primera necesidad a todo el pueblo, subsidia con un dólar muy barato a los importadores de alimentos y de otros productos de primera necesidad. Muchos de ellos, como el candidato de la derecha Lorenzo Mendoza, se beneficia con ese dólar y en lugar de distribuir los alimentos en función de sus costos, los ponen a precios exhorbitantes y como hay escasez, la gente los busca igual. Pero son ellos mismos los que los retienen. Se han descubierto galpones y fosas con toneladas de mercadería, incluso vencida, que ha sido acaparada por estos sectores para que no llegue a la gente y así generar caos y por supuesto, ganancias para ellos”, dijeron. Esto pasa con todo: pastillas anticonceptivas, alimentos, papel higiénico, medicamentos. “La escasez es por etapas, una vez es un elemento, otra vez otro, pero se va generando un estado de tensión, que resulta ser la semilla del caos”, agregaron, haciendo una salvedad: “Jamás faltó el licor, la cerveza, que distribuye de manera oligopólica Lorenzo Mendoza”.

-Y finalmente, hay “una sanción de Estados Unidos, al estilo de lo que hicieron con Cuba, que es macabra, dado que sancionan a los países que le vendan medicamentos específicos a Venezuela”.

Y lo más doloroso, según la óptica de Sebastián y Verónica, es que en ese contexto, ven cómo el mismo partido de gobierno tiene enquistada una corrupción que hasta el momento, lleva investigado a 40 mil funcionarios. “Toda la directiva de PVDSA (Petróleo de Venezuela, Sociedad Anónima) está presa. Gracias a que hay un fiscal que investiga en serio, se pudo descubrir toda esa corrupción. Esperamos que pueda llegar a fondo, aunque debemos confesar que tememos por la vida de ese fiscal. Los atentados que sufren son tantos, que ya ni son noticia”.

Por otra parte, y también desde una óptica crítica al chavismo, hablan de los negocios del poder: “Como dijimos antes, el negocio de los importadores es la diferencia del dólar, y hay mucha gente del partido de (Nicolás) Maduro que abre importadoras para participar del negocio, sin garantizar que llegue la comida a la gente”, plantearon.

Entienden que el pueblo, aún el que saquea, es chavista. “Antes de Chávez, el 80% de la población vivía en condiciones deplorables, mientras que el 20% restante nadaba en lujos. Sin clase media, estaban los barrios, y el centro con los ricos. El Gobierno chavista empezó a recomponer esa situación. Entregaron cuatro millones y medios de casas equipadas”, dijo, por dar un ejemplo de la política social.

Recordaron que Sebastián llegó a ese país en 2011. “Veníamos de estar nueve meses en Colombia y pudimos notar las diferencias. En Venezuela hacés unas cuadras y hay un espacio cultural o una cancha de básquet, es decir, un estado presente, se veía la inversión social”, dijo.

Entienden que tras la muerte de Hugo Chávez, su sucesor no pudo cargar con tamaña responsabilidad: “Maduro es un dirigente serio, pero creo que se estudió el personaje para ser Chávez, estar en sus pantalones, ser como su hijo. Pero no le salió”, concluyeron.

 

La crisis, una oportunidad

Verónica y Sebastián trabajan en un “conuco” o chacra, donde labran la tierra para producir el alimento que consumen.

Promueven la cultura de la soberanía alimentaria en las comunidades y Verónica integra el grupo “Guardianes de Semillas”.

En plena prosperidad, cuando hablaban de la necesidad de producir alimentos en las familias, eran vistos “como raros”.

Entienden que hoy, en ese contesto de escasez, “se presenta una gran oportunidad para retomar esos saberes ancestrales. “Vemos que ahora, la gente lo toma un poco más en serio, revaloriza lo que tiene. Si falta harina refinada, hacés tus arepas con yuca o remolacha. Es el Caribe, se puede sembrar”.

 

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